Las Tunas centro

Las Tunas.- Justo en el corazón de Victoria de Las Tunas, en los terrenos donde se yergue hoy la Plaza Martiana, estuvo la casona de los Nápoles Fajardo, con la fachada hacia el actual parque Vicente García, que en aquel entonces era parque de la iglesia de San Gerónimo y después Plaza de Armas, en lo que es hoy el centro histórico de esta ciudad.

EL fortísimo inmueble sirvió de hogar a uno de los matrimonios más acaudalados de la ciudad, junto a sus siete hijos: cuatro hembras y tres varones, entre ellos Juan Cristóbal, quien tiempo después y para la posteridad se convertiría en la figura más prominente de la espinela del siglo XIX en Cuba, cumbre del siboneyismo y el criollismo literario.

De los hombres, cada uno llevó en sí relevancia en el mundo de las letras y en la defensa del sentimiento patriótico; los hermanos Juan Cristóbal, Antonio y Manuel fueron poetas con libros publicados, periodistas e, incluso, a Antonio se le conoce como el primer historiador tunero.

El biógrafo e investigador Carlos Tamayo Rodríguez refirió a la Agencia Cubana de Noticias que Manuel publicó el ejemplar Flores del alma, el primer libro en la historia de Las Tunas; su seudónimo Sanlope, que hoy nombra a la editorial de la urbe oriental, era el anagrama de Nápoles, al solo cambiar el orden de las letras.

Antonio -agregó- fue el autor de Ayes nocturnas, el primer libro de Holguín; además, los tres laboraron en periódicos de tres provincias: Manuel dirigió el primero de Las Tunas, El Hórmigo, Antonio en Holguín, el periódico La Luz, y Juan Cristóbal trabajó en El Redactor y en el Semanario Cubano, de Santiago de Cuba.

Aunque poco conocido, a los jóvenes también los nutrió un espíritu de lucha generado por su abuelo, cura de la ciudad, quien fue sentenciado por la iglesia católica debido a sus vínculos conspirativos en contra de la colonia española.

Juan Cristóbal (El Cucalambé) no solo fue escritor de décimas por excelencia, sino que también creó sonetos de alta calidad, fue repentista, defensor de la poesía criollista y referente del folclor cubano del campo, de los paisajes naturales y de toda la rica diversidad que inspiraron sus versos.

Es reconocido porque escribió distintos tipos de poesía. En décima hizo lo que otros no habían logrado, le dio el tono que lo diferencia de otros poetas; de manera que cuando uno lee sus versos tiene puntos de contacto para identificar su estilo, acotó el investigador tunero.

Su padre tenía un ingenio en la finca El Cornito, que durante la zafra se convertía en la casa del niño Juan Cristóbal; por eso, aunque nace dentro de la ciudad, también pasó gran parte del tiempo entre bambúes y esclavos, razones que le permitieron sentirse un guajiro más.

Escribir un comentario

Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

Código de seguridad
Refescar