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Las Tunas.- El primer coronel Reynaldo Bárbaro González Sánchez, actual director de la Defensa en la provincia, rememora sus reiterados encuentros con el general Espinosa, como cariñosamente le llamaban muchos de sus subordinados y el pueblo.

"El compañero general era una persona muy modesta, sencilla, humilde y honesta; muy preocupado por todos los compañeros del Ejército y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Un oficial de una alta preparación y gran sensibilidad humana.

"Así lo recordaré siempre", afirma tras participar en homenaje póstumo rendido en Las Tunas al general de Cuerpo de Ejército Ramón Espinosa Martín, quien se desempeñaba como viceministro primero de las FAR, al momento de su repentino fallecimiento el pasado martes 24 de septiembre.

También integraba del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, era diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, ostentaba los títulos honoríficos de Héroe de la República de Cuba y del Trabajo; y acumulaba una brillante hoja de servicios a la Patria y a las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

A pesar de todos esos altos cargos, "era una gente muy sencilla, humilde y llegó a escribir algunos documentos, libros, poesía, algo que parece no dado a una persona de tanta jerarquía militar. Era un hombre de una gran inteligencia, de mucha sensibilidad humana y una cultura extraordinaria", resalta González Sánchez.

El primer coronel trae a flor de labios y en el corazón ese legado, y sobre la alta preparación del general Espinosa destaca: "Conocía el área del Ejército Oriental como uno conoce su casa, donde uno puede andar con los ojos cerrados; así andaba él en el vasto territorio del Ejército, del que fue jefe por muchos años antes de ascender a otras altas responsabilidades en las FAR".

                        ANÉCDOTAS…

"Él conocía cada camino, a dónde salía. Cada vez que lo recorríamos juntos me decía: 'Coge por aquí y eso va a salir a tal lugar', y realmente era así. Incluso, cuando yo asumí la responsabilidad en Santiago de Cuba al frente del Regimiento de Artillería, íbamos a la reserva antitanques y me fue señalando las vías de acceso con mucha precisión y así fue en otras ocasiones, también, en territorio guantanamero.

"Tenía facilidad para caracterizar a los hombres solo con la mirada. En una ocasión, estaba en una reunión de trabajo y se dio cuenta de que habían combatientes que querían hablar, pero no se decidían. Comenzó a darles confianza y después se quitó la camisa, en la que portaba su alto grado militar, y les dijo: 'Ahora no soy general de División. Ahora díganme para acá todas las cosas'.

"También lo distinguían la sensibilidad y el interés constante por el bienestar del personal, y bajo su mando se hicieron todas las casas de oficiales que están en las distintas provincias para atenderlos a ellos y a sus familiares, así como a los trabajadores civiles".

Cuenta el primer coronel Reynaldo Bárbaro González Sánchez que "el general Espinosa llegaba a las unidades y se quedaba esa noche con todos los compañeros en condiciones de campaña, sin tantos protocolos, que bien los merecía por su jerarquía, y podía jugar una partida de dominó hasta el amanecer.

"Nunca lo vi maltratar a nadie ni alzarle la voz siquiera a un oficial; lo llamaba, lo escuchaba y después tomaba la decisión más justa. No era un hombre patriarcal".
Sostiene que "así, de esa forma tan natural, el general fue penetrando a todos los combatientes del Ejército; ese proceder lo ubicó durante 26 años como uno de los más destacados entre los mandos del país".

Sentencia que así lo recordará siempre: "Muy sacrificado, trabajando hasta la hora y el día que fueran, sin aparentes muestras de cansancio". 

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