Mestro Alcolea copia

Las Tunas.- En el transcurso de nuestra vida estudiantil existen experiencias que nos marcan de manera especial, personas que llegan para hacernos ver el mundo desde otra perspectiva. Osmany Alcolea, maestro de la escuela militar Camilo Cienfuegos, de Las Tunas, es de esos que dejan una huella imborrable en todos aquellos que lo conocen: estudiantes, profesores, oficiales...

Según confiesa, escogió la profesión motivado por valores inculcados en su familia como la empatía y la preocupación por los intereses de los demás. Nació en el municipio de Río Cauto, se graduó de Química en la Universidad de Oriente y aquí, en Las Tunas, hizo la Licenciatura en Ciencias Naturales. “El país necesitaba preparar profesores, solo me sumé al llamado”, comenta.

Él, fruto de un matrimonio de nueve hijos, vio en la Química una manera de enmendar las dificultades de sus hermanos en relación con esta asignatura. Ello lo impulsó a seguir por ese camino. “Mi padre siempre me decía que en hacer lo difícil radica la grandeza de los hombres, así que decidí tomar el desafío”, señala.

En Osmany sus alumnos encuentran más que un maestro. Para él, el docente no solo debe impartir clases, sino ser una persona con el conocimiento para preparar las generaciones, tal cual las requiere el momento; un educador debe conocer al estudiante también en la esfera social. “En mi aula no se respira un ambiente de acomodamiento, sino de orden, compromiso y disciplina”, explica. A pesar de su exigencia, se ha ganado el corazón de sus alumnos, quienes lo ven como un padre.

Es también la persona que, cuando percibe un problema, realiza el señalamiento necesario. “El Comandante en Jefe Fidel Castro nos enseñó que, donde haya un problema, debe haber una explicación y una solución; yo abogo por eso siempre”, alega.

Ciertamente, no titubea para señalar las asperezas; sabe que la palabra no puede guardarse en la boca cuando el deber apunta a buscar soluciones. “Quedarse de brazos cruzados es un delito”, sentencia.

Este maestro, alternando la mirada entre libros, agradece el esfuerzo de sus educandos, a quienes estimula y motiva desde el ejemplo. “A los alumnos que nos acompañaron en este difícil año, a su familia y todos aquellos que aportaron a los procesos educativos, mi eterno agradecimiento”, expresa.

Siempre preocupado por prevenir conductas inapropiadas en las nuevas generaciones, se sabe parte de un ejército de amor vital para nuestra sociedad. Así lo resume: “Más que al alumno, hay que ver al hombre del futuro, a la mujer del futuro; es nuestra función prepararlos para el mañana. Mi deseo es poder apreciar esa obra realizada; en sus manos está el porvenir de nuestra nación”.

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