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Las Tunas.- Los fantasmas de la zafra rondan los campos y los dos ingenios, Antonio Guiteras y Majibacoa, encargados de fabricar las más de 61 mil 500 toneladas de azúcar que necesitan, fundamentalmente, la canasta familiar normada, el consumo social, las empresas mixtas y otros sectores priorizados.

Los fantasmas se traducen en las carencias de recursos e insumos para optimizar las reparaciones, realizadas a industrias dotadas de añejas, casi obsoletas tecnologías, que funcionan gracias al tesón y laboriosidad de innovadores y racionalizadores, tan gigantes como los propios ingenios, y quienes a fuerza de voluntad devuelven la vida útil a las maquinarias año tras año, esperando la necesaria y total renovación.
No obstante, merece reconocimiento que, incluso, en época tan difícil, la dirección del país asegurara recursos que superan los recibidos en años anteriores y que en esta ocasión permitieron ciertas mejoras, por ejemplo en el “Guiteras”, a varios equipos tecnológicos en las áreas de generación de vapor, la planta de tratamiento de agua y de fabricación, admitió el ingeniero Juan Carlos Molina, director del central.
Pero el país tiene deudas acumuladas con una industria que es historia, cultura, tradición y orgullo de la nación. En consonancia, los adeudos merecen una mirada integral, rápida y coherente que auspicie los cambios tecnológicos imprescindibles y dote los campos con los hierros necesarios para atender las demandas de las fábricas.
También requiere especial atención la implementación de las 93 medidas aprobadas para salvar la agroindustria azucarera, sus derivados y la generación de energía; y enfrentar la desidia que la dilata, en asuntos que ya demuestran sus beneficios como la creación de los colectivos laborales.
A esas realidades se suma el errático comportamiento del clima que, después de una intensa sequía, trajo fuertes lluvias en la zona norte, donde están localizadas áreas proveedoras de materias primas a estos centrales que registraron altos acumulados: en septiembre 196 milímetros (ml), octubre 296 ml, noviembre 217 ml, diciembre 50 ml y en los primeros días de enero 35 ml. Esas precipitaciones deterioraron los caminos cañeros y afectaron la maduración de la gramínea.
Para nadie es un secreto la actual situación financiera que vive el país, agudizada por el endurecimiento del bloqueo económico de Estados Unidos, que incluye cláusulas que extraterritorializan su impacto, y el complejo contexto internacional, signado por conflictos bélicos desarrollados en una etapa pospandémica.
Basta señalar que de los 85 millones de dólares necesarios para el desarrollo de la actual contienda, solo se le pueden destinar unos 18 millones, según aseveró el ingeniero José Carlos Santos Ferrer, vicepresidente del grupo azucarero Azcuba, quien describió como un escenario de guerra el contexto en el que realizan la zafra azucarera 2023-2024.
Por esa razón y otras de similar peso, en intercambio con los principales actores vinculados con esta importante rama económica, el directivo llamó a desplegar todas las potencialidades posibles que favorezcan molidas altas y estables, la atención al hombre, la eficiencia industrial y la lucha contra el delito, el daño animal y los incendios no programados en las plantaciones cañeras.
A pesar de tantos contratiempos, es innegable que los hombres y las mujeres, directivos y trabajadores, responsabilizados con la producción de azúcar batallan por estabilizar la molienda. Y reafirman que donde hay azucareros, no hay fantasmas, parafraseando un añejo proverbio popular con traducción literal en los descomunales esfuerzos cotidianos para vencer esos obstáculos y recuperar un atraso que ronda las 20 mil toneladas del crudo.

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