Yeslayne sabe combinar sus deberes como madre y trabajadora de la dirección de Justicia en Las Tunas.

Las Tunas.- Con la llegada del verano muchos centros de trabajo se convierten en espacios de cuidado para los hijos de cientos de madres y padres que contribuyen al desarrollo económico y social del país. La Dirección Provincial de Justicia (DPJ) no queda fuera de este rol que entraña cumplimiento del deber de amar y cuidar.

Es en este sitio donde las hijas de Yeslayne González Peña crecen y comprenden los esfuerzos de mamá por cumplir con el trabajo y su necesidad de cuidarlas, de no despegarse de ellas en sus meses de descanso.

Ella, tiempo atrás, llegó allí en la búsqueda de sus sueños, de encontrar ese entorno en el cual crecerse profesionalmente.

"Yo escogí la carrera de Medicina cuando terminé el Preuniversitario, pero hice cambio para un curso de nivelación y después me incorporé a la Licenciatura en Derecho. Estudié seis años en la ahora Universidad de Las Tunas, donde me gradué en el 2013.

"Entré a trabajar en la DPJ en el Departamento de Asociaciones, el encargado de atender lo relacionado con las instituciones religiosas. Me pasé unos años ahí, pero siempre aspiraba a incorporarme al de Asuntos Penales, porque mi examen estatal lo hice de Derecho Penal. Es la materia que más me apasiona, y vine cuando existió una plaza vacante".

El amor por lo que hace se siente en su forma de hablar. Le cuenta a 26 sus inicios en esta área como quien acaba de descubrir un lugar nuevo; nadie creería que han pasado 17 años desde aquel comienzo.

"El Departamento de Asuntos Penales está compuesto por tres personas. Aquí nos encargamos de expedir antecedentes penales, la cancelación de los mismos; además, atendemos a las personas que extinguieron su sanción. También se hace el proceso de revisión penal.

"Cada transformación legislativa que ha vivido el país nos toca muy de cerca. La DPJ juega un rol crucial en numerosos procesos de la nación, nos corresponde empaparnos de todas las materias penales y no penales para luego poder transmitir esos saberes a la población".

Traer a sus hijas para la oficina es rutina durante los meses de verano desde hace 10 años. "Mis niñas contestan el teléfono, mandan a pasar a los usuarios, forman parte de mi día a día aquí dentro. Se han criado corriendo por este sitio desde pequeñas, porque cuando había afectaciones en el círculo infantil venían conmigo.

"En tiempos de apagones más fuertes me iba para mi casa todo el día y a las 4:00 de la tarde, cuando llegaba la corriente, venía con ellas y la comida en pozuelos. Era mi manera de no descuidar ninguna de mis responsabilidades, como madre y trabajadora.

La mayor de sus hijas ya sabe hacer un expediente de cancelación; lo aprendió preguntándole en qué podía ayudar, nadie creería que tiene 10 años. Y la más pequeña domina a la perfección el rol de su mamá en la oficina.

Historias como la de Yeslayne encuentras detrás de un buró o en la calle cuando vas temprano a llevar a tus hijos a la escuela. Son muchos, madres y padres, que no saben de descansos, sino de desvelos. Hay que cumplir. 

"La responsabilidad y el compromiso que ahora tengo se los debo a este lugar. No me veo en otras funciones en distinta institución jurídica. No sabría cómo desempeñarme. Aquí lo tengo todo, siento que este es mi hogar".

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