Ajedrez 2"Jesús Menéndez", Las Tunas.- De jaques y enroques, Isabel Rodríguez Cabeza aprendió por casualidad. Las demandas personales de dar el siguiente paso llevaron a aquella niña chaparrera a dejar de ser un testigo visual más para convertirse en la "reina de piezas blancas y negras". Desde la postura inmóvil de una mesa, Isabel despertó universos a su alrededor y, sobre todo, venció en el tablero y la vida, luego de superar barreras sociales, además del apego hogareño.

"Me introduzco en el ajedrez cuando formaba parte de la Unión de Pioneros de Cuba (UPC). En el seno de esta organización, mirando jugar a algunos varones fuimos aprendiendo las hembras que nos gustó. Nos deleitaba practicarlo, y así fue que entramos en este mundo, de a muchos poquitos. Posteriormente, Jesús Sánchez, más conocido como Niño Sánchez, que era quien nos atendía, contactó algunas personas del municipio que sabían jugar bien y recibimos clases".

En sinergia del destino, el deporte de pensamientos rápidos y decisiones difíciles le deparó a Rodríguez Cabeza disímiles retos. De manos de un tránsito precoz con un futuro aún más acelerado, la tunera mantuvo la firmeza en sus pasos para hacer del éxito su realidad.

"Me captó Juanito Couto, quien habló con mi papá para llevarme para Holguín a competir en la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE), probaríamos si podía ser seleccionada para participar en los primeros Juegos Escolares Nacionales. Junto conmigo fue también Mayra Sierra, otra integrante de la UPC y que éramos vecinas aquí en el barrio. Competimos con niñas de otros lugares y nos ganamos el puesto en el evento".

Isabel rodríguez SimultáeaPor derecho propio, Isabel, con la inocencia de una joven de 15 años de edad, inscribió su nombre en la historia del deporte cubano al obtener medalla de oro en las dos primeras ediciones de la cita atlética. "En aquellos tiempos no teníamos una visión clara del significado que tenía, porque era una experiencia muy grande. Yo nunca había ido a La Habana y allí nos sacaron a pasear, conocí lugares y entonces quedé envuelta en aquella inmensa novedad. Incluso, recuerdo que llegué a disputar una simultánea gigante que hubo en esos días", la sabiduría de los años toma la voz de la misma infante que disfrutó de un torbellino de emociones, en menos de nada.

Camuflada en la cotidianidad de su "Jesús Menéndez", hoy el botín de glorias pasadas queda a expensas de los recuerdos y un pequeño papel.

"Aún conservo el carné que me entregaron en la EIDE de Holguín, en el antiguo Ateneo, durante la etapa en la que nos concentraron allí para viajar a La Habana. Un documento que he atesorado con mucho cariño, porque el tiempo pasa y las memorias se borran. También guardo con especial afán el primer tablero, junto con sus piezas, que me dieron en el conocido chalé de los americanos, acá en Chaparra, cuando era pionera para que entrenara".

Isabel Rodríguez CarnetCon motivo del aniversario 60 del evento cantera para el deporte en la Isla, Isabel volvió a las andanzas de peones y caballos, mediante una simultánea con rostros chicos, similares al suyo cuando descubría pasiones. Esparcir algunos secretos de los 64 espacios pálidos y oscuros le llenan el alma, por ello defiende la idea de que "si hay un juego importante, al cual el Comandante Fidel Castro tuvo la visión de priorizar en las escuelas como parte del proceso docente, es el ajedrez. Los practicantes se desarrollan mentalmente, se hacen más inteligentes, más previsores, con claridad en las decisiones y la búsqueda de alternativas".

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