estado excepcion

No es una exageración decir que en Ecuador la vida no vale nada, cuando a ese problema de la violencia irresuelta Guillermo Lasso le echó más leña al fuego, al flexibilizar totalmente el porte de armas, enviar más militares a reprimir y darle la llave a los intervencionistas estadounidenses para que durante siete años entrenen a soldados y policías en el arte de la represión al pueblo, todo disfrazado con el presunto intento de acabar con el narcotráfico.

Lasso está actuando como todo un dictador, dejando provincias en estado de excepción, mientras escenas de muerte pululan en las calles de ciudades en las que niños y adolescentes integran pandillas.

La escala de valores humanos está desaparecida, en tanto las decisiones oficiales empeoran la falta de alimentos, provocando una desnutrición que ya es endémica.

Es bueno recordar que Lasso agudizó la crisis política al anunciar la conocida "muerte cruzada", que llevó a disolver el Parlamento y anticipar elecciones, para evitar un juicio político que ayudara a revelar su implicación en turbios negocios.

Así, empezó a gobernar mediante decretos, sin oposición política alguna, por lo cual militarizó aún más al país y convino con Estados Unidos la ayuda castrense ya mencionada.

Lasso, en un discurso para todo el país, cuestionó al Parlamento, asegurando que este proyectaba "la desestabilización del gobierno, de la democracia y del Estado". 

Mientras, se han agudizado los problemas de violencia ligados principalmente con el narcotráfico, los motines carcelarios, los robos a mano armada, los secuestros y los ataques a colectivos de pasajeros a plena luz del día.

                           PAZ BORRADA

Toda esta situación tiene como base las famosas políticas practicadas por el anterior gobierno de Lenin Moreno y el actual, que borró aquella imagen de considerar a Ecuador como la Isla de la Paz.

Pero ya todo cambió, y hoy desplazó a Colombia y Perú en las acciones delincuenciales ligadas al narcotráfico, principalmente de cocaína, con una escalada de la violencia sin igual.

"Los civiles se encuentran atrapados entre grupos criminales que luchan por el control de la cadena de suministro de cocaína, que pasa por Ecuador", dice Gladys González, experta en crimen organizado de International Crisis Group.

"Y las autoridades ecuatorianas han tenido problemas para enfrentar esta crisis de seguridad pública de manera eficiente, porque está sumida en una crisis política", consideró.

Lasso está en el centro de esta tormenta, y su popularidad se ha hundido en medio del descontento generalizado con las tasas de criminalidad en espiral.

"Lasso no ha cumplido las promesas de campaña de impuestos más bajos y más inversión extranjera directa", dijo Luis Ortiz, analista político y consultor de Desarrollo Ecuatoriano.

"Tampoco ha sido capaz de transmitir una estrategia exitosa para detener la violencia", agregó.

Atentados terroristas, narcotráfico y violencia carcelaria paralizan Ecuador; con un estado de excepción que no ayuda en nada a contener la crisis.

Y mientras, una amenazada campaña electoral envuelve a ocho binomios que aspiran a la presidencia en los anticipados comicios del 20 de agosto entrante, con mítines en los que no están exentos de ataques de todo tipo, como demuestran diversos atentados que han acabado con la vida de algunos políticos, entre ellos el alcalde de Manta.

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