Las Tunas.- En cuanto se confirmaron los daños que el embate del huracán Ian dejó en suelo pinareño, brigadas tuneras, multisectoriales, se alistaron, sin tiempo para grandes maletas y despedidas extensas, “fue cosa de agarrar los equipos, echarles mano a herramientas, recursos, y todo listo”. Como ya se hace habitual entre estos especialistas cuando la naturaleza hinca su rabia, caprichosa, contra alguna parte de la geografía cubana.
José Raúl Gómez Segura es un telecomunicador que rompe el alba lejos de casa y su panorama es desde hace unos días el dejado por un evento atmosférico iracundo. Para él, en particular, la nostalgia compite con el compromiso. Y es que se convirtió en padre hace muy poco, el lapso suficiente para que las faenas suyas lleven la añoranza de la familia que lo espera.
El respaldo en el hogar también cuenta, las tareas se duplican y en las espaldas femeninas el peso se agiganta. La esposa de José Raúl, recién salida de un proceso quirúrgico, lo acompaña en su decisión. Ella, como otras tantas, entiende la importancia de ayudar, de extender la mano en épocas de desastres por más sacrificio que eso cueste.
La brigada de 14 miembros a la que pertenece se abre paso en el municipio pinareño de Consolación del Sur. Lleva por nombre Unidos Venceremos y agrupa a diferentes especialidades. Ellos aúnan esfuerzos con otros colegas del país para lograr la vuelta a la normalidad lo más rápido posible.
“Realmente, la situación es comprometedora. No es la primera vez que asumimos esta misión para ayudar a algún territorio. Siempre nos unimos los trabajadores de Etecsa y acudimos al lugar donde está el problema, para laborar de manera eficiente”, expresa Pablo Vila Poll, otro de los integrantes de esa comitiva.
El ingeniero Nelson Francisco Reyes, director de la División de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (Etecsa) aquí, comentó a la prensa que entre las mayores afectaciones se encuentran postes partidos y cables en el suelo, motivo por el cual se enviaron motosierras porque hay árboles caídos que interrumpen las rutas de trabajo.
Puntualizó que limpian escombros y luego proceden a la colocación del cableado para la restauración del servicio telefónico. Enfatizó que lo programado incluye intervenir en la parte energética y revitalizar la red celular.
Los resultados ya se hacen notar, los empatadores, reparadores de corte y bajante y los linieros de esta entidad en el Balcón de Oriente ya han devuelto la señal telefónica a una buena parte de la demarcación donde colaboran.
El ingeniero Manuel Rojas, jefe de Operaciones, detalló que desde el domingo la brigada de Línea se encuentra dando mantenimiento y restaurando las rutas tumbadas, unido a la reposición de postes y cables, en lo que los interrupcionistas cambian cajas terminales, empatan nuevos cables de cobre y rehacen conexiones. En tanto, la brigada de Corte y Bajante da servicio a la red de abonados.
Aseguró Rojas que maniobran con la prioridad de restablecer la fibra óptica, enlaces de centrales, radiobases y de conectividad que sufrieron deterioro y están en el piso. Remarcó que los perjuicios más notables se concentran en la red de abonados, el bajante telefónico que va hasta la vivienda.
OTROS BRAZOS, LA MISMA VOLUNTAD
Los eléctricos, también veteranos en estos oficios solidarios, llegaron bien temprano a la “pelea” y tienen la difícil e imperiosa encomienda de hacer la luz ante las “penumbras” de occidente. Ya llevan un adelanto, porque devolvieron esa vitalidad a familias y organizaciones empresariales de los municipios de Plaza de la Revolución y el Cerro, en La Habana. Y el martes partieron a Pinar del Río.
Carlos Alberto Arias Sobrino, director de la Empresa Eléctrica tunera y jefe del contingente Vicente García González, dijo que viajaron hasta la capital 65 especialistas desde el jueves 29 de septiembre en la noche, y el viernes comenzaron las faenas de recuperación.
Arias Sobrino informó que estuvieron inmersos en la rehabilitación de averías de los circuitos primarios y secundarios en esas localidades habaneras. “Es considerable el impacto del fenómeno meteorológico, acometidas partidas, postes caídos, transformadores dañados… Se trabaja intensamente, hay días que terminamos casi de madrugada y lo hacemos con gran entrega porque sabemos que la población lleva muchas horas sin electricidad”.
Los forestales ponen, igualmente, su cuota contra los estragos de Ian. Adalberto Guerrero López, director general de la Empresa Agroforestal, afirmó que se trata de cuatro operadores de motosierras e igual cantidad de ayudantes, quienes viajaron con los medios logísticos necesarios para permanecer en la zona durante un período prolongado.
Acotó que no regresarán hasta cumplir la tarea y que -en tierras pinareñas- participan en acciones de saneamiento ambiental y apoyan el aprovechamiento de la madera.
Guerrero López precisó que este equipo de obreros ya tiene la experiencia del huracán Matthew, el cual afectó a la provincia de Guantánamo en el 2016, además de tormentas locales severas y otros eventos.
Se alista un nuevo grupo que viajará a Pinar del Río próximamente, en función de la reanimación de casas de tabaco y la recuperación y construcción de viviendas, infraestructuras muy azotadas ahora por los vientos.
“Son ocho carpinteros que han pasado por experiencias similares en ese hermano territorio. Y si hiciera falta, la Empresa Agroforestal de Las Tunas cuenta con suficientes recursos humanos, dispuestos a colaborar con quienes lo requieran”.
A colaborar también con la recuperación tras el paso del huracán Ian, partieron hacia Cienfuegos una brigada de trabajadores de Azcuba, dos de "Amancio" y una de "Colombia".
Mayelín Reyes León, titular de la Empresa de Servicios en la Empresa Azucarera de "Amancio", especificó que fueron tres vehículos con una alzadora cada uno, para contribuir en las labores de limpieza y recogida de escombros en la Perla del Sur.
SIN TREGUA…
Muchos hijos de esta comarca oriental amanecen hoy lejos de casa. Desafían, con las botas puestas y frente a disímiles retos, los destrozos de un empecinado vendaval. Las jornadas de esfuerzo se extienden y el alimento llega muchas veces en la mano, sin mesas ni pausas. José Raúl cuenta los días que lo separan del bebé que casi no ha podido disfrutar. Su esposa añora con ansias su regreso.
Nadie ha dicho cuánto van a durar los quehaceres en el occidente. Los brigadistas comprenden la imposibilidad de estar con los suyos, de la comodidad. Ante los desastres naturales los tuneros entienden de respaldo, de unión, de mano en el hombro. Estos que hoy han sido convocados, los anteriores y los que lo harán en el futuro, no son rostros extraordinarios, solo son gente que sabe de solidaridad.
