
Las Tunas.- Fiebre alta, dolores articulares que impiden la movilidad, personas de todas las edades que de repente experimentan inflamación en tobillos, rodillas o muñecas, y un rash invasivo que a veces somete hasta la cara. La realidad del tunero ahora mismo está marcada por la confluencia de varios virus, pero entre ellos el chikungunya parece expandirse por el territorio y postrar a un porciento grande de la población.
El doctor Aldo Cortés, subdirector del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología, aseguró a 26 que, efectivamente, se reporta una tendencia a la disminución de los casos reactivos por dengue, y a la par corrobora que por la vigilancia se están diagnosticando casos de chikungunya, con toda la magnitud de su cuadro clínico.
Alertó, además, que en esta etapa se conoce de personas en los barrios y comunidades que, aunque presentan un cuadro febril asociado a manifestaciones articulares, no asisten a las instituciones de Salud, y que pueden haber pasado el chikungunya.
El galeno explicó que la ocurrencia del brote actual en Cuba y en la provincia obedece a la existencia de una población no expuesta anteriormente al virus y la presencia del agente transmisor, el mosquito Aedes aegypti y el Aedes albopictus, con certeza ocurrida a partir de la entrada de personas enfermas o en incubación de la enfermedad procedente del exterior, lo que explica el reporte progresivo de los casos.
"Se transmite a través de la picadura de los mosquitos infectados -puntualizó el epidemiólogo. El período de incubación típico es de tres a siete días. La enfermedad puede cursar de manera asintomática. El cuadro clínico clásico en adultos y niños mayores es fiebre alta de inicio agudo, que puede ser superior a los 39°C y poliartralgia (dolor en múltiples articulaciones).
"También presenta otros síntomas como cefalea, mialgia, artritis, conjuntivitis, náuseas, vómitos y rash maculopapular. La fiebre puede durar hasta una semana y ser bifásica. El rash generalmente aparece después del inicio de la fiebre; usualmente es en el tronco y extremidades, pero puede involucrar la cara, palmas y plantas, y ser pruriginoso (que produce sensación de picazón).
"Lo más alarmante es que los síntomas articulares suelen ser significativos y debilitantes. Usualmente son bilaterales y simétricos; afectan fundamentalmente manos y pies, pero pueden observarse alteraciones en articulaciones proximales, las más cercanas al tronco.
"En menores de 1 año se describe la presencia de acrocianosis (coloración azulada en manos y pies) sin inestabilidad hemodinámica, lesiones vesículo-bullosas simétricas e inflamación en extremidades. El período agudo dura entre siete y 10 días y el tratamiento es sintomático. Debe evitarse en esta etapa el uso de antiinflamatorios no esteroideos".
Cortés enfatizó que las complicaciones más frecuentes del chikungunya incluyen meningoencefalitis, mielitis, síndrome de Guillain-Barré y parálisis de nervios craneales; con menor frecuencia, uveítis, retinitis, miocarditis, hepatitis, nefritis, lesiones bullosas en la piel y hemorragia.
Insistió en que las personas mayores de 50 años tienen mayor riesgo de síntomas reumatológicos crónicos después del período agudo de la enfermedad, que pueden persistir por años y se confunden con un nuevo cuadro del padecimiento.
El directivo exhortó al autocuidado, la responsabilidad ciudadana y alertó que es importante asistir a las instituciones de Salud, porque esta enfermedad puede ser letal, durante la fase aguda, en embarazadas, menores de 1 año, adultos mayores y personas con comorbilidades (hipertensión, diabetes y enfermedades cardiovasculares, renales, entre otras).
VARIAS INFECCIONES A LA VEZ
"Hay que ser muy precavidos" -remarcó. Es posible que una persona se infecte con dos organismos patógenos diferentes, o más, de manera simultánea, o consecutivamente, en un corto período -organismos que pueden ser virus, bacterias, hongos o parásitos-, en el que suelen asociarse cuadros clínicos más complejos, diagnósticos más difíciles y la necesidad de tratamientos combinados, lo cual representa un desafío tanto para los pacientes como para los profesionales de la Salud.
"Las coinfecciones más frecuentes con el virus chikungunya involucran principalmente a otros organismos patógenos que son transmitidos por el mismo vector: el mosquito Aedes aegypti y, en menor medida, el Aedes albopictus. Se describe coinfección con dengue, la más frecuente, por compartir el mismo vector.
También es posible la coinfección con zika, infección bacteriana que no necesariamente se adquiere al mismo tiempo. El chikungunya debilita el sistema inmunológico y causa inflamación creando oportunidades para que las bacterias aprovechen: infecciones de la piel, neumonía, infecciones urinarias.
Las coinfecciones y las características de las arbovirosis imponen un necesario ejercicio clínico profesional y un diagnóstico diferencial con respecto a otras enfermedades infecciosas como el dengue, el oropouche y las sepsis o infecciones bacterianas localizadas, que no admiten diagnósticos y tratamiento por la experiencia. El médico es el facultado para diagnosticar y enfatizamos en la necesidad de acudir oportunamente a las instituciones de Salud y no automedicarse".
Alertó que se reconoce que es un padecimiento que genera inmunidad: si ya se tuvo chikungunya es poco probable que se vuelva a padecer la enfermedad aguda por el mismo virus, aunque esa inmunidad no protege contra el dengue, el zika u otras enfermedades transmitidas por el mosquito.
TRATAMIENTO
No existe tratamiento antiviral específico; el tratamiento es fundamentalmente de soporte y sintomático, dirigido a aliviar la molestias, y varía de acuerdo con la fase de la enfermedad, bajo prescripción médica.
Fase aguda (primeras dos semanas). Objetivo: controlar el dolor y la fiebre.
Se prescriben analgésicos y antipiréticos como el paracetamol (acetaminofén). Se debe respetar las dosis para evitar daño hepático. Requiere hidratación abundante: beber mucha agua, suero oral, jugos naturales, caldos, para ayudar al cuerpo a combatir la infección y prevenir complicaciones.
Se deben evitar en la fase aguda: los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como ibuprofeno, naproxeno, diclofenaco, aspirina (contraindicados porque aumentan el riesgo de sangrado y de desarrollar el síndrome de shock del dengue); los corticoides (pueden suprimir el sistema inmunológico y empeorar la infección viral).
Fase subaguda y crónica (desde dos semanas hasta meses o años). Objetivo: manejar el dolor articular y la inflamación. Se prescriben AINE: una vez descartado el dengue, se puede recetar ibuprofeno, naproxeno o diclofenaco para reducir la inflamación y el dolor articular. Analgésico: paracetamol (a menudo es insuficiente para el dolor crónico). Fármaco para dolor neurótico o artrítico: en artralgia crónica severa se puede utilizar amitriptilina como analgésico central y para mejorar el sueño; gabapentina o pregabalina para dolor crónico, y corticoides (en ciclos cortos) para brotes inflamatorios muy intensos, aunque supervisándolos estrechamente.
Fisioterapia y rehabilitación: son fundamentales para mantener el rango de movimiento de las articulaciones, prevenir la rigidez y la atrofia muscular y recuperar la fuerza. Incluye ejercicio de movilidad suave, estiramiento en hidroterapia (piscina tibia). El reposo absoluto prolongado es perjudicial.
Tratamiento no farmacológico:
Reposo relativo. En la fase aguda el reposo es necesario, pero debe combinarse con movimientos suaves para evitar la rigidez.
Compresas frías. Aplicar paños fríos en las articulaciones inflamadas puede ayudar a reducir el dolor y la hinchazón.
Alimentación saludable. Una dieta rica en frutas, verduras y proteínas ayuda al sistema inmunológico. Se aconseja comer pequeñas y frecuentes cantidades, en cinco o seis comidas al día -para facilitar el funcionamiento del sistema digestivo y mantener niveles de energía-, y limitar o evitar: azúcares refinados, grasas saturadas, carnes rojas y procesadas como embutidos, salchichas, y otras, que pueden aumentar la inflamación; también la sal en exceso, que contribuye a la retención de líquido y aumenta la inflamación; el alcohol, que deshidrata el cuerpo y debilita el sistema inmunológico, y la cafeína en exceso, porque puede tener un efecto diurético y contribuir a la deshidratación.
IMPORTANTE
-Hay que recordar que el reposo es tan importante como la alimentación para permitir la recuperación del cuerpo.
-El manejo del dolor articular cumpliendo con las indicaciones del médico con analgésicos y los antiinflamatorios recetados.
-La recuperación puede ser lenta, fundamentalmente el dolor articular, que a veces persiste (artralgia crónica), en la que una dieta antiinflamatoria y el reposo pueden marcar la diferencia del tiempo de la recuperación y el bienestar a largo plazo.
-La efectividad del control de la transmisión no depende solo del manejo de los enfermos, sino de eliminar los criaderos del vector y los criaderos potenciales en las casas y en los centros de trabajo y de estudio.
Para evitar la reproducción de los vectores y sus picaduras es preciso:
-Eliminar los criaderos y los riesgos potenciales.
-Vaciar y limpiar objetos que acumulen agua (latas, neumáticos, bebederos de animales).
-Tapar tanques y otros recipientes para el almacenamiento de agua y cepillarlos semanalmente.
-Evitar la acumulación de agua en árboles, zanjas, registros, gavetas de refrigeradores, tazas sanitarias.
-Eliminar la maleza, basura y agua estancada alrededor de nuestras casas, de las escuelas y centros de trabajo.
-Usar ropa larga, que proteja los brazos y piernas, de colores claros, así como repelentes y mosquiteros.
-Limitar las salidas en momentos de alta actividad de estos vectores, en las primeras horas del amanecer y del atardecer.
-Reforzar la protección de niños, ancianos y embarazadas.
-Informarse sobre las zonas de riesgo.
-Cooperar en la pesquisa y vigilancia de casos con síntomas.
-Asistir al médico si se tiene fiebre, dolores articulares y musculares, malestar general, dolor de cabeza, entre otros síntomas.
LOS PRIMEROS AZOTES DE LA ENFERMEDAD
El primer brote se originó entre los años 1952-1953 en el sureste de Tanzania y el norte de Mozambique. Se le nombró chikungunya, expresión que en la lengua nativa significa "aquello que se dobla" o "retorcerse", y que describe la postura encorvada que se asume por los fuertes dolores articulares, acompañada de fiebre, malestar general y otros síntomas.
En 1953 se aísla el virus a partir del suero de pacientes febriles. El virus del chikungunya (CHIKV, por sus siglas en inglés) pertenece al género Alphavirus y a la familia Togaviridae, con tres genotipos principales: el de África Occidental, el de África Oriental, Central y Sudáfrica (ECSA, por sus siglas en inglés), y el genotipo asiático. Dentro del genotipo ECSA surgió el sublinaje del océano Índico (IOL, por sus siglas en inglés).
Entre 1960 y 1970 ocurre la primera gran expansión África-Asia, a la que le sigue una baja actividad de los casos hasta los años 2004-2007, cuando resurge el reporte y se emite una alerta global.
En el 2013 llega a las Américas, con los mayores reportes en los Estados Unidos, Argentina y Chile. Hoy el chikungunya es endémico en muchas regiones de África, Asia, la India y las Américas, con ciclos epidémicos recurrentes, y poblaciones con personas susceptibles, nacidas después de la ola anterior, que favorecen la expansión al no tener exposición previa al virus, y por la existencia de suficientes vectores como el mosquito Aedes aegypti y el Aedes albopictus.