turismoataque

El Gobierno de los Estados Unidos (EE. UU.) y los politiqueros anticubanos de Miami se han empeñado en vender el mito de que el bloqueo contra Cuba no constituye una limitación real para el desempeño de la economía. Afirman que las dificultades que experimenta nuestra economía son fruto del fracasado modelo socialista y de errores en las políticas del Gobierno.

Todo esto va acompañado de operaciones sistemáticas de desinformación que pretenden responsabilizar al Gobierno cubano de las consecuencias y el daño que el propio bloqueo ocasiona, un acto de extremo cinismo, más cuando proviene del mismo Gobierno que aplica una política de asfixia premeditada contra la economía cubana.

El turismo, identificado como una de las fuentes fundamentales de ingresos en el país, es elemento primordial de la ofensiva, la alegación de ataques sónicos inexistentes a diplomáticos estadounidenses como justificación para calificar a Cuba como país poco seguro y la persecución de los convenios e inversiones, responden a un diseño coercitivo perfeccionado, dirigido a impedir la entrada de los ingresos imprescindibles para atender las necesidades crecientes de la población.

Empeñado entonces el Gobierno yanqui en atacar la operatoria turística cubana, entre marzo del 2023 y febrero del 2024, causó pérdidas ascendentes a dos mil 499,7 millones de dólares según el más reciente informe presentado por el Minrex en la ONU.

Actualmente continúan aplicándose las siguientes medidas de asfixia:

La prohibición de viajes de los estadounidenses a Cuba con fines turísticos. Los ciudadanos de este país tienen prohibido visitar Cuba con normalidad, solo pueden viajar aplicando en una de las categorías de viaje autorizadas, lo que conlleva a efectos disuasivos muy elevados.

La prohibición de los viajes individuales en la categoría pueblo a pueblo, que obliga a los estadounidenses a viajar a Cuba en grupos, con el auspicio y supervisión de una organización del Gobierno estadounidense.

La prohibición por el Departamento de Estado a los ciudadanos estadounidenses de sostener vínculos con 231 entidades o empresas cubanas enlistadas, así como 422 hoteles y alojamientos, es decir, casi todas las instalaciones hoteleras del país; aunque en la práctica, personas de terceros países también se abstienen de visitar la Isla por la confusión y el temor que generan estas listas negras.

Igualmente, como resultado de la inclusión en la espuria lista de países patrocinadores del terrorismo, un viajero que visite Cuba, no es elegible para participar en el Sistema Electrónico para Autorización de Viaje (ESTA) y debe solicitar una visa para ingresar a los EE. UU.

Varios gobiernos europeos, entre ellos, Alemania, España y Países Bajos han alertado de esta restricción a sus ciudadanos. El impacto de esta medida ha sido significativo para el sector del Turismo. Basta resaltar que la cifra de visitantes internacionales a Cuba procedentes de los siete principales países emisores de la Unión Europea ascendía a 730 mil 211 en el 2019. En el 2023, el monto apenas alcanzaba los 324 mil, o sea un 56 por ciento menos de lo registrado en el 2019. 

La prohibición de entrada a puertos cubanos de líneas de cruceros estadounidenses y europeas, agravada por las multas y los procesos legales a los que han sido sometidas por realizar operaciones con Cuba, ha obstaculizado nuevos avances en el sector de Turismo. La compañía de cruceros Swan Hellenic decidió cancelar los itinerarios inicialmente previstos para Cuba en el 2024 y el 2025, en tanto los pasajeros portadores del ESTA perderían la oportunidad de entrar a los EE. UU. con esta facilidad, si previamente visitaban la Isla.

La compañía Sea Cloud Cruises también optó por cancelar todos los itinerarios a Cuba de su crucero Sea Cloud II, previstos para la temporada 2023-2024, dado que las compañías radicadas en el Caribe encargadas de proveer combustibles a los cruceros, tienen su sede en los EE. UU. y se han negado a suministrarle este vital recurso por tocar puertos cubanos.

De haberse mantenido el turismo de crucero, el país hubiese podido recaudar un monto aproximado de 56 millones de dólares por este concepto, cifra que respaldaría los esfuerzos del Gobierno para revitalizar la economía nacional y los principales sectores sociales del país.

Durante el 2023, el turismo internacional alcanzó el 88 por ciento de los niveles registrados antes de la pandemia de la covid-19. Nuestro continente recuperó el 90 por ciento del turismo. República Dominicana, país con similar población que Cuba, recibió más de 10 millones de visitantes en el 2023. El principal emisor fue Estados Unidos, con unos 4,4 millones aproximadamente.

Contrario a esta tendencia, para Cuba, el año 2023 concluyó con dos millones 436 mil 980 visitantes internacionales, lo que representa el 70 por ciento del plan previsto y el 57 de lo alcanzado en el 2019. Del total de visitantes que arribaron a la Isla en el período, solo 163 mil 455 fueron estadounidenses, muy por debajo de los períodos de mayor afluencia, cuando el país llegó a recibir un total de 638 mil 365 personas provenientes de los EE. UU. en el 2018.

De no existir el bloqueo, Cuba sería un destino turístico consolidado en el mercado estadounidense, con presencia de sus cadenas hoteleras, con una amplia oferta de vuelos comerciales entre todos sus destinos y muchas ciudades de los EE. UU. y con un producto turístico mucho más completo.

De no existir la prohibición a los nacionales de los EE. UU. de viajar como turistas a Cuba, se estima que la cifra anual de visitantes estadounidenses a la Isla podría alcanzar un millón 500 mil, lo que convertiría a los EE. UU. en el principal mercado emisor de viajeros hacia la nación antillana. De haberlo hecho, se estima que la industria turística cubana habría ingresado mil 730 millones 825 mil 775 dólares.

La planta hotelera cubana ha continuado su crecimiento y mejora, superando las 80 mil habitaciones, a las que se agregan las más de 20 mil en casas particulares, que complementan la oferta nacional. Por tanto, existen capacidades para cubrir esa eventual demanda.

Sin embargo, tanto la demostrada persecución política y económica así como la persistente realización de campañas de intoxicación en las plataformas digitales y redes sociales sobre el clima social y económico en Cuba y, en particular, sobre la calidad de los servicios turísticos, han impactado enormemente el sector.

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