Las Tunas.- El 10 de junio de 1951, jóvenes artistas y promotores de Las Tunas decidieron formar lo que sería "el movimiento cultural espontáneo más importante de la historia de esta ciudad", según las investigaciones. Fue "un parto sonoro", como lo definió Gilberto E. Rodríguez. Se trata del Patronato Pro-Arte, del que emanaron nombres ilustres como Alfonso Silvestre, Pablo Armando Fernández, Victoria Luisa Licea (Nego), Pedro Verdecie Pérez y Rossano Zamora Paadín.
"No éramos un grupo que se reunía para hacer actividades, no; éramos una familia. Nos amábamos y respetábamos", confesó cierto día el autor de El vientre del pez. En tanto, Gilberto añadió en su trabajo Pro-Arte en Las Tunas, una agrupación digna de encomio (Premio al Mejor Artículo Periodístico Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, 1955): "... tiene en el seno de nuestra sociedad un nombre y un prestigio, que ya quisieran para sí muchas de las instituciones de ese tipo en la capital de la República".
Ciertamente, en un contexto de analfabetismo extremo, en el que las sociedades de instrucción y recreo garantizaban la vida cultural de la entonces Victoria de las Tunas, nació esta entidad, que tuvo como factores desencadenantes -al decir de Sandra Mustelier en su libro Pablo Armando Fernández y Pro-Arte en Las Tunas- "la tradición cultural heredada, el conocimiento de la existencia de Pro-Arte Musical en La Habana, la falta de espacios de presentación para los talentos locales y de opciones culturales para la población".
Así, "preocupados por el avance cultural de su pueblo" y ávidos "por mostrar las potencialidades artísticas que poseían, fundaron un Patronato". Rafael A. Carrazana fue el primer presidente ejecutivo; también asumieron ese cargo otras figuras como Zamora Paadín, Alfonso Silvestre y Victoria Luisa Licea.
LA VOZ DE UNA PROTAGONISTA
Ena Vidal tenía 10 años de edad cuando se fundó esta cofradía. Ha pasado el tiempo desde que Isabel Luisa la llevaba -tomada de la mano- a sus actividades. Inevitablemente, se fue enamorando de ese ambiente.
"Fue toda una revolución, un despertar en la cultura. El Eco de Tunas y otros periódicos comentaron su alcance. Sus espectáculos defendían las raíces, el proceso de transculturación, el patrimonio, la cubanía...; honraban las luchas libertarias; exaltaban la vida y obra de Martí... Pregones, música campesina, canciones patrióticas y románticas, repertorio latinoamericano, trova y más, en un tiempo en el que no todos tenían un radio", explica Ena.
También significa cómo en su seno se generó un pensamiento revolucionario y que -a pesar de las diferencias de caracteres- "los unía el sentido de pertenencia por su pueblo, la proyección cultural y una profunda vocación martiana". El teatro Rivera y otros lares fueron testigo de su calidad artística.
Ella, hoy dama octogenaria, recuerda a Alborada, pieza teatral hija del talento de Pablo Armando Fernández, sobre la cual El Eco de Tunas dijera "obra magistral, de libreto concienzudo". Es una lástima que se haya perdido esa joya literaria. Pero no se olvida el ímpetu de aquel escritor en ciernes, que en algún momento viajó al exterior y volvió, para poner sus saberes al servicio de esta tierra; un creador que era lo mismo director artístico, apuntador, bailarín de tango o ayudante en producción. Y que hasta una noche de noviembre de 1952 durmió en el vivac de Victoria de las Tunas, junto a Rafael Galindo, porque las fuerzas batistianas lo encerraron por una "colecta ilícita". Ante lo que protestó Pro-Arte.
Esta tunera recuerda a Nego, cuya casa, muy cercana a la suya, era el núcleo de la iniciativa. La rememora siempre entregada a la agrupación y a sus clases de piano. Así va pintando con su voz a cada uno de los integrantes (imposible mencionarlos a todos) y lee unas palabras del libro de Mustelier que expresan: "Pedrito, 'el teórico'; Nego, 'la programática', y Rossano, 'el rebelde cultural'".
Desde antes de ser concertista del grupo, especialmente vinculada al canto y al piano, ya le hechizaban aquellos jóvenes aficionados al arte que, sin ganar un centavo, realizaban telones hasta con las cortinas de sus hogares, se reunían a deshoras, ensayaban y dieron a esta ciudad un brillo sin precedente con presentaciones musicales, teatrales, danzarias, literarias, de artes plásticas...
Y desempolva sucesos impulsados por el Patronato, desde históricas veladas, una gran función por el centenario de Martí, su participación en la inauguración de Radio Circuito, en celebraciones por el Día del Periodista, o acciones en la logia Hijos de Hiram, así como presentaciones en Jobabo, Manatí y otros lugares. Aunque este movimiento se desintegra en 1957, "por la convulsa situación del país y por contradicciones políticas internas" (según narra Sandra en su libro), la semilla sembrada siguió multiplicándose en quienes formaron parte. Para Ena, caló su vida en el apartado artístico y en el magisterio, universo en el que -por casi 50 primaveras- replicara muchas de las lecciones atesoradas. "Aquellos fueron tiempos sublimes. Aprendí para enseñar", concluye la sobrina de Neyda Barreras, quien también fue soprano y actriz dentro de la entidad.
UN NIÑO MARCADO POR EL EMPEÑO
"Yo era muy pequeño, pero siempre recordaré con mucho cariño que Alfonso Silvestre me calificó como 'el benjamín de Pro-Arte'", confiesa el maestro concertista Félix Ramos, quien por ese tiempo solo cantaba, pues la guitarra llegó más tarde a su vida, a principios de la década del 60.
"Muchos ensayos se hacían en casa de Nego, que fue mi profesora de canto y vivía en la calle Francisco Varona. Pero algunas veces se hicieron en mi casa, en la 'Gonzalo de Quesada'. Recuerdo que, aunque estaba imbuido en juegos infantiles, prestaba atención y por ello, quizás, me involucraron en el grupo. Por esos caminos, tuve la dicha de participar en presentaciones en el teatro Rivera, el puerto de Manatí, Jobabo... Y realicé grabaciones en Radio Angulo", afirma.
Narra él que sus hermanas Elba, Margot y Josefina formaron parte de ese movimiento, vinculadas de alguna manera al teatro, la danza y el canto. "Félix era un niño, pero sus hermanas Margot y Elba, su tía Irene y sus primas Rosita y Hebe contribuyeron poderosamente a la realización de Alborada, mi primera obra teatral", diría Pablo Armando a Iliana Mustelier años más tarde. En esa misma entrevista, el Premio Nacional de Literatura agregaría: "Las Tunas soñada por Nego, Alfonso, Rossano, Pedro y todos los que contribuyeron a formar Pro-Arte, pasado medio siglo, alcanza un despertar irradiante cuando Félix Ramos se sumerge en la obra creadora de artistas que nos precedieron".
"Esa agrupación nos legó la responsabilidad ante el trabajo y el amor por el arte, sin esperar nada más que el aplauso del público", afirma hoy el concertista, entre anécdotas que lo trasladan a viajes hacia otros territorios, acostado en las piernas de sus padres, mientras rodaba la guagua; a sueños realizados con gestiones y ayudas de este o aquel, y donde importaban los criterios de todos. Porque el Patronato aún puede enseñarnos, si miramos atrás. Recordemos que -como dijo Ena- "Las Tunas tiene una deuda de honor con Pro-Arte".