nasobucos34Hoy, cuando nuestro país enfrenta una terrible pandemia, que aún no ha llegado a su pico de infección, se necesitan más manos que contribuyan a la confección de nasobucos y vestuarios protectores imprescindibles para la protección del personal de Salud, trabajadores de centros productivos y la población en general

Las Tunas.- Justo desde el momento en que se conocieron los primeros casos confirmados de la Covid-19 en nuestro país, una avalancha de reportes periodísticos corroboraba cada día la abnegación y la solidaridad de muchos que se dedicaron a la confección de nasobucos desde ese preciso instante, para contribuir a la protección de los cubanos.

Sin ser necesaria una voz de orden, hilos a la costura y manos a la obra, no se perdió tiempo frente a esta terrible pandemia que azota al mundo. Cada vez se sumaban más a esta noble labor, que no pensaban en créditos ni en ganancias económicas, sino en salvar vidas.

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Y resulta que este ejército muy bien pudiera llamarse Sastres de la vida, pues con su contribución un elevado porciento de personas se ha beneficiado con este nuevo aditamento que marca nuestras rutinas. A veces, nos resultan incómodos, pero al mismo tiempo, nos guarda como una barrera de contención frente al virus SARS-CoV-2, protegiendo nuestra existencia.

Y no son pocos los que han cambiado sus tareas diarias para dedicarse a confeccionar nasobucos. Las experiencias enumeran a disímiles costureros y otros, solo aficionados, que se unen a estos empeños. Podemos ver tanto a una educadora, como a nuestra gloria deportiva Ana Fidelia Quirot, quien también por estos días desde casa aporta a la batalla cubana contra el coronavirus con modelos elaborados por ella misma.

Ejemplo también son las campesinas que han puesto en marcha sus máquinas de coser. A través de las brigadas FMC-ANAP, estas féminas han elaborado más de 30 mil nasobucos porque saben que los productores necesitan varios ejemplares, pues frente al surco el campesino suda mucho y requieren cambiarlo con frecuencia para continuar en el frente productivo.

Otros, desde el sector privado, hacen realidad sus ideas, esfuerzos y destrezas para de manera artesanal fabricar máscaras protectoras y aportarlas al personal que de una forma u otra interactúan con pacientes que constituyen riesgos.

Pero se puede hacer mucho más. Cuando algunos científicos y estudiosos matemáticos vaticinan que se alzarán las cifras de contagios en el próximo mes de mayo, es necesario que muchas manos se unan a estos esfuerzos de garantizar más ajuares protectores para quienes interactúan con los contagiados. Cada día se incrementan los centros de aislamiento para el control rápido y eficiente del nuevo coronavirus y por consiguiente, habrá más trabajadores a quienes salvaguardar. 

Se ha tratado de producir industrialmente una gran cantidad de nasobucos, pero todavía no se tienen los necesarios. El llamado está en que todas aquellas personas que desde sus hogares puedan adoptar alternativas para crearlos lo hagan, pues a nivel estatal se priorizan los centros de Salud, de elaboración de alimentos, los productivos. Al empeño del Estado debe sumarse, aún más, la iniciativa popular.

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