Las Tunas.- "La cerámica es tan antigua como el hombre mismo. Su creación estuvo signada por necesidades de uso, a la imagen del propio hombre. Primero, el barro cocido (…) y, con el paso del tiempo, se incorporaron el caolín y los colores minerales, elevando las formas a otro nivel con belleza", así inició su diálogo el artista Leonardo Fuentes Caballín durante la inauguración de la exposición Memorias de la Cerámica, que acoge actualmente el Comité Provincial de la Uneac.
Sobre esa herencia milenaria afianzada en la sociedad contemporánea, dan fe las piezas exhibidas en la sede de la vanguardia artística tunera. Sus autores, Walfrido Morales Maestre, Carlos Torres Vargas, Aida Pérez Turruelles y Adolfo Arias Saumell, enaltecen esta vertiente creativa a través de búcaros, souvenirs, jarras, platos, cafeteras, botellas y otros objetos, con un acabado exquisito.
Según narra Caballín, tradicionalmente Las Tunas ha servido de asiento a estas industrias. La localidad de Dumañuecos, en el municipio de Manatí, posee una de las minas más ricas de caolín del territorio nacional, materia prima de excelentes propiedades, cuya explotación desde hace más de medio siglo ha permitido desarrollar la cerámica industrial del territorio.
Él y otros creadores apuestan por defender esas "reminiscencias artísticas" que evocan la década de los 80, marcada por un despunte en la producción utilitaria y decorativa, con diseños autóctonos. Ellos recuerdan la otrora existente Escuela Profesional de Cerámica, esa conjunción de talento y tecnología que garantizaría un prestigio, antes de que el Período Especial truncara sus sueños.
Esta expo no solo es una oportunidad para deleitarse y aprender, es un llamado al análisis y la voluntad para romper los "malos augurios" en una tierra con tantas potencialidades por explotar. Además, es una forma de honrar esos saberes legados por los indocubanos a través de vasijas y atributos religiosos, y las experiencias que llegaron a la Isla de manos de europeos, asiáticos y africanos.
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