Las Tunas.- "Sin los niños no se puede vivir, como no puede vivir la tierra sin luz", así dijo nuestro Apóstol, en una frase que va más allá de lo obvio, al marcar la infancia el futuro físico y natural del planeta.
Sin los niños no se puede vivir porque a los mayores se nos olvida muy rápido cómo vimos el mundo cuando no medíamos ni un metro, cuando una nube era un gigante y cualquier olla de la cocina el barco más hermoso que astillero haya visto; cuando el amigo más fiel estaba al alcance de "¿quieres jugar conmigo?"; cuando celebrarle el cumpleaños a la gata de la casa podía ser la fiesta del año.
Y los adultos, claro, necesitamos quien nos recuerde que algún día fuimos seres tan increíbles. Ese es el "servicio distinguido" de la infancia a la humanidad.
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