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Las Tunas.- Cicatrices por doquier le tatuó la Covid-19 al 2020, un año para nada indiferente. En distantes o cercanas coordenadas del planeta, todos sentimos tambaleantes las raíces de la vida. Historias muy tristes, familias mutiladas por la muerte, tensión…, cual terremoto que nos sorprende debajo de una cúpula de cristal.


Sin embargo, entre el dolor, la cuarentena, los miedos y la angustia de certezas bien fuertes, desde los afectos siempre hubo (hay) un rayito de sol y un motivo para apuntalar el alma y echar a andar. Justo de eso se trata, de andar, de aprovechar la enseñanza y hacer catarsis de la experiencia que nos deja el ya extinto calendario, en el que los cubanos afrontamos un proceso de cambios que sacuden nuestros cimientos en busca del bienestar colectivo.

Por eso hay que apostar por la esperanza. Ver en el trabajo -como siempre ha debido ser- la principal y más honrada fuente de riqueza de los ciudadanos y las naciones. Un bienestar que sobrevuela lo económico y le impregna decencia a la sociedad, alumbra la utilidad humana y proporciona sentido y valía a cada despertar. El 2021 debe ser la señal de esta virtud, sin medias tintas ni ropaje falso.

Año de retos llega con enero. Juntemos manos, con mente y acciones positivas. Rompamos la inercia del conformismo. Sembremos alimentos, pero también sentimientos, valores esenciales, metas concretas, factibles… Coticemos respeto, sinceridad, solidaridad cercana… Construyamos una cotidianidad que apueste por lo hermoso, la sonrisa y la disciplina.

Un mundo mejor es posible. Hay que dibujarlo con amor ya, resulta impostergable. Brindemos con cariño y lealtad, sin apariencias. Rectifiquemos la vida con conciencia y perspectiva, para que veredas, trillos y caminos nos conduzcan a sitios de mayor fortaleza y solidez. Ese deseo de que todo sea menos amargo, más armónico y generador de ganancias espirituales y materiales debe sostenernos y guiarnos.

Llegó el nuevo ciclo. Cantemos y levantemos lo bueno de cada deseo, anhelo y promesa personal y colectiva. El 2021 es el momento de crecer y crear, de no dejar que jamás se eclipse la esperanza. El sendero está ahí. Somos lo que creemos. Vivir es la poderosa razón de avanzar. MUCHAS FELICIDADES TUNEROS. MUCHAS FELICIDADES CUBA. Nuestros sueños están vivos. ¡Apostemos por la luz que trae el año nuevo!

 

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