Las Tunas.- La actual edición de la Fiesta de Raíces y Tradiciones dice adiós, pero quedan sus huellas. El evento más importante que organiza la filial tunera de la Fundación Nicolás Guillén (FNG) reunió en nuestro territorio a académicos, intelectuales y cultores de tradiciones de México, Costa Rica, Guatemala y Cuba.
Varios espacios se hicieron eco del sentir latinoamericano. Jueves del libro, por ejemplo, abrazó a integrantes de la Casa del Poeta de Cholula, México. Además, en la peña De qué callada manera se firmó un convenio entre la institución de tierra azteca y el Centro Provincial del Libro y la Literatura (CPLL) de Las Tunas. Así, Elizabeth Damian y Maike Machado, directores de esas entidades, en ese orden, hicieron oficial el lazo.
En este contexto, también compartieron su arte creadores de la localidad y de otros países. Jóvenes poetas como Dayislenis Velázquez, Tomás Escobar, Eduardo Rosell y Sandro Leyva demostraron ser dignos herederos de la tradición literaria del Balcón de Oriente. Asimismo, consagrados al estilo de Luis Mariano Estrada (Lewis), Aleido Rodríguez, Adriano Galeano, Lucy Maestre y Marina Lourdes Jacobo reafirmaron el hecho de que esta es una tierra de rapsodas.
Por la parte foránea, los escritores Elizabeth Damian, José Luis Totolhua y Hugo Vega Hernández compartieron obras del alma; los dos primeros poesías y el último, narrativa fantástica.
La máxima guilleneana Yoruba soy resonó en la voz de Raúl Leyva, quien -como digno conductor criollo- hurgó intermitentemente en las esencias de nuestra nacionalidad.
Los poetas Maylín Valdés y Osmel García, entrelazados en la vida y el amor, también compartieron sus versos allí, bajo el árbol de tamarindo del centro cultural Huellas. Bien recordó él, como se dice en su pueblo: "No hay tamarindo dulce ni poeta cuerdo". Y nos adentramos así en su obra para caer desde un edificio de 18 plantas junto a Nicanor Cervantes, que decidió "volar" hacia el parque, hacia la eternidad.
Nos fuimos por la garganta de la cantante del trío Lunalondra, que miraba hacia el cielo de vez en cuando, como si quisiera atrapar con el torrente majestuoso de su voz la luna de Chiquimula. Y sentimos las lágrimas de Dayislenis Velázquez, conmovida ante un poema descomunal de su colega de las letras Tomás Escobar. Y se nos colaron bajo la piel los versos negreros de Lewis, o la historia de los amigos que no se fueron ni en tiempos de ceguera y dolor, como nos cantara el trovador Richard Gómez.
Y nos sedujo el "wao" de Marina Lourdes Jacobo, al frente de la FNG en Las Tunas, cuando nos trasladó con su poesía al momento exacto en el que cocinaba chícharos en horas de apagón. Y nos calaron las palabras de Elizabeth Damian cuando agradeció -a nombre de los mexicanos- "todas las sonrisas, todas las miradas".
Además, por esa cuerda, como si nos abrazara la "olorosa raíz" y el "místico viaje" de los cuales habló Lucy Maestre en un poema, nos acarició el oído el popurrí de canciones románticas que ejecutó Bouquet's Dúo (de México) al cerrar la peña De qué callada manera.
Allí, hasta Jacqueline Aca, la mujer de ese dúo, bailó ritmos latinoamericanos y de su voz emanaron gustadas composiciones como Cucurrucucú paloma.
La Fiesta de Raíces y Tradiciones se reafirma como una de nuestras principales galas, una que demuestra el valor de las alianzas y la voluntad, y la importancia innegable de defender la cultura e idiosincrasia de nuestros pueblos.
