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Jobabo, Las Tunas.- Tradicionalmente, las vacas de Las Tunas han comido la hierba que crece en los potreros y para complementar su nutrición siempre se dispuso de miel de purga, pienso industrial y otros alimentos, lo que unido a una amplia disponibilidad de medicamentos veterinarios, era el “paraíso” para los ganaderos.

Al arreciar el bloqueo estadounidense contra Cuba fue un apretón de tuercas para la actividad, por lo que se incrementaron las muertes y disminuyeron los indicadores productivos, especialmente de carne y leche, además de un decrecimiento de la masa.
Súmense las intensas sequías que, de manera cíclica, afectan al territorio tunero y la lenta incorporación de los productores del sector estatal y el privado a lo que constituye una urgencia: Para que las vacas coman, hay que sembrar sus alimentos. No quedan más opciones.
pienso4En torno a esto se ponen en prácticas varias iniciativas como la fábrica Jobipienso, de la Empresa Integral Agropecuaria Las Tunas, en la que se hace pienso industrial -con un balance nacional de materias primas- y pienso criollo con plantas proteicas y forrajeras.
Nólbert Martínez Gamboa, técnico de la entidad, explicó que las principales variedades que procesan en la pequeña industria del municipio de Jobabo son la morera, moringa y tithonia, aunque también trabajan con canavalia, King grass y caña de azúcar.
“El alimento que producimos se destina, en su totalidad al ganado vacuno, como un suplemento para su nutrición. En los potreros comen pastos cultivados o naturales y en los lugares de descanso se les suministra un porcentaje de ese pienso.pienso1
“Nuestra fábrica tiene una capacidad instalada de 10 toneladas, pero por diferentes razones solo hacemos una o dos toneladas diarias de harina de plantas proteicas”.
Apenas ocho trabajadores producen el pienso criollo que se comercializa para las bases productivas de seis municipios, aunque son parte importante de dicha labor otros 12 obreros de la parte agrícola, responsables de dos fincas de 20 hectáreas cada una.
“Nosotros tenemos una ventaja y es que producimos la materia prima que utilizamos. También procesamos parte de lo que se siembra en otras zonas de la provincia”.
Por su alto contenido de nutrientes, el producto final de Jobipienso no solo es un aporte durante los meses comprendidos en el período seco, sino que constituye un importante apoyo para el programa de engorde de las reses y el incremento de la producción lechera.
Esa alternativa incide favorablemente en la soberanía alimentaria del país, la que prevé garantizar la nutrición del ganado mayor a la vez que se evite el gasto de unos 550 millones de dólares por concepto de alimento animal comprado en el extranjero.

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Nolbert Martínez Gamboa Foto Tania Ramírez RiveroNolbert Martínez Gamboa. Foto: Tania Ramírez.