Foto 1 El uso de guantes

Las Tunas.- "Por favor, señor, no se me vaya a poner bravo, pero solo le despacharé sus mandados cuando se coloque bien el nasobuco". Esta manera conminatoria de exigirle a uno de sus consumidores un requerimiento sanitario elemental, ante las acechanzas reales de la Covid-19, se la escuché a Maritza Galán, dependienta de la bodega tunera La Constelación.

"Todos debemos cooperar y cumplir con las medidas orientadas, porque, de lo contrario, nos exponemos innecesariamente a contraer el coronavirus y comprometemos a personas que sí son disciplinadas -dice, mientras despacha las cuotas normadas correspondientes al mes que comienza-. Cualquier gotita de fluido nasal o bucal puede complicarnos el panorama".

Maritza no solo cumple su tarea con el nasobuco ("lo cambio más de una vez en la jornada, hay que dar el ejemplo"), sino también con sus manos cubiertas de guantes de látex. Dice que eso la tranquiliza ante la posibilidad de un contagio, ya que atiende a casi 600 núcleos familiares… ¡y cualquiera sabe!

"En este trabajo hay que ser muy responsable y mantener una higiene exquisita -asegura esta mujer, quien lleva más de 16 años despachando detrás del mostrador-. Por mis manos pasan todos los días muchas libretas, monedas, billetes, notas, en fin… Y también debo tocar con ellas jabas plásticas, bolsos, cartuchos, sacos, cajas … Con los guantes puestos evito, o, por lo menos, reduzco el riesgo de una transmisión.

Según refiere Maritza, son los propios consumidores quienes les regalan los guantes. "Ellos se dieron cuenta de que, cuidándome a mí, se cuidan ellos. Y así todos ganamos". 

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