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Tomado de Internet

Las Tunas.- ¡Ah, los vecinos, nuestros hermanos más cercanos! Qué gran bendición es contar con esas personas a nuestro alrededor para apoyarnos cada vez que lo necesitemos. Pero, no me negará que existen algunos que se las traen... y se las llevan. Le propongo hacer un viajecito al "universo de los vecinos", tal vez usted reconozca alguno por ahí. Comenzamos.

Primeramente, tenemos al vecino almacén, ese que por suerte siempre tiene todo a la mano, ¡y de qué manera! Cuando el barrio entero anda anhelando tres gotitas de aceite para el pan de los muchachos, él sale al portal muy orondo, con su enorme plato de platanitos fritos. Y es entonces cuando recuerdas que si en estos días quieres comer plátanos fritos, pues... estás frito.

Este es como el gerente vecino de Pánfilo, que cada tres meses debe hacerle una reparación a su casita, aunque en un cuarto de esa casita quepa la mía completa. Lo bueno es que muchos siempre están dispuestos a ayudar a los más cercanos. Y si hay que aportar para la caldosa del Comité, pues ni se diga, esa colaboración es primordial. Ahí es cuando moradores de las barriadas aledañas se cuelan en nuestra fiesta. Esa caldosa en la que "almacén" colaboró nadie se la pierde.

Sin embargo, también está el "despensa vacía". Ese sí que necesita la ayuda de la cuadra para hacer el potaje. A usted le pidió un ají pimiento grande, sí porque los chiquiticos cachucha que son más baratos le causan gastritis. A mí, tres dientecitos de ajo, que con el precio que tienen las cabezas es como si pusieran la tuya en la guillotina. Peor salió Josefita, a ella fueron ¡dos dedos de aceite! Con esa petición a Josefita le subió y le bajó el aceite interior. Así, a costa de todos, "despensa vacía" hizo tremendo guiso.

Lo más bonito es que hoy pidió especias, pero mañana será una hebra de hilo violeta, pasado un lapicero verde, luego un brillo de labios de menta...

¿Y qué me dice de "cámara de seguridad"? Ese lo capta todo, de aquí y del más allá. No importa si la conversación que tuvimos en el portal fue por lenguaje de señas o en jerigonzas, olvídese, este colega lo interceptó todo. No haga nada sospechoso cerca de este personaje, consejo sano.

Un camarada fiel es el vecino "emisora". No tienes datos móviles para mirar Revolico? ¿No hay corriente para ver el noticiero? ¿No has podido enterarte de a qué bodega le toca el pollo hoy? Tranquilo, "emisora" te pone al tanto, y gratis. Ese sí que está bien informado. Pregúntele, pregúntele sin pena, sabe de todo, y de lo que aún no ha ocurrido, él le brinda los mejores vaticinios. Claro, muchas veces comienza con las frasecitas clásicas: "Yo no soy chismosaaa, pero de que lo vi, lo vi...", "a mí no me creas, pero yo estoy segura de que esta vez no regresa...".

Alegría es contar con el vecino "enciclopedia", esa persona intelectual, sabia, siempre con un buen consejo o una excelente recomendación. Ese al que los chicos van a visitar para que los ayude con las carticas de amor. El encargado de elaborar los comunicados en los actos del CDR. Pero también el que tiene complejo de psicólogo y te suelta un discurso porque regañaste al niño, y todo porque le prohibiste al nene jugar a la pelota con tu figura de cristal favorita.

Mas no podían quedarse atrás los pequeñitos. Esos encargados de darle alegría a la vecindad. Solo que los hay con una capacidad enorme de alterarte. ¡A que ya sabe a quiénes me refiero, eh! Qué dolor cuando usted está "rompiéndose la cabeza" mientras hace el informe de mañana y ahí está el vecinito: "Betty, dice mi mamá que me ayudes con la tarea, búscame en tu computadora de qué material están hechos los bloques". Justo en ese instante deseas que te caiga un bloque encima, paciencia, es tu vecinito.

Y como estos hay otros más. No obstante, es bueno contar con nuestros vecinos, aún con las cualidades de cada uno. Todos ellos constituyen parte de nuestra vida, de esa mezcla que son nuestros barrios; y todas estas características forman nuestra idiosincracia. La sociedad cubana es un gran ajiaco. Por tanto, quiera a sus vecinos, ayúdelos y siéntase dichoso de tenerlos. En este mundo todos nos necesitamos.