
"Amancio", Las Tunas.- Lleva ocho años moldeando campeones a más de 13 mil kilómetros de su “Amancio” natal. Armando Bauzá Martínez, entrenador de boxeo, aprovecha estas semanas de descanso en Cuba para reconectar con su gente y su tierra. Mientras recibe el saludo constante de conocidos que lo paran en la calle, repasa mentalmente los éxitos cosechados en los gimnasios de China, donde su estilo cubano, adaptado, ha ganado popularidad y respeto.
Su trabajo allí es integral. “Estoy trabajando allá con toda la categoría, con todos los sexos y los estilos”, afirma. Su labor abarca desde la captación de talentos para escuelas especializadas hasta el entrenamiento de profesionales y aficionados al fitness.
RESULTADOS QUE HABLAN POR SÍ SOLOS
Los frutos de su dedicación son tangibles. Poco antes de emprender el viaje a Cuba, uno de sus púgiles disputó y ganó el cinturón asiático. Otro alumno, de nacionalidad turca, se coronó campeón de Beijing. “Y así, trabajando el fitness. El boxeo chino, el femenino, le gusta mucho a las mujeres para mantener el cuerpo, la salud y estar en forma”, explica el entrenador sobre esta faceta de su trabajo.
Para Bauzá, la clave ha sido la adaptación. El estilo cubano, reconocido mundialmente por su técnica depurada y movimientos de piernas, ha tenido que fusionarse con las preferencias locales por un boxeo de mayor impacto. “Estoy ahí, moviéndome entre un poquito de movimiento de pierna, coordinación con un poquito de fuerza. Hay una combinación de boxeo amateur con profesional y hasta ahora me está saliendo bien”, detalla sobre su metodología híbrida.
EL DESAFÍO DEL IDIOMA Y LA PROYECCIÓN FUTURA
Uno de los mayores retos iniciales, el idioma, fue superado con demostración práctica y paciencia. “El idioma chino es muy muy complicado, la parte técnica del boxeo la digo con el idioma chino y el inglés, además mucha demostración. Ellos para que te observen. Y hasta ahora todo está fluyendo bien”, comenta sobre cómo sorteó la barrera lingüística.
Sus planes inmediatos están centrados en los Juegos Nacionales Pioneriles del 2026. Trabaja con un grupo de cinco o seis niños en Beijing, uno de los cuales ya fue captado por una escuela de alto rendimiento. “Tengo tres o cuatro con muy buen talento”, asegura con orgullo pedagógico. Su filosofía se basa en la preparación constante: “Para mí las proyecciones son el año entero. Yo no espero tener competencia para proyectarme para esa competencia. Yo estoy proyectado y tengo proyectado a mis alumnos el año entero”, subraya.
El balance reciente es alentador. “Hace poco antes de venir para acá, el 6 de diciembre, hicimos una competencia en mi gimnasio... En la categoría pioneril... Gané cuatro y perdí uno. En la categoría de adultos fitness... ganamos tres”, relata, evidenciando el buen momento de su academia.
EL REENCUENTRO CON LAS RAÍCES
Este breve regreso a Cuba es, sobre todo, un bálsamo para el espíritu. “Me hacía falta un descanso, estar con mi gente. Llevo dos, tres días aquí y apenas he salido de la casa. Y la estoy pasando bastante bien”, confiesa. Ese reencuentro se siente en las calles: “Todo el mundo parándome para saludarme. ‘Campeón, campeón, cómo va la cosa’”, dice entre risas.
Mientras disfruta de la calidez familiar y el reconocimiento de su pueblo, Armando Bauzá ya visualiza el regreso a los rings asiáticos. Allí continuará, con sudor y ciencia, escribiendo desde la distancia una página del boxeo cubano que trasciende fronteras, guiado por una máxima simple: “Mucho trabajo, mucho trabajo y hasta ahora buena aceptación”.