Martha Cabrales para trabajo lepra tunas

Las Tunas.- Yoel jugaba voleibol, todas las tardes, bajo el sol crudo y desafiante. La piel curtida no entendía de erupciones ni quemaduras. Una tarde, después de las prácticas, sintió que un bichito le picaba mientras bajaba por la columna vertebral, pero en algún punto dejó de percibir su camino ardoroso, aunque le dejara varias ronchas.

Llegó a la casa preocupado y su mamá le advirtió de varias manchas oscuras en la espalda baja. Por casualidad, ambos descubrieron que, precisamente en esas zonas, el deportista no tenía sensibilidad. "¡Qué cosa más rara!"; se repitieron entre risas, mas ninguno encendió sus alertas.

Un año después, por insistencia de su novia, sus lesiones fueron diagnosticadas de lepra. La familia entera fue sometida a un tratamiento profiláctico y ocultaron la novedad entre vecinos y familiares, como si aún vivieran en los siglos de oscurantismo.

                                                                 DE FRENTE A LOS MITOS

Martha Cabrales León, jefa del Programa de Lepra en la provincia, compartió con la prensa la voluntad de potenciar el impacto efectivo de estos saberes en las comunidades, con el fin de erradicar estigmas y mitos que acarrean vergüenza a las familias y las apartan de tratamientos más rápidos y oportunos.

"En Las Tunas hemos diagnosticado lepra en los municipios de Jobabo, Colombia y Amancio, y en los últimos cinco años hay registro en la población infantil, lo cual ratifica transmisión activa de la enfermedad" - refirió Cabrales León.

Para los más confiados, expuso que se considera, después de la poliomielitis, como la enfermedad que más discapacidades causa, aunque es evitable a partir de su detección oportuna.

La galena enfatizó que ante su descubrimiento está asegurado en cada rincón del territorio el tratamiento como parte de una donación de la Organización Mundial de la Salud.

En la provincia tras la detección de un caso se realiza el control de foco para la vigilancia de las personas cercanas como principales grupos de riesgo. Se ha comprobado la susceptibilidad genética al adquirir la enfermedad entre familias con muchos casos.

                                                                 ¿FICCIÓN O REALIDAD?

La lepra, también conocida como bacilo de Hansen, es una enfermedad infecciosa crónica que afecta principalmente la piel y el sistema nervioso periférico. Aunque ha sido erradicada, en gran parte del mundo todavía se registran casos en algunas regiones.

La máster en Enfermedades Infecciosas puntualizó que los síntomas iniciales suelen ser manchas cutáneas blancas o parduzcas. Respecto a la transmisión, precisó que es por vía respiratoria y por contacto mantenido y prolongado con una persona que está infectada y sin tratamiento.

Otros síntomas pueden incluir sensación de tacto reducida, hormigueo, entumecimiento, debilidad en manos y pies, dolor en las articulaciones y llagas en la piel que desfiguran.

Es causada por dos especies de bacterias: Mycobacterium leprae y Mycobacterium lepromatosis. Estas se transmiten principalmente a través de gotitas respiratorias liberadas al toser o estornudar. También puede propagarse por contacto directo con las úlceras de los afectados. Sin embargo, no hay evidencia de su transmisión a través del contacto sexual.

"En la provincia mantenemos un programa de control ante los focos leprógenos, lugares donde ha existido la enfermedad como los municipios del sur Jobabo, Colombia y Amancio. Le pedimos a la población que ante la aparición de síntomas hay que acudir al médico para recibir la valoración de un especialista en Dermatología", reiteró la doctora Marta.

El tratamiento se administra de manera gratuita a nivel del Consultorio del Médico y la Enfermera de la Familia, pues tras la exposición de la enfermedad hasta que se adquiere puede llevar un período de nueve meses a 20 años, y un promedio de cinco años para incubarla.

A partir de 1993 la lepra dejó de constituir un problema de salud con la prevalencia de uno por 10 mil habitantes. Fue descubierta en el año 1873 por el científico noruego Gerhard Armauer Hansen. La detección temprana y el tratamiento adecuado son esenciales para prevenir la propagación de la enfermedad y minimizar sus efectos debilitantes.

 

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