Así dejé de fumar
Las Tunas.- En junio hará siete años que no fumo. Antes de lograr esta marca personal de abstinencia nicotínica -confío en que sea irreversible- lo intenté ni se sabe cuántas veces. Siempre recaí por culpa del cafecito mañanero o del traguito del sábado. Al volver a las andadas recordaba una frase del famoso humorista norteamericano Mark Twain: «Dejar de fumar es muy fácil. Yo dejé de hacerlo como 100 veces».
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Las Tunas.- No recuerda con exactitud la primera vez que llevó un cigarro a la boca. En ese entonces, era solo un entretenimiento de muchachos a escondidas de los adultos. "Comencé con uno o dos -recuerda- y poco a poco sentí la necesidad de fumarme muchos más, a veces una cajetilla diaria no satisfacía mis deseos, pero paraba por cuestiones económicas".
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Humberto comenzó a fumar muy joven; al principio fue la presión del grupo y después la necesidad de impresionar a las chicas. Aquello que comenzó como un juego, con el tiempo se convirtió en una adicción. Así pasó más de cuatro décadas esclavizado a un cigarro. Nunca escuchó consejos. Dicen que el cáncer le arrebató la vida, pero en realidad él trazó su propio destino.