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Las Tunas.- Desde hace relativamente poco tiempo hemos escuchado hablar mucho más de las casitas infantiles, tras la apertura de varias en nuestra provincia. Su existencia, aseguran directivos de Educación aquí, ha marcado la diferencia, y para mejor, en varios municipios tuneros supliendo la demanda insatisfecha de capacidades para los pequeños en los círculos infantiles. ¿Pero, en qué se diferencian de estos? ¿Tendremos más?

RADIOGRAFÍA EN EL TERRENO

Desde el punto de vista metodológico, el funcionamiento de las casitas es similar al de los círculos infantiles, no así su gestión económica, tal cual lo definió la Resolución 58 del 2021 del Ministerio de Educación (Mined). La representación en Cuba del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) explica que están concebidas para prestar "servicio a los niños y niñas (de 0 a 6 años de edad) de madres, padres o tutores, en entidades que, a partir de sus condiciones económicas y materiales, puedan designar fondos para su apertura, mantenimiento y sostenibilidad". 

El Manual metodológico para la creación de casitas infantiles en Cuba, editado por ambas instituciones, es la referencia para las entidades que planeen la creación de este tipo de recintos. El documento detalla cómo sería su funcionamiento, incluyendo las variantes para garantizar un suministro tan vital como los alimentos diarios. Al tiempo que consigna que se utilizarán las formas de trabajo metodológico establecidas por el Mined para las sesiones sistemáticas de superación y capacitación al personal docente (educadoras y auxiliares pedagógicas), según un cronograma y necesidades de temas prioritarios para el correcto desarrollo del proceso educativo.

En la actualidad, en Cuba existen 170 casitas infantiles, de las cuales poco más de una docena están en el Balcón del Oriente Cubano, las que a su vez acogen a un total de 371 niños y niñas. La mayoría (11) están bajo el control de entidades adscritas al propio Ministerio de Educación, las otras dos obran gracias los esfuerzos de instituciones bajo la órbita, respectivamente, de los ministerios de Salud Pública y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Esta realidad es consistente con lo visto en el resto del país, pues son unidades presupuestadas las que en mayor medida han optado por establecerlas.

"Hasta ahora han tenido gran aceptación por las familias beneficiadas, pues es una solución muy favorable para las madres, padres o tutores legales; trabajadores que no cuentan con el servicio de círculo infantil, porque las demandas son muy grandes y muy pocas las capacidades", asegura Yanara Campaña Mariné, responsable del Departamento de la Primera Infancia en la Dirección Provincial de Educación.

Campaña Mariné sostiene que las casitas han suplido en gran medida las solicitudes, por ejemplo, en los municipios de Manatí, Jobabo, Amancio, Majibacoa y Puerto Padre; al punto de no requerir otra o círculo infantil. Sin embargo, remarca que "el territorio cuenta con más de mil 600 peticiones de familias para el servicio de círculo infantil, en cuya nómina resaltan las demarcaciones de Las Tunas y Colombia, como los casos más críticos".

Educación es la responsable de la preparación de las docentes que allí trabajan, tanto en el orden metodológico como el de superación. "Asesora, controla y da seguimiento a los procesos educativos que se desarrollan. Garantiza la base material de vida y de estudio a niños y trabajadores", precisa.

En las casitas, las capacidades varían entre 10 y 20 niños, cuya alimentación, en mayor medida, la proporciona las familias de los pequeños, y, en algunas, las instituciones que las construyeron.

casitas infantiles Las Tunas 2024 1RESPONSABILIDAD SOCIAL, LO IMPRESCINDIBLE

Hace poco en el municipio de Amancio nació la casita infantil Pequeños Galenos. Diariamente acuden allí 10 infantes, aunque podría recibir 20 más. Allí, están hijos e hijas de doctoras, médicos, personal de Enfermería…

"La necesidad era objetiva. A partir del sentir de los trabajadores, la indicación del Presidente y la situación de los círculos infantiles en el territorio hicimos consciente la urgencia de abrir una casita infantil en el sector de Salud Pública", resalta Ariel Guevara, director de Salud en este territorio sureño y principal promotor de la "Pequeños Galenos". "Lo más difícil, cuenta, fue identificar el área, encontrar un local, existían condiciones complejas". Guevara encomia el aporte de los padrinos de la obra: el colectivo de la Empresa Agroindustrial Azucarera. "Nos ayudaron los 42 días de construcción. A partir de la cooperación del Gobierno, los trabajadores y la Dirección Provincial de Educación, hoy la casita funciona sin dificultad", afirma.

"Aquí los niños realizan todos sus procesos básicos tal cual lo hacen los que están en los círculos infantiles, desde que entran hasta el horario de salida. Efectúan actividades independientes y programadas, que los preparan para su vida diaria. Se les ayuda en procesos imprescindibles como lo son el baño y la alimentación", refiere Yenilé Zayas Varona, una de las educadoras.

"Me llena de paz incorporarme a mi jornada laboral sabiendo que los niños están bien cuidados. A veces, por cuestiones de tiempo, no tenemos la oportunidad de dedicárselo a su aprendizaje. Las educadoras están muy bien preparadas. Los ayudan, con mucha dedicación, a realizar sus procesos básicos acompañados de actividades que los preparan para la vida. El local está acondicionado. Creo que es como su segundo hogar, quizás, el primero", elogia Maideluvys Santiesteban Peláez, nefróloga y madre beneficiada.

Un poco más al norte, en el municipio de Colombia, la educadora responsable de la casita infantil local Meñique expresa: "Tenemos una matrícula de 24 niños, a quienes les brindamos atención educativa para que alcancen los logros del desarrollo en cada edad, desde 1 a 5 años, y de esta manera entrar al Preescolar", describe Milagros Montero Yero, licenciada en la Primera Infancia. "Abrimos a las 6:30 de la mañana. Nuestra institución brinda beneficios a trabajadores de Educación, cuentapropistas y familias en situación de vulnerabilidad de la comunidad de Alba Flores", añade.

Alrededor de la "Meñique" ronda la preocupación, no tanto por las dimensiones de sus locales, sino por su distribución, pues existe una sola sala para las actividades con todos los años de vida; y el pantry está separado de la propia casita. Aun así, las familias la agradecen. "A pesar de ser un espacio pequeño, estoy bien feliz porque mi niño forma parte de un centro educativo donde recibe una excelente atención por parte de las 'tías', quienes son bien cariñosas", opina la madre Yarisleinis Hernández Zamora. Por su parte, Yanet Rivero Pol, docente en esa localidad, manifiesta su conformidad con el personal educativo que cuida diariamente a su hijo de 2 años de edad. "Recibe toda la ayuda de las educadoras. Son responsables, cumplidoras y preparan a mi niño para la vida. Estoy contenta con su labor", dice.

A pesar de ser el territorio con la demanda más insatisfecha, en la capital provincial solo están activas tres casitas infantiles; dos del sector de Educación y una de las FAR. "Actualmente tenemos una matrícula de 20 infantes, a los cuales cuidamos con cariño. Es de mucha satisfacción para las madres y padres que aquí trabajan lograr el acomodo de este local. Ha causado un impacto positivo, pues ha resuelto el problema del cuidado de los niños a unos cuantos obreros. Respetamos los horarios de alimentación de los pequeños. Sus familiares se encargan de traer sus almuerzos y meriendas, y nosotros facilitamos el proceso de la nutrición", expresa Maite Brito Labrada, educadora principal de este inmueble fruto de la iniciativa de los trabajadores del centro mixto Simón Bolívar.

Ella está preocupada por el material de trabajo del que disponen porque, alerta, es escaso. "La escuela nos ayuda con dos libretas y 150 hojas, al igual que Educación nos hace llegar algunas láminas y algunos libros, pero no es suficiente para todos los niños".

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CAMINO QUE MERECE MÁS MANOS

Las Tunas "presenta, como principal debilidad, la falta de sensibilización por parte de los organismos que tienen mayor número de trabajadores que son madres, padres o tutores de infantes", estima la titular del Departamento de la Primera Infancia en la Dirección Provincial de Educación. Esa aparente ausencia de voluntad, comenta, contrasta con las acuciantes necesidades existentes en este ámbito; incluso más allá de la capital provincial, concretamente en poblados sin centros educacionales para menores de 5 años como por ejemplo Omaja, Dumañuecos, Guayabal o Vázquez.

Precisamente en esas localidades las casitas serían de mucha ayuda, insiste. La experiencia de lo hecho en San Antonio, Jobabo, lo corrobora. Allí, relata, tras el análisis previo con la comunidad se estableció una casita infantil que está en perfecto estado y funcionando.

Para quienes las crean las casitas infantiles no son, complementa Unicef Cuba, un gasto, sino una inversión. Si no fuera suficiente con la sensibilidad que denota hacia las necesidades de su colectivo y la comunidad a su alrededor, el organismo internacional subraya el rédito económico que implica para sus gestores propiciarles a sus empleados un clima de trabajo más agradable surgido de la sensación de seguridad que implica saber que están garantizadas la atención, protección y educación integral de sus niños y niñas. Incluso, destaca, también se facilita una mayor puntualidad tanto de entrada como en la salida laboral acorde a los horarios establecidos.

La historia de cada familia beneficiada hoy en Las Tunas con las casitas infantiles es suficiente, en su individualidad, para ganar fuerzas y seguir pujando por el nacimiento de más de estos sitios. Las experiencias nos presentan a niños y niñas a los que se les está dando la oportunidad de explotar al máximo su potencial, máxime si tenemos en cuenta cuán vitales son los primeros seis años de la vida en la formación y desarrollo de la personalidad. Y en la "foto" se verán más progenitores o tutores más tranquilos en sus labores; y eso le conviene a la sociedad en su conjunto.     

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