Las Tunas.- Los alrededor de 115 milímetros de lluvia que cayeron en la ciudad de Las Tunas el pasado sábado 12 de noviembre en apenas una hora, dejaron una huella importante en varios puntos de la demarcación.
Entre los espacios de mayores afectaciones están las circunscripciones 20, 70 y 77 pertenecientes a los consejos populares 6 y 18 de esta pequeña comarca. Y hacia los habitantes de estos sitios han volcado los esfuerzos las principales autoridades políticas y gubernamentales del territorio.
Tras varios encuentros y el intercambio en los barrios se realizó una conversación entre directivos de la provincia y los vecinos de las comunidades implicadas, para exponer qué se hará concretamente en pos de evitar que, con las lluvias, las viviendas se inunden y las afecciones se multipliquen.
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A juicio de Mirtha García Rojas, delegada de Recursos Hidráulicos aquí, el hecho de que vivamos en una provincia seca hace que mucha gente olvide que los ríos existen, tienen su cauce, y se han construido viviendas, por años, en espacios que no son propicios para eso. Aunque, la directiva insiste en que no es momento de culpables y sí de favorecer la calidad de vida de la gente en sus barrios, y tratar de que las construcciones en zonas bajas no proliferen.
Manuel Pérez Gallego, miembro del Comité Central y primer secretario del Partido en la provincia, abrió el intercambio recordando que "no se puede seguir gastando recursos sin soluciones reales" y llamó a "escuchar la experiencia de quienes viven en los lugares para arreglar los problemas".
Se intercambió sobre la necesidad de trasladar los tanques de combustible de la tienda La Blanquita, de revisar casos puntuales con casas en zonas muy bajas, de atender obras a medio concluir, de escuchar la experiencia de quienes llevan más de 30 años en estos avatares, de no tomar decisiones al margen de los especialistas y de cuidar, porque nada será suficiente si las indisciplinas sociales campean en los espacios y hacen del vertimiento de desechos, las siembras indebidas y los corrales y crías de otros animales, la debacle de estos asentamientos.
El diálogo fluyó con criterios sólidos, alejados de promesas vacías y poniendo a cada deber el nombre concreto de quién o quiénes deben dar respuesta ante los problemas.
Ahora están los ojos y las manos puestas en el trabajo. Algunos ya comenzaron con la limpieza de los sitios y las primeras valoraciones, otros requerirán mayores consultas nacionales y presupuestos; pero colegiados con la gente y sobre la base de sus necesidades más apremiantes.
