atencion al obrero

Manatí, Las Tunas.- Aunque es temprano aún, el parque municipal no exhibe el trajinar de otros días. La gente acata disciplinadamente la disposición de permanecer en casa y solo abandonarla por cuestiones impostergables. "Hoy van a vender papas y llegó el pollo de la libreta, así que dentro de un rato verás más personas", me advierte un hombre con la voz mistificada tras un nasobuco.

Aunque parezca que la Covid-19 no amenaza a esta comarca de unos 30 mil habitantes, nadie se confía. Las pesquisas para detectar afecciones continúan. Ya el 60 por ciento de la población fue visitada por estudiantes de Medicina y grupos comunitarios. Y, si de prevenir se trata, en el policlínico funciona las 24 horas una consulta especializada en atender indicios de infecciones respiratorias agudas.

Las autoridades adoptaron otras medidas para cerrarle el paso al coronavirus. En nueve puntos se vende cloro, y dos termos móviles lo llevan hasta las zonas rurales. El expendio de ron quedó suspendido. ¡No son tiempos de festejos! En las unidades gastronómicas se oferta comida para llevar a casa y se habilitaron 14 mercaditos con el propósito de acercar los productos y evitar el trasiego.

En un periplo realizado por Manatí por el Consejo de Defensa Provincial (CDP), sus representantes conocieron que el centro de elaboración local produce cada jornada unas 40 mil raciones de alimentos en renglones tales como croquetas, vegetales en conserva, hamburguesas, casabe y dulces variados.

La producción no puede mermar en este difícil contexto. Para alentarla y darle su apoyo, el CDP recorrió las UBPC Lorenzo Dalis y Luis Augusto Turcios Lima, donde evaluó en detalle la marcha de la zafra y la producción de alimentos, además, la perentoria necesidad de proteger a todos trabajadores.

Para reducir la posibilidad de que la Covid-19 ingrese al territorio por la vía del transporte terrestre, y para reforzar la vigilancia epidemiológica en sus accesos, el municipio suspendió los viajes regulares hacia y desde Puerto Padre y la zona de Camalote, y se limitan los de la capital provincial y de algunos asentamientos poblacionales. En esa tarea colaboran integrantes del Minint y de la Cruz Roja.

Las personas más vulnerables reciben en Manatí atención personalizada, tanto las que viven solas como las del Hogar de Ancianos y la Casa de los Abuelos. "Aquí nos cuidan hasta el detalle, incluso, hasta nos traen los medicamentos desde la farmacia para que no nos tengamos que movernos ni salir", reconoce Luis René Quiala, presidente del consejo de una de las instituciones".

Aunque, a juzgar por la información oficial, el municipio no reporta todavía confirmados como portadores del coronavirus, su escuela especial se alista para recibir a los contactos de los posibles sospechosos. Todo se hace sin pánico, pero con la certeza de que la prevención oportuna puede salvar.

"Estuve aislada en mi casa 14 días por haber tenido contacto con un extranjero que visitó Manatí y que luego dio negativo en sus exámenes -dice Norka Suárez-. Durante ese tiempo recibí una atención de excelencia del médico y la enfermera de la familia. Eso solo se hace en un país como el nuestro".

Comienzan a vender las papas y el pollo. Y pronto comenzará a hacerse lo mismo con los medicamentos. Es inevitable que muchos manatienses salgan de sus casas para adquirirlos -el estómago y los achaques no suelen tener mucha paciencia-, pero todos con sus nasobucos. La Policía se encarga de que haya orden y se mantenga la distancia entra las personas.

Evidentemente, el municipio muestra buen trabajo en materia de prevención. ¡Pero no hay que confiarse! La Covid-19 está al acecho, y, ante el menor descuido, se puede abalanzar en busca de víctimas. 

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