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Las Tunas. - Por cada habitante de esta provincia del oriente cubano estadísticamente desempleado a cinco parece no interesarles ninguna de las ofertas de trabajo en el sector estatal ni tampoco en el segmento privado de la economía local. Pero antes de endilgarles algún adjetivo peyorativo cabe preguntarse las razones de lo que en términos técnicos se llama inactividad laboral.

HABLAN LOS NÚMEROS

Atenidos a los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) Las Tunas está dentro de lo que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) cataloga como pleno empleo porque su tasa de desocupación es menor del tres por ciento de su población económicamente activa. Eso significa que entre 2013 y 2018 como promedio aquí dos mil 389 personas estuvieron desempleadas, pero se mantuvieron buscando trabajo.

Sin embargo, en ese mismo lapso una media de 14 mil 323 habitantes de esta demarcación permanecieron inactivas, lo cual significa que simplemente declararon no desear trabajar o informaron no tener una ocupación como medio de vida. En esa última cifra no están incluidos los estudiantes ni quienes se han consagrado a los quehaceres del hogar, o los jubilados.

viceminitras Trabajo Cuba“No se trata de que no haya ofertas, sino la calidad de esas ofertas”, explica Zamira Marín Triana, vice titular del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS). Sucede que esa es una de las cifras más altas del país según los registros del MTSS. Tener demasiadas personas con la edad para trabajar o estudiar y sin querer hacer ninguna de las dos cosas es un serio problema para provincias como Las Tunas. Este es un territorio con elevados porcentajes de población en edad laboral, y de bajos porcentajes de quienes están en edad post-laboral, 62 años y más para los hombres y de 57 años y más para las mujeres.

Marín Triana reitera que es objetivo de esa cartera ministerial en primer lugar saber cuántas personas realmente se encuentran en inactividad, pues admite que todavía no hay claridad sobre cuál es el sustento económico de muchas de ellas. Algunos podrían estar en la que confluyen lo mismo las remesas como el ejercicio ilegal de alguna actividad económica. “En eso tienen un rol clave los trabajadores sociales porque ese trabajador debe atender a unos 600 núcleos familiares, conocerlos y determinar las causas de la inactividad de esas personas. Saber su grado escolar, en fin… saber”, dice.

Por otro lado, insiste en que “los directores de trabajo (de los municipios) son los obligados a asesorar a los gobiernos municipales en este tema para que sean capaces de identificar a esa población inactiva y saber cómo generar empleos potencialmente atractivos.”

Hace poco, cuenta Roberto Cruz Tamayo, subdirector para el trabajo por cuenta propia en la Dirección Provincial de Trabajo, ya se reunieron con todos los directores municipales. En primer lugar, para ponerlos al tanto de las estadísticas al respecto. Pero a los especialista de Trabajo aquí les preocupa que algunas actividades del cuentapropismo que continúan en tierra de nadie si de legalización se trata y también qué pasará con muchos técnicos y obreros calificados recién graduados en medio de un panorama de plantillas estatales congeladas. “Quizás estemos siendo injustos en los datos”, afirma Cruz Tamayo.

LAS ALTERNATIVAS

El empleo se genera por tres vías: la inversión, los proyectos de desarrollo local y la recuperación de las capacidades instaladas en las industrias y en la agricultura, expone la Viceministra de Trabajo. Por eso, ella cree que los directores de Trabajo deben participar en la definición de estrategias de desarrollo en cada uno de sus territorios y estar atentos para que esos proyectos generen empleos que sean atractivos para la población inactiva. “Eso es desarrollo”, resume. Sin embargo, manifiesta su inconformidad porque a menudo en la conformación de esos proyectos no se habla de la fuerza de trabajo como un indicador relevante.

dtra trabajo lasTunas 0002Oleidys Saucedo Licea, directora de Trabajo en Las Tunas, admite que el asunto les ha impuesto dinámicas para las que no estaban acostumbrados. “Lo podemos manejar mejor”, asegura.  Igualmente está de acuerdo en que no es una cuestión a solucionar solo desde el MTSS, sino que requiere de una labor coordinada, también con la academia.

La directiva subraya que ese organismo no se ha cruzado de brazos y ya toman parte, al menos a escala provincial, en el establecimiento de los proyectos de desarrollo local. No obstante, sus propios datos advierten que la cantidad de potenciales nuevos puestos de trabajo por cuenta de los proyectos de desarrollo local, ya iniciados, apenas “arañan” a la masa de inactivos.

Yoenia Barbán Sarduy, vicerrectora primera de la Universidad de Las Tunas, informa que tras la pasada visita de Gobierno tomaron nota sobre la urgencia de realizar estudios de empleo, con énfasis en las personas inactivas. “El primer paso, expresa, sería establecer los indicadores que permitan medirlo con mayor exactitud”, comenta.

La vicerrectora asegura que ya tienen identificados desde qué carreras podría avanzarse en esos sondeos. Ingeniería Industrial, Comunicación Social y la recién renombrada carrera de Gestión Sociocultural serían algunas de las que más tributen a la realización de estudios de familia, de población, y por qué no también de empleo en Las Tunas, asevera. “Es un potencial que conjuntamente con la Dirección de Trabajo vamos a priorizar dentro de trabajo integrado”, sostiene.

ALGUNAS SUGERENCIAS

Junto al envejecimiento demográfico, el crecimiento poblacional cada vez más lento es una seria amenaza a la disponibilidad de fuerza de trabajo, insiste el sociólogo José Luis Martin Romero. El experto del Centro de Estudios Demográficos (CEDEM) ilustra que ciertamente la población cubana en edad laboral ha contado con una ocupación remunerada por más de cinco décadas. Mas, añade, ahora mismo obra en contra del incremento de la fuera de trabajo el bajo poder adquisitivo de los salarios nominales en el sector estatal; y que en el sector no estatal (cooperativo y privado), incluso el legalizado, si bien brinda las mismas garantías que su homólogo en el Estado viene con el riesgo del despido sin indemnización y la sobreexplotación.

Junto a esa situación otros estudios indican que también serían factores que alejarían los cubanos de las ganas de buscar el empleo, el género, el nivel de escolaridad, la región del país donde resida, la cantidad y edad de las personas con las que se conviva. Similar efecto haría si tiene a su cuidado discapacitados, ancianos o si se reciben remesas.   

Es evidente la preocupación de nuestro Gobierno por la situación de quienes no desean trabajar o estudiar teniendo la edad para hacerlo. Afrontarlo, sugieren los analistas de tema, requiere no dejar de un lado las interacciones entre la vida personal y familiar, más en el caso de las mujeres. Opinan que convendría considerar el urgente enlace entre las diferentes formas de propiedad en la creación de nuevos y diversos empleos, sin perder de vista el poder de compra de los salarios. Solo así, concluyen, entrarán en el mercado laboral doméstico quienes sin importar su calificación no les interesa dejar de estar desempleados.

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