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Las Tunas.- Marbelis Ricardo Vázquez, enfermera de la provincia de Las Tunas, tendrá muchas historias que contar a sus hijos mellizos, hembra y varón, cuando retorne de la isla caribeña de Santa Lucía, donde contribuye a enfrentar la Covid-19.

Sus niños, de 10 años de edad, están aquí al cuidado de otros familiares, pero mantienen comunicación sistemática con la mamá y saben que ella fue a ayudar, a salvar vidas, a ser ejemplo y a engrandecer la solidaridad que Cuba siempre multiplica, sin importar el premio o el reconocimiento.

Otra vez las redes sociales nos ayudan a tener más cerca a nuestro personal de Salud, quienes dejaron atrás sus rutinas para desafiar la muerte y disminuir los contagios con el nuevo coronavirus.

La enfermera, con diplomado en Emergencias, Cuidados a Pacientes Graves y Polivalentes, llegó a la pequeña nación el 27 de marzo y luego de los chequeos médicos de rigor, fue ubicada en el hospital Victoria, a unos 20 minutos de Rodney Bay, un lugar pintoresco, rodeado de mar y que nunca olvidará, pues es su primera misión internacionalista.

"Este hospital es el encargado de atender a los pacientes con enfermedades respiratorias, a los sospechosos de portar el virus SARS-CoV-2 y a los positivos.

"Nos cuidamos mucho. Trabajamos en pareja y cada uno mira al otro mientras nos vestimos. Usamos todos los medios de protección y cumplimos los protocolos de actuación de cada servicio, con el lavado frecuente de las manos y el aislamiento social".

Ella tiene 45 años y ha dedicado 23 al Hospital General Docente Ernesto Guevara de la Serna, de esta ciudad, 16 en el salón de partos y el resto en la sala de Oncohematología de esta institución.

Sin embargo, ninguna de las experiencias anteriores se compara con lo que ahora vive en Santa Lucía.

"He llegado a sentir miedo. Me animo pensando que cada día que trabajo ayudo a las personas a recuperarse, a reincorporarse a la sociedad. Me siento útil y sé que solo es un granito de arena; pero estoy aportando a la salud de muchos. Eso me hace superar el temor y me ayuda a seguir adelante.

"También es inolvidable todo lo vivido aquí. Y me da mucha satisfacción y regocijo cuando entro a la sala y los pacientes me saludan con alegría y gratitud. Eso reconforta el cuerpo y el alma".

En Cuba tiene su fuente de inspiración. "¡Mi familia! Todos los días me dan apoyo, fuerzas para no sentir la distancia y extrañarlos menos. Hablo con mis hijos diariamente, y con mi esposo y mi mamá. Por ellos sigo adelante esta batalla que me ha tocado enfrentar contra un enemigo que cobra muchas vidas".

Extraña Las Tunas y a los seres queridos, los amigos, los vecinos, y a todos envía unas palabras.

"Que mantengan el aislamiento social, que usen el nasobuco, que se laven las manos… A cuidarse todo el tiempo que el enemigo nos acecha y no sabemos dónde está".

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