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La Habana.- Mientras todas las miradas del mundo se centran en la rápida y letal expansión de un nuevo virus, el SARS-CoV-2, causante de la enfermedad Covid-19; una epidemia silenciosa, pero conocida y prevenible, continúa causando muertes en todo el orbe.

Se trata del tabaquismo, que según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), termina cada año con la vida de más de ocho millones de personas. La mayoría de ellos son fumadores; sin embargo, más de un millón fallecen a causa del humo ajeno al que están expuestos.

Desde pequeños escuchamos una y otra vez lo perjudicial que resulta esta práctica para la salud, no solo la del fumador, sino también la de todos los que lo rodean, incluso, la de inocentes que aun ni siquiera han abierto sus ojos al mundo.

Y es que muchas embarazas ignoran las recomendaciones médicas e insisten en mantener esa adicción o permanecen cerca de personas que fuman, lo cual implica un riesgo para su vida y la del bebé.

Las fumadoras tienen mayor riesgo de presentar abortos o complicaciones durante el embarazo y el parto. Sus bebés suelen nacer con menos peso, lo que se asocia a mayor riesgo de fallecimiento y enfermedades tanto en el periodo de lactancia como en la primera infancia.

En muchas ocasiones, estos se ven expuestos desde el útero a las toxinas del humo de tabaco, por lo que pueden experimentar con frecuencia una disminución del crecimiento de los pulmones y de la función pulmonar, alerta la OMS.

A lo largo de su vida corren el riesgo de agravamiento del asma, la neumonía y la bronquitis, así como infecciones frecuentes de las vías respiratorias inferiores.
Según expertos, se calcula que más de 160 mil niños mueren antes de cumplir cinco años por infecciones de las vías respiratorias inferiores causadas por la exposición al humo de tabaco.

TODO COMIENZA COMO UN JUEGO

Para muchos adolescentes fumar es una moda, se trata de la incursión en una práctica desconocida y prohibida, que a los ojos del grupo pudiera resultar atrevida. Los especialistas señalan que es un intento de rebeldía y poca percepción de riesgo propio de la edad.

Con el paso del tiempo, eso que comenzó como un juego se va haciendo habitual y puede convertirse en un vicio, con múltiples consecuencias.

Pueden ser evidentes a simple vista aspectos como bajo peso corporal, envejecimiento de la piel, arrugas prematuras, dientes amarillos, mal aliento y enfermedades periodontales; pero también daños en el sistema inmunológico.

Estudios indican que el consumo de tabaco es el principal factor de riesgo de cáncer y ocasiona aproximadamente el 22 por ciento de las muertes por esa enfermedad en el mundo.

El ritmo del corazón y la presión arterial también incrementan con esta práctica nociva.

Hombres y mujeres que fuman puede ver afectada su capacidad fértil, y en el caso del sexo masculino pudiera incluso provocar disfunción eréctil. Las enfermedades respiratorias crónicas también están asociadas al consumo excesivo de tabaco, pues es un factor de riesgo que aumenta la gravedad del paciente. Además, exacerba el asma y la tuberculosis. Por otro lado, la fuerte dependencia a este producto genera otros problemas como el aumento de la pobreza, pues se gasta en su consumo un dinero que podría emplearse para satisfacer necesidades básicas como la alimentación y la vivienda.

Y no se trata solamente del dinero gastado en el consumo de tabaco, pues luego aparecen los elevados costos sanitarios que implica tratar las enfermedades ocasionadas por el hábito de fumar.

COVID-19 Y EL RIESGO PARA LOS FUMADORES

La Covid-19 es una enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2, cuyos primeros casos se reportaron en China en diciembre del 2019 y ya se ha extendido a 184 países, dejando más de cinco millones de personas contagiadas y una cifra superior a los 350 mil fallecidos, con una letalidad de 6,28 por ciento.

Una persona puede contraer la enfermedad por contacto con otra que esté infectada, al inhalar las gotículas que este último expulse cuando tose, estornuda o habla. Otra forma de contagio es al tocar objetos o superficies con presencia del virus y luego pasar las manos por los ojos, la nariz o la boca.

Por esta razón, se insiste en la necesidad de practicar la higiene respiratoria y de las manos en todo momento para protegerse a sí mismo y a los demás.

"Es probable que los fumadores de tabaco sean más vulnerables a la Covid-19, ya que el acto de fumar supone arrimar los dedos (y los cigarrillos, que pueden estar contaminados) a los labios, lo que aumenta la posibilidad de transmisión del virus de la mano a la boca", señala la OMS.

Por otro lado, la organización sanitaria internacional explica que la Covid-19 es una enfermedad infecciosa y ataca principalmente a los pulmones. Según las investigaciones disponibles hasta la fecha, todo parece indicar que los fumadores tienen un mayor riesgo de desarrollar síntomas graves, incluso fallecer.

"El tabaquismo deteriora la función pulmonar, lo que conlleva a un mayor riesgo de sufrir afecciones pulmonares graves y puede aumentar la gravedad de las enfermedades respiratorias", puntualiza.

Asimismo, el consumo del tabaco es un factor de riesgo de enfermedades no transmisibles como las cardiovasculares, el cáncer y la diabetes, que a su vez constituyen un serio problema para los afectados por el SARS-CoV-2.

Muchas de las personas que han perdido la vida tuvieron complicaciones asociadas a la enfermedad; pero también influyeron otras patologías de su cuadro clínico.

DÍA MUNDIAL DE LUCHA CONTRA EL TABAQUISMO

Cada 31 de Mayo se celebra el Día Mundial Sin Tabaco, una oportunidad para concienciar sobre los efectos nocivos y letales, tanto de su consumo como de la exposición al humo ajeno.

El lema de este año es "Proteger a los jóvenes de la manipulación de la industria y prevenir su consumo de tabaco y nicotina", una campaña centrada en la denuncia a las estrategias publicitarias utilizadas por las empresas para atraer a ese sector poblacional.

Casi nueve de cada 10 fumadores se inician en el hábito antes de cumplir 18 años, y actualmente, más de 40 millones de jóvenes de 13 a 15 años ya han empezado a consumir tabaco, por lo que es fundamental educarlos en estos temas, expresó Ruediger Krech, director del Departamento de Promoción de la Salud de la OMS.

En el 2019, la campaña estuvo enfocada en concienciar sobre las consecuencias negativas del tabaco para la salud pulmonar, que van desde el cáncer hasta enfermedades respiratorias crónicas.

El organismo de las Naciones Unidas especializado en gestionar políticas de prevención, promoción e intervención a nivel mundial en la salud insiste en que cualquier momento es bueno para abandonar el consumo de tabaco.

Entre los beneficios que identifica se encuentran que a los 20 minutos de dejar de fumar se reducen la tensión arterial y la frecuencia cardíaca elevadas, a las 12 horas el nivel de monóxido de carbono en el torrente sanguíneo vuelve a la normalidad, y antes de las 12 semanas mejoran la circulación y la función pulmonar.

Luego, la tos desaparece al igual que los resfriados comunes, y con el paso de los años, se reduce a la mitad el riesgo de tener un infarto o la posibilidad de padecer cáncer de pulmón.

Según indican los expertos, es normal sentir ansiedad como resultado del síndrome de abstinencia, pero poco a poco aumentará la energía y el rendimiento.

Las campañas contra el tabaco y las advertencias sanitarias gráficas en los paquetes son importantes métodos para prevenir y acabar con este hábito; así como los impuestos que permiten reducir el consumo principalmente entre los jóvenes y la población de bajos ingresos.

Por otro lado, el asesoramiento y la medicación son imprescindibles para el éxito en la lucha contra esta adicción.

Los especialistas insisten en el necesario apoyo de la familia, las amistades y personas cercanas al afectado durante el tratamiento; sin embargo, lo más importante es la disposición personal y fuerza de voluntad para decir basta.

Por Rosmerys Bernal Piña (Periodista de la redacción Ciencia y Técnica de Prensa Latina)