Matarile

Las Tunas.- Los duros tiempos impuestos por la Covid-19 no han amedrentado a los artistas de Las Tunas, todo lo contrario. Muchos, como Leonor Pérez Hinojosa, se han tomado muy a pecho vencer la adversidad. Casi dos años después pervive Matarile como un proyecto en el que los niños son protagonistas.

Fue la sensibilidad la que la llevó a buscar una opción que brindara un poquito de luz en medio de las fuertes connotaciones que han tenido para los más pequeños las restricciones sanitarias impuestas por la pandemia.
Con el pretexto de promocionar principalmente el quehacer de los titiriteros, Matarile nació en el seno de la sección de artes escénicas de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en la provincia y ha reunido a cultores de todas las manifestaciones que trabajan para los que saben querer.
“Un resultado feliz y edificante”, señala desde su experiencia de trovador Jesús Ricardo Pérez Cecilia, quien considera que la generosidad con la que los infantes reciben la música, escrita especialmente para ellos, resulta fantástico y necesario.
“Llegar hasta las comunidades es un reto hermosísimo, porque los artistas nos convertimos al mismo tiempo en educadores, que para mí es una de las funciones más necesarias del arte”, refiere Pérez Cecilia y asegura que esta labor ha enaltecido el trabajo de la AHS.
Impulsado desde la organización y con el apoyo del Centro de Intercambio y Referencia-Iniciativa Comunitaria (Cieric), el proyecto tiene una frecuencia mensual, siempre en sedes diferentes como la Casa del Joven Creador, las comunidades, los hogares de niños sin amparo familiar y la escuela de conducta Alberto Arcos Luque, entre otras.
Para Leonor es importante llegar a esos espacios y que los menores reciban las bondades del arte y el amor que emana de cada presentación, donde no han faltado momentos dedicados a José Martí o al Día Internacional de la Poesía. Sin embargo, lo más sorprendente es cuánto han madurado los creadores protagonistas.
A casi dos años de iniciado, Pérez Hinojosa pretende llevarlo también a las salas de Oncohematología del hospital pediátrico Mártires de Las Tunas, siempre que haya una favorable situación sanitaria que no implique mayores riesgos para los pequeños que allí permanecen.
Matarile es sencillamente búsqueda, es la opción de un puñado de inconformes para recibir todo el calor que sabe brindar la niñez; para, desde el crecimiento mutuo, ayudar a construir la sociedad que queremos y que a nuestros “locos bajitos” nunca les falte un motivo para sonreír.

 

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