Las Tunas.- La semana del 9 al 16 de octubre fue tensa para Maylín. En esos días y en las pocas horas en que trascurre un examen decidía su futuro y resumía el esfuerzo de meses cargados de tensiones. La muchacha, como los más de mil 200 estudiantes de Bachillerato que se presentaron en Las Tunas a las pruebas de ingreso a la Educación Superior, había sorteado los obstáculos que la Covid-19 le impuso en lo personal y al Sistema Educacional en general.
Hubo de todo en ese tiempo: estrés, regaños, estudio consciente y con nuevos métodos, teleclases, dudas, preocupación y ocupación. Algunos acudieron al repasador virtual; otros en el portal Cubaeduca accedieron a resúmenes, folletos de pruebas anteriores, temarios con respuestas útiles e, incluso, llegaron hasta la casa de los profes en busca de la guía necesaria.
Para las autoridades del gremio tampoco fueron meses de calma. Aunque las aulas estaban provisionalmente cerradas, “detrás del telón” se trabajó en aras de que la totalidad de los jóvenes concurrieran a los exámenes. ¡Y se logró!
Juan Carlos Reynaldo Cruz, jefe del Departamento de Preuniversitario en la Dirección Provincial de Educación, destaca que lo alcanzado aquí “dio muestras del compromiso de los estudiantes, los profesores y los padres. No obstante, aún podemos seguir creciendo, fundamentalmente en la asignatura de Matemática, tarea que en el actual período escolar estamos comprometidos a superar, a partir de una estrategia que seguiremos desde el inicio del décimo grado”.
Sobre este particular, el directivo precisa también que la cifra de aprobados en Matemática e Historia superó en más de 13 puntos porcentuales los obtenidos en el curso precedente y, en el caso de Español, la totalidad de los educandos sobrepasó el mínimo establecido para lograr ese aval.
De cierta manera, esas cavilaciones embargaron a todos cuando acontecieron los actos de otorgamiento de carreras. Ese día, a la jovencita Maylín le confirmaron que sería uno de los más 200 de nuevos ingresos en la especialidad de Medicina. Saberse vencedora en la lid la llenó de orgullo por integrar un ejército que ha estado a la vanguardia en el enfrentamiento a la pandemia.
CON LOS LIBROS Y CONTRA LA COVID-19
Dice Milena López Pérez que no llegó por azar a estudiar Medicina, sino por elección. “Hay que esforzarse mucho, y me gratifica ver a un paciente con una sonrisa en su rostro”. Desde que ella y sus compañeros iniciaron la pesquisa en las comunidades, despertaba temprano cada día para dar su aporte en la cruzada por la salud colectiva.
“He podido apreciar la preparación que debe tener un país ante algo excepcional, como esta enfermedad que no se conocía. Cuba, por ejemplo, ha tocado bien de cerca a la población con el trabajo realizado, específicamente con las pesquisas. Eso demuestra que lo más importante no es una economía grande, sino la organización que debe tener una nación como la nuestra, de pocos recursos, pero bien organizada”, refiere la jovencita, cuyo curso escolar 2019-2020 se trastocó debido a la llegada del coronavirus a la Mayor de las Antillas.
Fue este “un período de crecimiento”, refiere María Elena Mawad Santos, rectora de la Universidad de Ciencias Médicas, y destaca la labor de los más de tres mil alumnos y los cerca de 400 profesores que asumieron el pesquisaje en las comunidades.
“Entregamos a la sociedad más de 800 nuevos graduados, y sus actos de egreso acontecieron en los municipios. Titulamos a 30 profesionales de otras nacionalidades, con lo cual ya suman mil 62.
“En el caso de los continuantes, nuestra promoción, tras cinco semanas de reinicio de la presencialidad, fue de 98,3 por ciento, a pesar de la atipicidad del momento. Ese resultado representa un gran esfuerzo del claustro y los familiares. Con la Covid-19, los procesos se han tenido que adecuar en pos de la organización y la salud”, concluyó.
Tampoco en la Universidad de Las Tunas hubo descanso, incluso en los meses de mayor azote del SARS-CoV-2. En diálogo con 26, Aurora Ramos de las Heras, rectora de la institución, explicó que, tras la suspensión de la rutina presencial, “los estudiantes se retiraron a sus hogares con las bibliografías, guías de estudio y tareas concretas que debían cumplir”. Mientras, los educadores continuaban la preparación de materiales docentes y aprovechaban para avanzar en sus investigaciones y en la elaboración de artículos científicos.
A esta etapa de formación desde casa se sumó la incorporación de parte de la membrecía de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) a la producción de alimentos, los destacamentos de apoyo popular, los centros de aislamiento, el procesamiento de información en puestos de mando de Salud y a la digitalización del Registro de Consumidores, entre otras labores.
Mención aparte merece la faena desarrollada en la sede Lenin, donde funcionó un centro de aislamiento y trabajadores de la entidad, de conjunto con personal sanitario y de apoyo, tuvieron un desempeño ejemplar. Fue una prueba de fuego y un canto a la vida. Y lo hicieron “sin llamar al mundo para que los viesen pasar”.
LA FEEM Y LA JUVENTUD POR CUBA
El pasado 6 de diciembre, Las Tunas celebró el medio siglo de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM). Una representación de los más de 14 mil 500 miembros que la integran festejó el onomástico, con la satisfacción de que por séptimo año consecutivo la provincia alcanzó la Condición de Destacada en el sector educacional. A ese logro contribuyeron las 41 medallas obtenidas en los certámenes de conocimientos de ese nivel, además de las preseas ganadas en el Concurso Iberoamericano de Física, y las justas centroamericanas de Informática y Matemática.
Celebrar aquí los 50 diciembres no respondió al azar, sino al resultado del trabajo de meses, en especial durante la pandemia, cuando más de 250 jóvenes se sumaron a las pesquisas como parte de la respuesta a la Covid-19 y todos, en general, debieron ponerle mayor empeño al estudio.
No pasó por alto, en este contexto, el Día del Estudiante, ocasión que se enalteció con testimonios como el de la joven Greter Castillo Téllez, quien cursa la carrera de Bioquímica y Biología Molecular, en la Universidad de La Habana. A Greter el nuevo coronavirus le cambió las dinámicas de su primer año académico. Para esa fecha del mes de noviembre, estudiaba desde casa y demostraba la resiliencia de nuestra juventud.
“Creo que se ha hecho un esfuerzo muy grande y considero que todo está marchando bastante bien. Se han utilizado varias vías para impartir los contenidos: WathsApp, correo, Telegram; también están empleando los Joven Club de Computación y Electrónica en el caso de quienes viven en lugares más intrincados.
“Los profesores con antelación nos envían las conferencias, las clases prácticas, nos dan un margen de tiempo que nos permita profundizar y prepararnos y luego poder demostrar esos conocimientos que hemos adquirido”, explicaba entonces, al detallar cómo se sostuvo el cierre de la etapa lectiva, a pesar de la distancia impuesta por la enfermedad.
En febrero, Greter, como el resto de los universitarios de Las Tunas y el país, debe iniciar el curso en el aula, allí, in situ. Con seguridad lo hará igual que lo hicieron los estudiantes y colectivos de las enseñanzas Técnica y Profesional, Artística, Pedagógica y Deportiva, que el pasado mes de noviembre empezaron el período académico 2020-2021: con la salud como la primera de las prioridades; con los libros, libretas y lápices cual compañeros en este transitar por el conocimiento.