Las Tunas.- Un artista es cronista de la realidad, absorbe esencias del entorno y las devuelve a través de la obra. Carlos Gutiérrez Sánchez, a quien conocemos también como paisajista, nos acerca con sus negritas -devenidas línea de trabajo- a tópicos tan complejos como la prostitución, la miseria (real y humana), el hedonismo y la lucha por sobrevivir, que “obliga” a ciertas personas a tomar caminos escabrosos.
Así lo demuestra la expo Leitmotiv, que exhibe actualmente el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, intercepción de las calles Lucas Ortiz y Gonzalo de Quesada. De esta manera lo define Luis García Hidalgo, colega de la manifestación visual: “Él satiriza la compleja temática de la Call Girl en Cuba, su relación con los visitantes extranjeros y la constante búsqueda de antivalores; la negrita del tabloncillo teatral bufo y su interacción con personajes venidos de verdes planetas. Tema surrealista ante un país que se apega a valores éticos y morales para salvaguardar la identidad y las tradiciones del cubano”.
Ciertamente, las piezas destacan por su simbolismo y osadía, al mostrar aristas descarnadas de la sociedad. Dinero, pieles, hambre, sexo…, demonios que solo un artista en todo su esplendor puede desnudar para seducir neuronas.
Reafirmación del dominio de quien peina más de tres décadas de vida artística. Pero los cuadros no solo son expresivos por manifestar estados de ánimo,
experiencias o conocimientos. Hablan, además, por el marcado uso del color, la textura visual que vislumbran algunos personajes (especialmente los acompañantes de la protagonista pictórica) y las líneas curvas utilizadas, por ejemplo, para implicar movimiento.
En diálogo con 26, confiesa el autor: “Mi intención es hacer reflexionar al espectador sobre la pérdida de valores en un mundo inmerso en crisis económicas y sociales. Para ello me apropio de movimientos o estilos como el fovismo, que se revela en la fuerza del color; el surrealismo, manifiesto en formas simbólicas (como el extraterrestre) y el arte de ingenio, por la poética”.
Trasladar al lienzo situaciones del entramado social es una obsesión agridulce del artista, siempre respetando los códigos comunicativos y estéticos que han llevado su obra a ser apreciada en otros territorios cubanos. De una u otra manera, Carlos se ha convertido en vocero de cubanía.
Aunque un poco desconocido, quizás por la modestia del creador, fue durante 15 años profesor de la otrora existente Academia Provincial de Artes Plásticas de Las Tunas y sus cuadros han trascendido nuestras fronteras, llegando a países como Francia, Italia, Malí y España, además de colecciones privadas.
