Pianista abel figueredo

Las Tunas.- Un repertorio complejo, con predominio de piezas románticas, signaron la más reciente presentación del pianista Abel Figueredo, acaecida en el museo provincial Mayor General Vicente García González.

Obras de Lecuona, Albéniz, Chopin y Bartók fueron compartidas con el auditorio, presente con las pertinentes medidas de seguridad debido a la pandemia. Piezas del período barroco hasta el siglo XX acompañaron esta especie de viaje hacia la espiritualidad del ser humano, ese necesario reencuentro con uno mismo. En otras palabras, la transmisión de emociones entre músico y público fue una constante de la cita, desarrollada gracias al apoyo de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en el territorio.

abelpianistaAl decir del protagonista de las interpretaciones, a pesar de que los autores de las obras son de épocas y lugares distintos, comparten una esencia en común, sentimientos afines que hablan de las imperfecciones humanas y de cómo estas transforman a las personas.

“Ellos lograron fotografiar esas emociones. Chopin, por ejemplo, habla de la muerte y de la desgracia que sufrió en Polonia, que cambió varias veces de dueño. De esas cosas el alma entiende, uno aprende y lo transforma”.

Aunque casi siempre en un recital de música de concierto se deja a los compositores cubanos para el final, por ofrecer en su mayoría frutos muy vivaces y alegres, él decidió iniciar con Ernesto Lecuona. ¿La razón? “Porque la obra elegida habla de añoranzas y deseos de aprender del pasado: Ante el Escorial”.

Figueredo cursó estudios en la escuela profesional de arte El Cucalambé, de Las Tunas, y posteriormente en el Instituto Superior de Arte (ISA). Su pasión por la música proviene de su familia, pues algunos consanguíneos han compartido ese amor por la más bella forma de lo bello.

Curiosamente, fue un tiempo nadador y hasta entrenó para ser pelotero, pero siempre le gustó mucho el universo de las melodías. “La música es la capacidad que tiene el ser humano de proyectar lo que uno tiene por dentro sin necesidad de que medien las palabras, es una especie de vaso donde uno deposita el pensamiento y las demás personas beben de ese vaso”, afirmó.

Con un llamado a que las instituciones pertinentes apoyen más a los músicos jóvenes terminó su diálogo. “A pesar de Las Tunas ser una provincia joven y pequeña, encuentras una tradición bohemia, exponentes o seguidores de la trova, el rock and roll, la música clásica, la música popular bailable... Aquí hay gente talentosa, pero pocos lugares dónde presentarse a veces. Es necesario que exista más voluntad de ayudar por parte de quienes pueden facilitar el proceso”, finalizó.

Él actualmente vive en La Habana, pero mientras pasa junto a sus familiares esta etapa de pandemia en el Balcón de Oriente, aprovecha para tocar su amado instrumento. En ese afán, parece hacer suya de cierta forma la frase de Frédéric Chopin, El Poeta del Piano, que dice: “Nosotros utilizamos los sonidos con el fin de hacer música, como usamos las palabras con el fin de crear lenguaje”.

 

 

 

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