Las Tunas.- Orgullo de Las Tunas y el más grande productor de azúcar de Cuba es el central Antonio Guiteras Holmes, del municipio de Puerto Padre, en el norte de la provincia; un coloso que forma parte ineludible de la historia, idiosincrasia e identidad de los hijos de esta tierra del oriente cubano.
Nombrado anteriormente como central Delicias, el ingenio azucarero es uno de los cinco que se construyeron en suelo tunero por los estadounidenses; así, en 1910, fue inaugurado con el sello de San Manuel Sugar Company y sustentado, a la vez, por la Cuban American Sugar Company.
Sin embargo, no es hasta 1912 que realiza la primera operación con más de 182 mil sacos de azúcar de 325 libras, un proceso que era solo el avance de las enormes potencialidades que albergaba la gigantesca mole, prospecta a convertirse en una industria de gran valía para la economía tunera y cubana desde sus inicios.
Las condiciones eran propicias, Las Tunas tenía enormes canteras para la cosecha de caña de azúcar y ya se había creado también un pedraplén que conectaba al cayo Juan Claro con tierra firme y desde allí se embarcaban las producciones del central y su homólogo, el Chaparra, del actual municipio de Jesús Menéndez.
Tanto fue el auge del "Guiteras", que en 1922 estableció récord mundial al moler más de 110 millones de arrobas de caña, equivalentes a un millón de sacos de azúcar y así, en altas y bajas, siempre se mantuvo a la vanguardia de las producciones del dulce elemento, tan codiciado por los cubanos.
Actualmente exhibe el récord en la producción de crudo en una zafra, al totalizar 218 mil toneladas en la campaña de 1982.
Además, de sus rutinas resultan otros insumos secundarios de gran demanda para la economía nacional como la miel, el alcohol y la cera, entre otros derivados de la caña de azúcar; considerada una fábrica moderna para su tiempo, lucha por mantenerse a pesar de las circunstancias contemporáneas, marcadas por el déficit de insumos y piezas básicas que impiden un mayor esplendor.
El "Guiteras" es, más que un central, un símbolo de la cultura por estos lares, un dulce suspiro con aliento a añoranza de lo que algún día fue y de lo que hoy lucha por seguir siendo; es, ante todo, una sublime expresión de cubanía.