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Las Tunas.- Durante 15 temporadas, Andrés de la Cruz Matos encarnó la metáfora perfecta, la personificación del apelativo indígena con el que se conoce al equipo de béisbol de Guantánamo.

El “Caciquito", como le conocen todos en la pelota cubana, había nacido a mediados de los años 80 muy cerca de la pequeña comunidad de La Caridad de los Indios, perteneciente al municipio de Manuel Tames, un sitio célebre por sus raíces directas con los últimos aborígenes de la Isla.

“En Pinar de Ceiba, donde yo nací, un lugar próximo a La Caridad de los Indios, había un campo de pelota cerca de mi casa y los muchachos del barrio íbamos todas las tardes a jugar. Más adelante, con trece años, entré a la Escuela de Iniciación Deportiva Rafael Freyre y en el 2004 tuve la oportunidad de participar en un Campeonato Panamericano”, había declarado a la prensa de su provincia de origen.

“Maticos”, como también le llaman quienes mejor lo conocen, se convirtió rápidamente en un pelotero de muchas posibilidades y ya en la propia campaña 2004-2005 debutó en series nacionales con la escuadra guantanamera.

Su historia con los Indios es bien conocida y, en el momento en que inexplicablemente quedó fuera de la preselección del Guaso de cara a la 59 Serie Nacional, era ya uno de los referentes de ese elenco.
“Me excluyeron de la preselección del equipo de Guantánamo sin motivo alguno. Obvio que es un acto de injusticia contra mí, creo que debía continuar en ese equipo porque me lo he ganado, me he sacrificado para mantenerme y mi rendimiento ha sido bueno. Gracias a las personas que piden mi regreso y me apoyan”, escribió entonces el jugador en su perfil de Facebook.

Sin embargo, ningún reclamo fue suficiente y las autoridades del béisbol guantanamero entendieron que a sus 34 años era hora de que le diera paso a figuras de más futuro.

“Ante la situación en la que me encontré, sin equipo, llamé al comisionado de Las Tunas y al director, Pablo Civil, y ellos me acogieron de inmediato. Me siento muy bien, contento de estar con los campeones nacionales”, comentaba De la Cruz a comienzos de junio de 2019, en declaraciones a la prensa tunera.

EL MEJOR AÑO DE SU VIDA

Si bien en sus dos últimos campeonatos con los Indios había exhibido promedios ofensivos de 301 y 310, el debut con Las Tunas llevó al Caciquito a conseguir los mejores números de toda su carrera.
Su llegada a los Leñadores, un equipo ya consolidado que venía de ser campeón, le quitó por fin el pesado fardo de liderar a un conjunto como el de Guantánamo, con talento individual, pero de muy mal rendimiento colectivo.

Fue una suerte de liberación y así lo reflejó su desempeño sobre el terreno de juego. En 70 partidos jugados de la temporada 2019-2020, Andrés de la Cruz rompió varios de sus récords personales: promedio ofensivo (342), average de embasado (398), slugging (461) y OPS (859).

Un año más tarde, aunque sus estadísticas globales descendieron un poco, volvió a conseguir nuevas marcas individuales con 42 carreras anotadas y 21 dobletes en 82 partidos.

Lejos de su familia, en ocasiones sin todas las comodidades para permanecer en el Balcón de Oriente, el jugador se las arregla para mostrar siempre la misma buena disposición, y seguramente por eso despierta tanta simpatía entre quienes han llegado a conocerlo. Sencillez, seriedad y sacrificio son algunos de los adjetivos a los que lo suelen asociar cuando el periodista se acerca a indagar.

Con todo, no deja de ser un reto grande el cambio de entorno, que dura ya tres años. Y, quizás por eso, más de una vez ha debido lidiar con pasajes de bajo rendimiento, como el inicio de la 61 Serie Nacional.

“Tuve una primera mitad de campeonato muy mala, que prácticamente no era yo. Y entonces me senté a reflexionar qué estaba haciendo mal, con los entrenadores, en la práctica de bateo, traté de encontrarme y ya ven, los resultados están saliendo. Yo me siento bastante contento porque ya estoy por encima de 300 y así mejora mi rendimiento personal, pero también puedo aportar y contribuir al equipo, que para mí siempre es lo más importante”, aseguró De la Cruz tras completar esta semana la subserie ante los Piratas de Isla de la Juventud.

Ahora mismo, el Caciquito es el bateador más en forma del equipo de Las Tunas. En las últimas cinco subseries, bateó de 47-22 y su promedio ofensivo fue de 468, con ocho dobletes, un vuelacercas, 10 anotadas y nueve impulsadas en 14 partidos. La formidable reacción del guantanamero le había permitido elevar su average, que llegó a estar por debajo de 230, hasta el excelente 321 que exhibe en este instante.

Especialmente ajustado estuvo ante los Huracanes de Mayabeque, a quienes les produjo de 11-8 (727), con par de dobles, cinco anotadas y cuatro impulsadas en tres encuentros. Frente a los Piratas, en duelo de esta semana en el “Mella", se fue de 11-5, con tres remolques y su primer cuadrangular de la temporada. Los Cocodrilos de Matanzas (12-4/333/2 2B) y los Leones de Industriales (9-4/444/2CI) también sufrieron su despertar ofensivo.

“Yo voy a estar siempre agradecido a la dirección del equipo y a la Comisión Provincial, porque cuando yo pensé que se acababa mi carrera deportiva, llamé aquí y me abrieron las puertas para continuar”, agregó el muchacho que a sus 37 años sigue teniendo futuro en Las Tunas, una tierra de acogida en la que poco a poco ha ido encontrando su sitio.

*Con información de Gretel Yanet Tamayo Velázquez y Viviana González Balbén.