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Las Tunas.- A dos décadas de ser diagnosticada con cáncer de mama, Bárbara Mendoza Vázquez luce su maravillosa sonrisa. Ni una operación radical de ambos senos pudo quitar el brillo en los ojos de esta valiente mujer. Ante los duros caminos que la vida le impuso, la fe y la esperanza no se apartaron de su lado, y como ella misma dice, la “ayudaron a ayudar”, porque ese es el mérito que a sí misma se atribuye.

“Mientras estaba con el tratamiento, la doctora nos propuso crear un grupo que ya existía en algunos lugares del país, como La Habana, con el nombre de Alas por la Vida, pero necesitábamos la aprobación de todos.

“Siempre tuvimos bien claro que el objetivo era buscar la calidad de vida de la mujer porque el pecho es una parte fundamental y sensible en nosotras; de hecho, hay muchas personas que ven la feminidad precisamente en los senos, y quitar uno o ambos genera un estado depresivo”.

Nuevamente brota de sus labios ese gesto tan hermoso que indica alegría, pero esta vez su mirada muestra el orgullo con el que se ha forjado en estos años.

“Con el proyecto buscamos que las pacientes asumieran la enfermedad y aprendieran a enfrentarla de una manera positiva para que, después del diagnóstico, hicieran frente al tratamiento, que sí, resulta un poco agresivo, mas es el único capaz de dar un nivel a nuestras vidas”.

Bárbara agradece el apoyo que recibió de los profesionales de Salud, amigos y familiares. No encuentra el adjetivo preciso para describir la montaña rusa que le tocó vivir, pero no se cansa de afirmar que “el cáncer no es sinónimo de muerte, y sí podemos estar sin uno o los dos senos, pues seguimos vivas y eso es lo que verdaderamente importa. Nos dimos la tarea de buscarle un nombre al proyecto, y cuál mejor que Alas de Esperanza por Vivir”, enfatiza.BARBARABárbara.

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Muy cerca, se roba la atención de todos, Amparo Pérez Aguilera, una profesora de la ESBU Vicente García González, quien anima a sus compañeras a mantener la sonrisa, a pesar de todo. Hace aproximadamente ocho años fue víctima de esta enfermedad; sin embargo asegura que las piedras en el trayecto enseñan a crecer al ser humano.

AMPARO“He tenido que recorrer un camino no tan bueno, ni tan liso, verdaderamente escabroso, pero gracias a este Sistema de Salud pude contar con excelentes cirujanos, además del apoyo de mi familia y amigos, que nunca soltaron mi mano. Por eso, al año de ser operada logré reincorporarme al trabajo y a la vida social.

“La lucha por la existencia ha sido mi objetivo fundamental, y este maravilloso proyecto me ayudó en mi batalla. He convivido con mujeres en situaciones similares a la mía, y hoy me siento complacida, y más que eso, estoy feliz porque he colaborado con muchas a través de mi experiencia. Hace ocho años pertenezco a este grupo, y seguiré, claro, eso mientras respire, porque hay que batallar por la vida y tener un desenlace por todo lo alto”.

SONRISAS, EMPEÑOS Y CAMINOS DE ESPERANZA

ACTIVIDAD CANCERUna mirada a la maravillosa labor realizada llena de satisfacción a Liset Hidalgo Pérez, jefa del Departamento de Promoción y Prevención de Enfermedades del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología. En su voz se nota la tensión del momento, pero ese manojo de emociones causa una luz particular en sus pequeños ojos.

“Alas de Esperanza por Vivir” es un proyecto intersectorial que ha sido muy positivo para la provincia. El objetivo es promover la salud, y sensibilizar a las personas, crear una responsabilidad y autocontrol en pos de ampliar todo lo relacionado con el cuidado de sus hábitos.

Una iniciativa de sencillez y amor promueve sonrisas en este “Balcón”, y crea entre valentía y empeños, las mutaciones necesarias para enfrentar esta enfermedad. “Nuestra contribución resulta fundamental para impulsar la iniciativa, sobre todo, para que en los espacios de diálogo haya un intercambio de vivencias, porque de eso se trata esta labor: combatir el cáncer de mama desde el corazón”.