amor

La Habana.- Coincidir en la vocación y en la vida es un privilegio que convierte a la cotidianidad en un ejercicio de perfeccionamiento continuo, y así lo aseguran quienes hoy están unidos por el amor al magisterio y a la familia.

Los profesores Alejandro Castañeda y Diana Sedal combinan la entrega diaria a una educación enaltecedora con el desafío de formar a sus hijos y cuidar el hogar construido.

Ambos se identifican por el amor a esa profesión de clases preparadas a deshora, de instruir en el bien y ser ejemplos para sus educandos, y eso los llevó a asistir juntos también, por estos días, al recién concluido XIII Congreso de Educación Superior Universidad 2022, celebrado en el Palacio de Convenciones de La Habana.

Él, periodista y profesor de Comunicación Social en la Universidad de Oriente; ella, rectora de la misma casa de altos estudios, reconocen en la comprensión los pilares de una alianza que perdura tras 22 años.

"Tenemos coincidencia en sentido general en casi todo, en cómo concebir la familia, cómo educar a nuestra hija. Yo estoy en el puesto de retaguardia apoyándola para que pueda desarrollar su trabajo. Como profesor mi carga es menor que la de ella, por eso, en el hogar tratamos de compartir el peso del trabajo", dijo Castañeda a Prensa Latina.

Justo mientras coincidían en el evento académico, el país comenzó la discusión de un nuevo Código de las Familias que apuesta por lograr la armonía en el interior de los hogares, lo que a ellos les resulta el día a día.

"Los especialistas encargados de la elaboración de la norma buscaron con toda intención el fortalecimiento de la familia, la igualdad entre mujeres y hombres, la distribución equitativa del trabajo doméstico", aseguró el profesor.

A Alejandro, por ejemplo, le gusta cocinar -admitió Diana- "y es que, para trabajar intensamente, como lo hacemos nosotros, la única forma de lograrlo es con un apoyo mutuo absoluto".

La también profesora de Filosofía aseveró que solo pudo cumplir con eficiencia su misión internacionalista en Venezuela porque él se ocupó de la pequeña hija; como también le correspondió a Diana cuando Castañeda debió viajar a Angola años después. "El respeto a los espacios y la comprensión, esa es la clave", insistió.

También presentes en la cita académica, los profesores Esther María Surós y Carlos Enrique Lezcano encuentran en la afinidad de afectos por una misma profesión y en el cariño compartido aliados que devienen, por ejemplo, en enriquecedores debates al interior del hogar.

"Al analizar un programa de estudios, o revisar algún documento normativo, siempre cuento con su criterio, y creo que eso es una fortaleza", ratificó a Prensa Latina quien es la encargada de los programas de maestría en la Junta de Acreditación Nacional, agencia para la evaluación de la calidad de planes y procesos de la Educación Superior en la Isla caribeña.

Por ejemplo, añadió, la pandemia conllevó a realizar muchas evaluaciones virtuales, incentivar el teletrabajo; analizamos más de 30 programas de maestría en ese período. "Fue un proceso complejo, pero se logró y hoy los resultados son palpables, todo eso gracias, entre otros factores, a que pude contar con su apoyo".

Para Lezcano, asesor del Ministerio de Educación Superior, "ha sido una suerte en la vida encontrarme con ella, humana, cariñosa, compañera, amiga".

¿Creen que de esa relación sale fortalecida también la enseñanza?

"Es positivo por muchas razones, tanto para la calidad de la Educación Superior como para las experiencias de la vida, el poder intercambiar constantemente nuestros saberes, el haber coincidido en la profesión y en la familia", subrayó.

 

 

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