Milton se internó el miércoles en Florida como un huracán de categoría 3, llevando miseria a una costa todavía devastada por Helene, y barrió las ciudades con vientos de más de 160 kilómetros por hora (100 mph) tras causar una serie de tornados, pero evitó el impacto directo en Tampa.
El meteoro viró hacia el sur en las últimas horas y tocó tierra el miércoles por la noche en Siesta Key, cerca de Sarasota y a 112 kilómetros (unas 70 millas) al sur de Tampa. La situación en la zona de Tampa seguía siendo de gran emergencia mientras St. Petersburg registraba 41 centímetros (16 pulgadas) de lluvia, lo que llevó al Servicio Meteorológico Nacional a advertir de posibles inundaciones repentinas tanto allí como en otras partes del oeste y el centro del estado.
Tropicana Field, el estadio de los Rays de Tampa Bay de la MLB, ubicado en St. Petersburg, sufrió daños graves. La lona que sirve de cúpula en el edificio quedó hecha jirones por los potentes vientos. El meteoro derribó también varias grúas, según el servicio meteorológico.
Los residentes en la ciudad se quedaron sin agua corriente, luego de que la rotura de una tubería principal obligó a las autoridades a cortar el servicio.
El paso del meteoro cortó el suministro eléctrico en gran parte del estado y en la madrugada del jueves había más de tres millones de hogares y negocios sin luz, de acuerdo con poweroutage.us, que monitorea apagones.
Antes incluso de que Milton tocase tierra, se registraron tornados en todo el estado. El club de campo Spanish Lakes, cerca de Fort Pierce, en la costa atlántica de Florida, resultó especialmente afectado, con viviendas destruidas y varios fallecidos.
“Hemos perdido algunas vidas”, afirmó el jefe de la Policía del condado de St. Lucie, Keith Pearson, en declaraciones a WPBF News, aunque no ofreció una cifra exacta.
Alrededor de 125 viviendas quedaron destrozadas antes de la llegada a tierra del meteoro, muchas de ellas casas rodantes en comunidades para mayores, apuntó Kevin Guthrie, director de la División de Manejo de Emergencias de Florida.
Unos 90 minutos después de tocar tierra, Miltón se debilitó a huracán de categoría 2. En la madrugada del jueves, el meteoro, ahora de categoría 1, tenía vientos máximos sostenidos que rondaban los 145 kilómetros por hora (90 mph) y estaba a unos 48 kilómetros (30 millas) al sur de Orlando.
Los intensos aguaceros podrían causar inundaciones tierra adentro, cerca de ríos y lagos, a medida que el huracán atraviesa la península de Florida para salir en el océano Atlántico el jueves. Se espera que impacte en la zona de Orlando, donde hay una gran densidad de población.
Milton azota una parte de Florida que se está recuperando aún del paso del huracán Helene, que inundó calles y viviendas en el oeste de Florida y se cobró la vida de al menos 230 personas en todo el sur. En muchas zonas costeras, las autoridades municipales se dieron prisa para retirar y eliminar los escombros antes de que los vientos y las marejadas de la nueva tormenta pudiesen arrastrarlos y agravar los daños.
Las autoridades lanzaron advertencias directas para evacuar la zona o, en su defecto, enfrentar escasas probabilidades de sobrevivir.
“Se acabó, amigos”, dijo Cathie Perkins, directora de Manejo de Emergencias del condado de Pinellas, ubicado en la península que forma la bahía de Tampa. “(Para) aquellos que fueron azotados por el huracán Helene, este va a ser un nocaut. Necesitan irse de aquí y necesitan irse ahora”.
Pero al final de la tarde, algunos funcionarios dijeron que el tiempo de huir se había acabado y sugirieron que quienes se quedaron se atrincheraran allí donde estuvieran. Por la noche, algunos condados anunciaron la suspensión de los servicios de emergencia. En una conferencia de prensa en Tallahassee, el gobernador Ron DeSantis explicó que se movilizó una amplia gama de recursos, incluyendo nueve mil efectivos de la Guardia Nacional de Florida y de otros estados; más de 50 mil operarios de servicios públicos llegados de lugares tan lejanos como California y patrullas de carretera que escoltaron a camiones cisterna para abastecer las gasolineras y permitir que la gente llenase sus depósitos antes de marcharse.
“Desafortunadamente, habrá víctimas mortales. No creo que haya forma de evitarlo”, afirmó DeSantis.