Las Tunas.- Nadie se amilana en este batallón de valientes por miedo, incertidumbre o dolor. Ellos, integrantes del honroso grupo del personal de Enfermería en Cuba, saben que escogieron bien su profesión. Las misiones y batallas ganadas frente a duras enfermedades, a veces, desde geografías abruptas, van marcando su historial en el quehacer diario y no buscan reconocimientos, ni glorias, porque entienden solo de humanismo, sensibilidad y amor.
Miembros del ejército de batas blancas, hoy en la primera línea de lucha contra la Covid-19, celebran el Día de la Enfermería con la satisfacción del deber cumplido. Y aunque muchos dejan atrás sus deseos de descansar en casa, de estar un rato más con los suyos, se sienten responsables también de otros que los necesitan para sonreír sanos y con esperanzas a la vida.
La conmemoración por la efeméride esta vez tendrá pocas cosas diferentes, pero importantes. Un abrazo fuerte, un cálido beso de agradecimiento, o simplemente, el deseo de estar todo un colectivo junto para celebrar ya no marcará la jornada. Sin embargo, como cada año, ellos este Día también seguirán allí, donde son más imprescindibles, preservando la salud.
A esta realidad no escapan los hombres y las mujeres de la Enfermería en el policlínico Guillermo Tejas, ubicado en la ciudad capital. Hoy con sonrisas manifestadas en sus ojos, porque el nasobuco no las deja ver a plenitud, saben que desde su labor le dan un duro golpe a la pandemia.
Cerca de 120 enfermeras laboran en esa institución de Salud, quienes, al decir de Isabel Hechemendía Torres, jefa del Departamento de Enfermería en el enclave, se unen a esta cita mundial con excelentes resultados en sus principales indicadores.
“Diseminados por varios lugares, hoy no solo permanecen aquí en sus consultas habituales y Cuerpo de Guardia -enuncia Hechemendía Torres-, también están en el hogar materno atendiendo a las futuras madres, en el vacunatorio, centros de aislamiento, como el ubicado en el campus Lenin perteneciente a la Universidad de Las Tunas; y en consultorios, muchos ubicados en intrínsecos parajes, como el de San Rafael.
“Hasta ese consultorio y otros de difícil acceso llegan a diario nuestras enfermeras, porque en nuestro país no se abandona a nadie, esté donde esté.
“La fecha no pasará por alto, aseguró Isabel. Un merecido reconocimiento se les hará llegar a cada una, destacaremos la labor de muchas con excelente trayectoria laboral y se patentizarán los principios humanos y revolucionarios que nos motivan cada día a ejercer una de las más sensibles profesiones”.