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Las Tunas.- Cuando advirtió, los ojitos apagados de su pequeño y una quietud inusitada supo que algo no andaba bien. Al tocarle la frente sintió una ligera calentura. Le administró un analgésico, pero esa noche no pegó el ojo, sobre todo, porque el padre del niño jornadas anteriores había resultado positivo a la Covid-19. Al día siguiente, un test de antígeno le confirmó las sospechosas y terminó en un centro de aislamiento sosteniendo la mano de su pequeño, que temeroso no paraba de hacer preguntas.

Pero los miedos del niño eran ínfimos comparados con los de su madre. Ella confiesa que nunca antes había experimentado una angustia parecida, porque su hijo siempre gozó de buena salud. Quizás por eso, y por todo lo que representa esa enfermedad, aquello le resultó demasiado difícil, y aún no logra recuperarse del todo. “Fueron días muy duros -dice mientras una lágrima recorre su mejilla- y no deseo que nadie pase por eso.

“Una escucha mucha información y del riesgo e, incluso, llegas a pensar que eres estricta en los cuidados, pero este virus aprovecha el mínimo desliz. Recuerdo que el papá lo visitó y conversaron por un largo tiempo. Él venía de la calle y seguro ya estaba contagiado o traía el virus impregnado en la ropa, ¡vaya usted a saber!, evidentemente nos descuidamos.

“Mi consejo es que extremen las medidas para que no se vean en ese lugar. Al final, las consecuencias la pagan los más frágiles, nuestros ancianos y niños. Y créanme, la enfermedad se va, pero el miedo se queda pegado por mucho tiempo más”.

Lamentablemente, en Las Tunas no son pocas las familias que ya han vivido experiencias similares a la de esta madre, que contó su historia desde el anonimato. En los últimos meses ha incrementado la incidencia de pacientes positivos en edades pediátricas, y desde que inició la pandemia son más de dos mil 240 confirmados; de ellos, casi 400 activos.

Más preocupante aún es que, con respecto a los inicios de agosto, la cantidad de pacientes pediátricos contagiados con el SARS-CoV-2 subió aproximadamente en un dos por ciento. Esto quiere decir que, en menos de un mes, su cantidad prácticamente se triplicó; pero frente al acumulado existente a mediados de julio, entonces ese total equivale a un crecimiento de casi un cuatro por ciento, lo que significa un ascenso de alrededor de cinco veces.

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HOTEL LAS TUNAS SE VISTE DE HOSPITAL PEDIÁTRICO

Otra vez el hotel Las Tunas asume un gran de desafío, pues ya ultima los detalles para funcionar como una extensión del Hospital Pediátrico, debido al alza de diagnosticados menores de 18 años. Antes, la instalación acogió la vigilancia del personal que salía de la zona roja, una experiencia que, seguramente, servirá de referencia en la nueva misión.

El pediatra Jorge Luis Riquene Hidalgo explicó que especialistas en la atención a los infantes realizarán guardias de 24 horas, y aseguró que esta decisión permitirá mejorar la calidad en las prestaciones, en momentos en que aumenta el número de enfermos y se agotan las capacidades en el "Mártires de Las Tunas".

Hasta el momento, los niños de 1 a 3 años son trasladados hacia la Universidad de Ciencias Médicas, los mayores de esas edades ingresan en otros centros de aislamiento, mientras que los infantes con comorbilidades (diabéticos, cardiópatas, oncológicos...) sin importar la edad, reciben la asistencia en el Pediátrico al igual que los lactantes positivos o sospechosos.

“En nuestro país todo niño menor de 12 años tiene que ingresar en el hospital o en las instalaciones que funcionan al efecto. No obstante, una vez que inicien las prestaciones en el hotel habrá la posibilidad de ingresar a toda esta población”, acotó.

El protocolo nacional para el tratamiento de la Covid-19 en Pediatría establece para los menores de 3 años el uso del interferón humano alfa 2b recombinante liofilizado, y a partir de esa edad y hasta los 12 años, el mismo medicamento en su formulación líquida, y los mayores el nasalferón. “Tenemos la disponibilidad de los inyectables para nuestros niños y los que no puedan usarlas se les administra la Biomodulina T”.

Por estos días no son pocas las personas en busca de la azitromicina y de otros antibióticos cuando enferma un menor. Sin embargo, aclara el especialista, “podemos contar los niños en los que hemos tenido la necesidad de emplear este tipo de fármacos y casi nunca por la Covid-19, sino por otras enfermedades que el niño padece en ese momento, como una otitis media aguda.

"Nuestra provincia ha reportado muy pocos niños graves por Covid-19 y en este momento tenemos una paciente en la Terapia Intensiva por esa causa. Algunos han llegado a ese servicio por otros padecimientos y, además, resultan positivos en el PCR que se les realiza al ingresar a la sala”.

SIN PERDER TIEMPO

Los síntomas de la Covid-19 van más allá de los respiratorios, pues los infantes también pueden presentar malestar general, fiebre, diarreas, vómitos…e, incluso, convulsiones, alertó el galeno.

Es difícil que los más pequeños refieran a sus padres la pérdida del olfato y del gusto. Los menores de un año casi siempre se detectan a partir del diagnóstico positivo de la madre o de un familiar muy cercano. Sin embargo, es importante vigilar los signos como un llanto persistente, mayor inquietud, pérdida del apetito…

Ante la presencia de algunas de las manifestaciones las familias deben acudir a los consultorios o cuerpos de Guardia de infecciones respiratorias de los policlínicos y consultas habilitadas en las áreas de Salud.

“Aunque la evolución en los niños es más benigna que en el adulto, siempre debemos pensar que se nos pueden complicar”, insistió.
Respecto a las secuelas en estas edades, explicó que los más chicos pueden sufrir alteraciones por permanecer mucho tiempo en un ambiente diferente al habitual, pero suelen ser más significativas las afectaciones psicológicas en los adolescentes, los cuales ya tienen un mayor conocimiento sobre la enfermedad y las posibles consecuencias.

GANAR EN PERCEPCIÓN DE RIESGO

El galeno insistió en la necesidad de cuidar a los infantes tanto dentro como fuera del hogar. En ocasiones, dijo, los padres andan con el nasobuco en la calle y como el niño es pequeño no le colocan este vital medio de protección. A veces llegan y sin lavar las manos tocan al menor y este lleva sus manos a la boca y ocurre el contagio en la propia casa.

Lo primero es evitar que los adultos lleven la infección a la vivienda y extremar todas las medidas, como el lavado frecuente de las manos y el distanciamiento físico de nuestros niños, sobre todo, si la persona es sospechosa o positiva a la Covid-19.

Por su parte, la doctora Mairelis Rivero Batista, pediatra de la Sección Materno Infantil de la provincia, expuso que en los últimos meses ha existido un alza de menores de 1 año contagiados por el coronavirus. Toda medida es poca dentro del hogar para proteger a los lactantes. Hay que restringir la visita de los familiares aun cuando sabemos que en esta etapa las personas quieren constatar el desarrollo del bebé, pero eso debe dejarse para más adelante.

“Una madre contagiada puede lactar al bebé, pues la leche materna es una vacuna natural y lo protege. Es importante acotar que estas mujeres ingresan en un centro de aislamiento si el bebé es negativo a un test de antígeno, pero si es positivo pasan al Pediátrico”.

Si algo resulta doloroso y perturbador es tener a un niño enfermo, y aunque hoy circulan nuevas variantes del virus, en nuestras manos está la posibilidad de evitar los contagios. Las conocidas medidas, ahora mismo, junto al avance de la vacunación, son la principal carta de triunfo.