multicultivador
Las Tunas.- Yoleisis Rivero Peña aprovecha la sombra de uno de los frondosos árboles que tiene en sus tierras, allá en la zona de Canistel 3 o Río Abajo, como también se le conoce. Y mientras seca el sudor que desciende con rapidez de su frente, mira hacia el campo, cuya mitad ya está roturada.

Luego enfoca sus ojos al cielo, en espera de las lluvias que puedan caer, porque todavía no dispone de sistemas de riego y tampoco tiene cerca reservorios de agua. Calcula el tiempo que le resta para culminar la faena y se pregunta cómo aligerar las labores para hacerlas más rápido.

Hubiera querido tener un tractor para terminar en media mañana; pero aun encontrándolo, le falta el combustible. Sus bueyes apenas dan abasto y no hay más remedio que volver al campo y seguir roturando al sol y con el cansancio a cuestas.

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Yoleisis Rivero PenaEsto pasó hace varios meses y Yoleisis se desvelaba en las madrugadas, no solo para cuidar a sus animales de un posible ladrón, sino para buscar una solución que perdurara y aliviara el dolor de espalda y, de paso, el agotamiento de sus reses.

Esa es la génesis del multiplicador de tracción animal que diseñó en pocas horas y fabricó con materia prima en desuso. En la actualidad es la atracción de otros asociados a la cooperativa de créditos y servicios Gerardo Antonio, del municipio de Majibacoa.
“La idea surgió analizando el trabajo que pasaba para hacer todo mediante las técnicas de cultivo tradicionales. Porque de verdad que era difícil para mí y los animales, un día, y otro, y otro, al sol, amenazando lluvia, en cualquier horario.

“Para que entiendan exactamente lo que realicé, imaginen un tractor que puede roturar la tierra, sembrar, limpiar y hacer otras funciones, porque tiene una familia de implementos. Pues es lo mismo, pero con bueyes”.

Este campesino buscaba humanizar el trabajo del productor y lo logró; incluso, “hay otra cosa, mi inventico protege al medio ambiente porque recicla materiales inutilizados y ayuda a conservar los suelos.

“Tiene 12 implementos como gradas múltiples, surcador sencillo y cultivadora. En cuatro horas puede cultivar una hectárea y de la manera habitual, en un día entero, solo se acaba la mitad. Así que es considerable el ahorro de tiempo y esfuerzo.

“Súmele que en mi equipo voy sentado y bajo techo. Y si fuera poco, puede trabajarse doble jornada, porque se cambia la yunta de bueyes y ya. Ojalá se generalice porque es fácil de hacer y lo que se necesita son electrodos y recursos disponibles en técnicas obsoletas”.

Según los expertos, el costo total es de mil 158 pesos, incluyendo la electricidad para la soldadura y el pago de siete jornadas laborales. Además, disminuye el trabajo manual hasta en un 95 por ciento y permite el ahorro de combustible de 25 litros por hectárea.

Esta innovación es parte del quehacer de Rivero Peña; pero en su bregar diario hay otras tareas. Tiene más de 15 hectáreas en usufructo, dedicadas en su mayoría a la crianza de 50 cabezas de ganado y entrega cerca de 40 litros de leche cada jornada, pues ahora solo tiene seis vacas paridas.

Aunque siembra en secano, dedica una parte de la finca a los cultivos varios, especialmente yuca y plátano burro. Hoy se le hace más fácil, porque entre tantas ideas que llegaron a su mente, mezcló las mejores y diseñó ese equipo que es su más fiel aliado.

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