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Las Tunas.- El auge del grabado en Cuba sucede en el siglo XIX. En el siglo anterior fueron escasas las piezas realizadas en esta técnica. En ese sentido, destacan artistas extranjeros como Serres, Laplante y Landaluce, entre otros. Durante esa etapa predominaron escenas cotidianas y diseños para vitolas del tabaco, realizados en talleres litográficos, como parte del desarrollo de la Industria Tabacalera.

Las primeras academias de arte en Cuba no contemplaban el grabado dentro de las técnicas artísticas. Su esplendor como tal ocurre a partir de los años 60 (linografía, colografía, monotipia, litografía, xilografía y aguafuerte). Diversos estudios le atribuyen su introducción en la Enseñanza Artística a Antonia Eiriz, Nelson Domínguez, Umberto Peña, Rafael Zarza, Tomás Sánchez, entre otros. La apertura de escuelas profesionales de Artes Plásticas en la mayoría de las capitales provinciales generaron un boom de las artes gráficas por el impulso que le imprimieron creadores amantes de la técnica, entre ellos Juan Francisco Elso Padilla, Belkis Ayón, Carlos René Aguilera, Eduardo Roca, Choco... 

En los años 60, en Las Tunas se desarrolló la gráfica desde la realización de carteles en los talleres del Departamento de Orientación Revolucionaria (DOR), pero desde la pintura o el dibujo. La imprenta venía empleando la impresión sin un abordaje artístico.

La gráfica local le debe gran parte de su historia a Leonardo Fuentes, graduado de Grabado en la academia de la vecina provincia de Holguín. Desde finales de los 70, él comenzó a impartir la materia en el Nivel Elemental de Artes Plásticas de la recién fundada escuela de arte.expouneac1

La apertura de la Academia de Artes Plásticas de Las Tunas, en la segunda mitad de los 80, contó con la inclusión de Leonardo, quien traía la impronta de sus profesores Enrique Pérez Triana, Luis Miguel Valdés y Miguel Botalín (hijo).

Parte de la historia del grabado del territorio puede verse en la muestra Testimonio del retorno, exhibida en la galería del Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), que reúne una veintena de piezas con la autoría de Wilson Posada Ríos, Rodney González, José M. Costa, Jorge Knight Vera, Mohamed Roselló, Rafael José, Olaides López Aces, José Luis Berenguer González, Eugenio D' Melon, Armando Hechavarría Guerrero, Osmani González Vargas y Leonardo Fuentes Caballín.

"La presente expo pretende cruzar los caminos por donde el grabado ha encontrado salvadores a ultranza. No es una manifestación que todos patrocinan, quizás por la gran complejidad que ello implica", nos dijo Fuentes Caballín, curador de la exposición.

También otros nombres componen la historia del grabado en nuestro territorio, entre ellos Alexander Lecusay, Pedro Jesús Ávila, Mirtha Rivero, Miguel Mastrapa, Amarilis Veliz, Rafael Ferrero y otros. Y es que el grabado, como ninguna técnica de las artes plásticas, requiere un grado extremo de limpieza y oficio. Se necesitan horas para concebir una obra, con el uso de gubias u objetos punzantes sobre un taco de metal o madera, linóleo o cartón, para luego imprimir sobre una cartulina, papel o soporte a fin.

Testimonio del retorno es muestra impecable, fruto de la enseñanza ya ausente. De forma exclusiva, estas obras nos cuentan la historia de una técnica, sus creadores y una época.

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