Las Tunas.- A lo largo de la historia del béisbol en Las Tunas, en series nacionales varios apellidos han dejado en las camisas y la memoria colectiva una herencia inigualable. Hermanos, primos, padres e hijos han situado en la pelota un negocio de familia, a razón de talento y sacrificio.
Si bien en las filas de los Leñadores durante la actual temporada conviven los hermanos Baldoquín, con Jean Lucas y Roberto Súliban, además de los Alarcón: Yosvani y Yordanis, para este último aún le es insuficiente, pues en la reserva y todavía en la categoría juvenil aguarda su primogénito, Yor Alexander Alarcón Cruz. La segunda generación de los jobabenses resulta conocida para la afición del "Julio Antonio Mella", dada la participación de Yor en el campeonato provincial, en el cual alzó el título con el municipio cabecera; así como las ocurrencias en el terreno del retoño del número 11 del equipo local.
Antes, en la edición 61 de los clásicos domésticos, Yoalkis Cruz y Yoelkis Cruz (hijo) compartieron momentos desde el box. Con papá como el pícher con más victorias para este territorio, 159 en 19 campañas, al novel serpentinero le esquiva el primer éxito en la máxima cita, lo cual lo obliga a redoblar esfuerzos en aras de vencer los infortunios. Además del legado de una trayectoria construida desde la superación personal, Yoalkis dispuso en manos de su sucesor una imagen icónica, de rodillas y con los brazos hacia la gloria, luego de conseguir el out que hizo tangible la primera corona de la provincia.
Previo a que los lanzadores tuneros hicieran la "cruz" en un mismo evento, Rafael Orlando Acebey y su descendiente Orlando Acebey, en defensa de los colores de Villa Clara, figuraron como los iniciadores de tal tradición en el choque inaugural de la 43 Serie, el 23 de noviembre del año 2003, ante Industriales. En tanto, Yordan Manduley Escalona y su vástago Yordan Manduley Leyva comparten mucho más que ADN, nombre y equipo, sino también el virtuosismo de convertir con el guante fácil aquello que se antoja complicado.
En cuestión de tiempo surgirán nuevos ejemplos porque constituye tanta la pasión desprendida de bolas y strikes que penetra en la genética o, como algunos prefieren decir, cala hasta los huesos sin retorno posible. En un flujo bilateral, orgullo y satisfacción se entretejen en el pecho en forma de 108 costuras rojas.
