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carbonel radio las tunas

Esta semana le fue conferida la Distinción Artista de Mérito de la Radio cubana al locutor Jorge Melanio Carbonell López. Enhorabuena, maestro 

Las Tunas.- Dice que heredó la voz de su padre, Gustavo, comerciante y campesino; que de niño se asomaba a los cristales de la entonces Radio Circuito; que el medio le llamaba y eso que solo tenía en su familia un primo hermano (Gilberto Rosal López) entre los vericuetos de la locución.

Jorge Carbonell López me recibe en el portal de su casa. ¡Qué hermosa vivienda!, le dije para romper el hielo. “Muy grande para mí”, respondió. Me invita a sentar y la mirada se me pierde en la terraza (“La negra”). Siéntese, profe; me parece un absurdo que se demoraran tanto para otorgarle la Distinción Artista de Mérito de la Radio cubana; lo merecía desde hace tiempo, le digo, sin dejar de felicitarlo. Tomo un refresco de guanábana que me sirve y así, sin darnos cuenta, empieza el diálogo.

“Estoy muy contento. Me han sorprendido grandemente en las redes sociales los comentarios de las personas; no sabía que me querían tanto. Al final, ese es el verdadero premio; salir a la calle y recibir elogios, incluso alguna crítica”, apunta.

El maestro empieza a hilvanar historias en la cobija de su hogar y, al escucharlo, me percato de que ni su voz sonora e imponente puede opacar la emoción que le causa viajar al pasado. “La Radio es mi vida. A dos cuadras de casa me quedaba Radio Circuito. Tenía 10 años cuando empecé a desandar sus pasillos. Tras sus cristales inmensos, observaba trabajar a locutores como Cofresí y Neido Arcenio, pero no me atrevía a pasar. Un día me invitaron a entrar y, de cierta forma, no salí más...”.

“Hemos presentado un espacio de música alegre y bonita”, frase que iniciaría su carrera a solo dos lustros de vida. “Eso fue lo primero que dije. Y de ahí seguí…”.

Carbonell inicia como aficionado a descubrir el mundo de las consolas y micrófonos. Fue operador de audio, trabajó en la fonoteca, incursionó en la actuación… “Incluso, me desempeñé en Educación. Me hice profesor de Matemáticas y luego pasé a la dirección territorial del sector, en un departamento de divulgación. Allí atendí los programas educacionales e históricos, en los que aprovechaba mis potencialidades como locutor. Ya en 1975 empecé oficialmente en la Radio”, comenta.

Confiesa que siempre supo que la Radio era su camino, que se evaluó de manera profesional en el 76 y que muy dentro siempre guardó el sueño de ser actor. Sin embargo, cerquita del dial, también ha realizado sus pininos en artes escénicas, narrando en programas como CaminosEl cuento, de la emisora provincial.

Él también ha dejado huellas en otras entidades como Radio Habana Cuba. Hoy rememora con agrado esos tres años en los que tenía que trabajar mucho de madrugada; no deja de reconocer que devino tiempo de aprendizaje. Especialmente recuerda el programa Cuentos, música y poemas, que conducía junto a la locutora Marujita García. Asimismo, es miembro del Tribunal Nacional de Evaluación de Locutores, y ha ejercido como presidente de esa cofradía durante varios años para las provincias orientales. Además, ha obtenido premios de la Academia de Ciencias de Cuba por investigaciones relacionadas con la historia de la locución en Las Tunas.

A sus 72 años de edad, asegura que no han cambiado mucho sus rutinas profesionales. Le gusta llegar temprano, hacer trabajo de mesa, consultar lo que va a comunicar… Y así debe ser. Por eso, no extraña que posea reconocimientos en su carrera, aunque le hubiera gustado pertenecer a la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) y a la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), pues también ha abrazado el periodismo y la cultura, en general. Sin embargo, se siente útil y tiene el cariño del pueblo, eso lo gratifica. Por tales razones, declara con orgullo: “Me jubilé, pero por mi mente nunca ha pasado el retiro. Mientras tenga voz y vista, estaré al servicio de la Radio”.