El teléfono suena y una voz afable responde:
- Buenos días periodista, ¿cómo le va?
-Bien…, ¿ya tiene los datos de hoy?
- Sí, cómo no, enseguida le digo. Tome nota de la cantidad de sospechosos de la Covid-19 en centros de aislamiento; también los contactos…
Las Tunas.- Así sucede invariablemente cada mañana desde hace ya más de dos meses. Y en esa especie de “ritual” siempre está él, dispuesto a ofrecer la información veraz y oportuna del panorama epidemiológico. Su nombre: Jesús Manuel León Silva, responsable del puesto de mando de enfrentamiento al nuevo coronavirus de la Dirección Provincial de Salud.
Anda de un lugar a otro inyectando energía a la gente; asesora, supervisa… para que todo marche bien. Asume el compromiso de lunes a lunes sin olvidar la sonrisa, y doy fe de ello. Desde este lado de la línea lo descubro diligente y siempre solícito, a pesar de la premura que le imponen las rutinas.
“Han sido días muy intensos -me cuenta- al frente de este equipo integrado por epidemiólogos, geógrafos, estadísticos, informáticos, psicólogos, especialistas de Medicina General Integral, personal de apoyo…Trabajamos las 24 horas y constantemente nos llegan las informaciones. Desde aquí coordinamos lo referido a los ingresos y su clasificación (sospechosos, contactos, viajeros…).
“Diariamente hacemos una reunión técnica entre expertos a fin de discutir la situación del territorio. Además, se realiza una videoconferencia con el ministro de Salud y sus asesores para evaluar a escala nacional el comportamiento de la enfermedad y adoptar las acciones precisas”.
Junto a las cifras y el procesamiento de diversos aspectos coexisten las interpretaciones y la posibilidad de brindar a los decisores una visión exacta sobre la evolución de la Covid-19. “De nosotros depende la actualización diaria y la autenticidad de los datos con los que las máximas autoridades toman las medidas más certeras frente a la pandemia. Créame, ello requiere mucha seriedad, integración, profesionalismo y esfuerzo”.
Confiesa que al inicio las personas no paraban de llamar al puesto de mando por la preocupación y el estrés que genera todo padecimiento nuevo. Para lidiar con las complejidades del momento y brindar apoyo a la población se decidió incorporar a los psicólogos al grupo.
En esta ofensiva por la vida se juntan voluntades; seres que sin vestir de “verde” aportan algo más que un “granito de arena” y también merecen nuestros aplausos. “Esta experiencia ha sido para mí una verdadera escuela, pues me ha permitido más conocimientos, desde el punto de vista epidemiológico y clínico, de las enfermedades infecciosas”.
León Silva ha cambiado la quietud de la casa por la efervescencia laboral, y la añoranza por una gran parte de los suyos hace más meritorio el sacrificio. “Soy holguinero y aquí solo me acompaña mi esposa. La otra parte de la familia está lejos y súper preocupada, pero la comunicación ha servido para acortar un poco la distancia. Es bastante difícil no poder visitar a mi madre, hermanos, a mi hija y mi nieto”.
Para Jesús el desafío va más allá de las jornadas extendidas sin horarios definidos. Es saberse responsable de conducir esta misión con un sentido de pertenencia mayúsculo que lo hace experimentar las más variadas emociones. Nunca pierde el optimismo, pero cada vez que ha debido notificar sobre un paciente positivo al SARS-CoV-2 se le percibe triste y apagado; una reacción en la que mucho influye el ser humano que lo habita.
OFICINA ADENTRO
En la oficina, apostada en el Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología, confluyen varias especialidades. El sonido de los teléfonos, la elaboración del parte diario, el seguimiento a los aislados… marcan la vorágine cotidiana.
La epidemióloga Diamela Moreno Varela comenta que de la mano de cuatro mujeres transcurren allí las actividades de su perfil. Estaba en plena faena cuando accedió a regalarme unos minutos.
¿Qué funciones desempeñan?
“Nosotras coordinamos las acciones de los equipos, el traslado de los pacientes acorde con sus características, la clasificación de los casos y los centros donde son ubicados. Para considerarlos sospechosos deben tener algún síntoma; y los contactos, que pueden ser de esos posibles enfermos o de confirmados, los ingresamos, aunque estén totalmente asintomáticos, teniendo en cuenta el comportamiento de la enfermedad.
“Procesamos la información a partir de los datos que tributan los diferentes frentes (Estadísticas, Informática, Programa de Infecciones Respiratorias Agudas, Promoción de Salud…). Elaboramos el informe que actualiza al Consejo de Defensa Provincial y monitoreamos el panorama nacional e internacional para conocer los riesgos”.
Desde su trinchera, la joven doctora ha dado la pelea al “bicho”. La imagino con la ternura impregnada en la mirada, descifrando números y reparando en detalles. Pasará otras 24 horas fuera del hogar sin estrechar a su pequeña de 4 años; un tiempo que se eterniza en el corazón de una madre. Pero lo superará como lo ha hecho hasta ahora. “Es nuestro deber como epidemiólogos cumplir esta encomienda”.
Muy cerca, la estadística Olga Martínez Guerra detiene por breves instantes su labor y expone: “Soy jefa de Registros Médicos en el hospital pediátrico Mártires de Las Tunas, pero estoy aquí prestando servicio. Mi función, básicamente, es emitir partes al Minsap en determinados horarios.
“Disponemos -explica- de un programa que consta de varias indicaciones; llenamos la base de datos con las actualizaciones que ofrecen los puestos de mando municipales y los hospitales”.
A pesar de sus 32 años de experiencia en la profesión confiesa que ha sido un reto, pero ha recibido el apoyo incondicional de la familia. “La salud del pueblo merece cualquier sacrificio y como militante del Partido estoy presta a ayudar a la Revolución”.
De vital importancia ha sido el desempeño de los psicólogos, no solo para ofrecer la atención especializada a quienes lo soliciten, sino además para despejar las dudas de la población sobre determinadas cuestiones. El licenciado Yoel Estrada Capote comenta: “Si no tenemos la respuesta, los llamamos en otra ocasión.
“A veces nos reportan la presencia de algún viajero nacional o las indisciplinas sociales. Tratamos de atenderlos lo mejor posible, siempre auxiliándonos de las herramientas de nuestra rama, y las personas lo agradecen”. Habitualmente Estrada ejerce en uno de los consultorios del área de Salud del policlínico Aquiles Espinosa y aunque cambiaron sus roles siente satisfacción de estar allí, donde es más útil.
MINUTOS, HORAS, DÍAS…
El reloj marca las 9:00 de la mañana y Francisco Durán García, director nacional de Epidemiología del Minsap, regresa a las pantallas. Un país atento y aferrado a la esperanza espera que las noticias de hoy sean más alentadoras que las de ayer.
Tras su intervención, otra vez, levanto el teléfono y una voz del otro lado de la línea vuelve a responder:
“Buenos días periodista, ¿cómo le va?”. Ahí inicia nuestro ineludible diálogo. Y agradezco la actitud comprensiva, la disposición y hasta el buen carácter del doctor Jesús León. Pienso entonces, en la “suerte” de encontrar gente así, como él y su equipo, con ganas de hacer y siempre dispuesta a colaborar; gente necesaria que despierta toda admiración.