Alcides Céspedes de La O 1
Jobabo, Las Tunas.- Cumplir 80 años con salud y mucha voluntad es un regalo de la vida para Alcides Céspedes de La O, un campesino que se estrenó como octogenario el pasado 12 de marzo y que pretende estar pegadito a la tierra mientras pueda, "hasta que Dios quiera".

A su edad, se mantiene muy animado y pasa muchas horas de cada día en el campo. Incluso, tiene tanta energía como la de aquel joven que recibió por herencia poco más de tres hectáreas en la zona de Guaramanao Adentro, del municipio de Jobabo.

Son buenos suelos y sus dos pozos se cuentan entre los mejores del lugar, por lo que prefiere la siembra de cultivos varios. "Y también porque hay muchos maleantes -acota- y ya no se puede tener animales. Yo desistí de tener vacas porque me las llevaron. Tengo la yunta de bueyes porque es una necesidad para trabajar. Y una bestia para moverme en un carretón.

Alcides Céspedes de La O 3"Ya a las cinco de la tarde tengo que estar recogiéndolos porque aquí los bandidos actúan hasta de día. Los tengo en una corraleta y cada vez que el perro ladra hay que tirarse y eso no es fácil".

Alcides es un hombre de verbo fácil y de ideas fértiles que se concretan en sus manos, callosas por el paso del tiempo y por las múltiples tareas que hace desde que abre sus ojos. Como quien desteje las horas, y mientras fuma su cigarro, narra las rutinas de sus días.

"Lo primero que hago es tomar el café, un ritual que no falla. Después saco los animales de la corraleta y los enyugo si voy a trabajar o cojo el azadón y salgo para la estancia porque a la tierra hay que sembrarla y atenderla. Las hierbas no perdonan las plantas.

"Tengo como cuatro mil matas de yuca y quiero sembrar tres mil más. También siembro calabaza, maíz y un poco de boniato. Es verdad que hacen falta los fertilizantes porque le da más vida a cualquier renglón. Pero si usted no siembra nada, pues nada recogerá".

Hace unos días, de su casa se robaron tres cerdos; sin embargo, insiste en criar algunos para garantizar la comida de la familia. "También tengo gallinas, para ir viviendo. Esto es lo único que sé hacer y lo mejor es que me gusta mucho. Fíjese que ni leer sé, pero se puede seguir contando conmigo".

Este asociado a la cooperativa de créditos y servicios Rafael Trejo asegura que, a pesar de sus 80 años, no se cansa de trabajar para producir alimentos con destino a la población. Además, lamenta que mientras unos entregan hasta su último esfuerzo, otros roban sus animales y cosechas.

"Te diré que a veces, cuando llega la noche, estoy adolorido y me dan muchas contracciones musculares. Eso es más por los años que tiene mi cuerpo que por el trabajo como tal. Es que me pego y no sé cómo parar. A veces me coge la una de la tarde, y hasta las dos, y no he venido a almorzar. La verdad es que no quiero descansar".

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