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Ingeniero agrónomo Grabiel Prieto Sánchez

Las Tunas.- Dicen quienes lo conocen que cuando anda con el loco despierto hay que prepararse para lo que viene: un reto difícil. Aunque ese no es el mayor problema. Las complicaciones están en que al loco es por lo que le dé, y siempre le da.

"Bueno, un día tuve la decisión de hacer un baño decoroso en mi granja. Era un cuarto lleno de papeles viejos, de comején, lleno de suciedad. Y una compañera que trabajaba en el control técnico de la granja me dijo: '¿Qué vas a hacer ahí?'. Y le respondo: 'Un baño'. Entonces contestó: 'Es verdad que al loco es por lo que le dé'. Y es una frase que se fue generalizando a partir de otro día en que sembramos yucas en la Vaquería 9 sin condiciones, con malas tierras y, sin embargo, logramos una buena cosecha.

"Soy arrestado para las cosas y lo que me propongo tiene que ser imposible para no lograrlo. De ahí que la granja Santa María tenga de todo. Esa frase no la veo como algo irrespetuoso, al contrario, la considero un reto que un día me impusieron para hacerlo todo mejor".

El loco de esta historia, que de loco solo tiene la fuerza y el impulso para hacer, se nombra Grabiel Prieto Sánchez, un ingeniero agrónomo de 54 años de edad, que se desempeñaba como director de la granja agropecuaria Santa María, a unos 11 kilómetros de la ciudad de Las Tunas, entre Veguita y Río Blanco, y lo hacía hasta ahora mismo cuando recibe el cargo de director de ganadería de la Empresa Agropecuaria en el municipio cabecera, por sus excelentes resultados en su ya larga hoja de servicios.

A Santa María llegó allá por el 2015, cuando la granja pasaba por una situación compleja y difícil, en un momento de transformaciones en la agricultura y lo enviaron para que arreglara todo lo que andaba mal; desde entonces hay que reconocer todo cuanto se ha hecho.

"Cuando miro a Santa María desde que entré hasta ahora que me voy, puedo decir sin autosuficiencia que ni yo me creo las cosas que logramos. Se mejoró en el abasto de agua para el ganado, en la siembra de pastos y forrajes, en lo socioadministrativo, en la atención a la comunidad, que era silenciada anteriormente, lo único que se escuchaba era el pito del tren, y hoy no es así, se siente ese ambiente. No hay una tarea, una obra en esa comunidad en la que no esté presente la granja, de protagonista".

Prieto, como todos le dicen, nació en Lagunas de Varona, un lugar histórico y, para él, emblemático porque su niñez fue linda, con sus padres y dos hermanos, por aquellos montes colmados de vegetación y la confluencia de dos ríos que eran un encanto.

"Lagunas de Varona es un lugar maravilloso, monte, monte, mucha vegetación y aquellos dos ríos que se cruzaban. Mi infancia fue de niño de campo, con una familia muy humilde. Éramos cinco, mi padre ordeñador era el único que trabajaba; arreglados a pobres siempre tuvimos zapatos y la ropita que ponernos. Me hice ganadero por mi padre, esa es la verdad".

¿Cómo se decide por la Agronomía?

"Me hice agrónomo gracias a un señor que me obligó a hacerme ingeniero. Se llama Nelson Rae, un directivo de la ganadería, porque fui trabajador de él en la Cuenca Lechera, donde me desempeñé de jefe de Producción de la empresa. Siempre me decía que tenía que superarme, porque yo era un jefe que mandaba a ingenieros y no podía ser solo un técnico que es lo que había estudiado, precisamente en Agronomía. Había pasado varias escuelas, pero un día Nelson me dijo que tenía que estudiar y, soy ingeniero gracias a él".

¿Cómo llega a la dirección de la granja Santa María?

"Desde que comencé a trabajar siempre fue en la zona de Fraga, donde laboré por más de 20 años, y un día tuve que ser el jefe de Producción de una Unidad Básica de Producción Cooperativa. En eso Nelson Rae entra a la empresa y me plantea la necesidad de que me fuera a trabajar a la zona de Becerra, a la cooperativa Carlos Sosa Ballester, con serios problemas en su funcionamiento.

"Allá me fui y estuve unos dos años con unos resultados extraordinarios. Esa cooperativa marcó mi vida como dirigente, me enseñó que todo se podía lograr, y que no había gente mala; a quienes trabajan en la agricultura y en la ganadería los considero gente buena, porque están expuestos a condiciones muy difíciles y si los diriges bien, puedes lograr todo. Luego paso para la granja Veguita, en medio de una sequía muy grande. Me envían a la zona de Manatí, y finalmente a la granja Santa María que tenía dificultades en su funcionamiento.

"Así es como transcurre mi vida; en todos los lugares donde he estado he dado lo mejor de mí, les he tenido mucho amor y la granja Santa María se ganó mi amor; y por esa granja vivía, aunque siempre buscaba el tiempo para dedicarlo a mi familia, pues tengo a mi esposa y tres hijos".

Después de entregarle el alma a Santa María, como pago a su padre, a su familia, a Nelson Rae, ahora asume un reto mayor: la Empresa Agropecuaria del municipio de Las Tunas. Porque como hombre de monte al monte se debe, y eso representa uno de sus grandes tesoros.