escuela08Las Tunas.- La provincia de Las Tunas es básicamente agropecuaria y en nuestros suelos, por cierto, de muy mala calidad, se siembran los alimentos que consumimos los más de 537 mil habitantes del territorio y un poco más allá, pues también se envían a algunas zonas del país, como la capital cubana.

Eso, unido a la entrada de maquinarias de riego agrícola, cosechadoras, sembradoras y a otra tecnología moderna, obliga a consolidar la formación de profesionales en las especialidades que son afines a la atención de los cultivos varios y al manejo integral de los rebaños de diferentes especies, incluyendo las abejas.
Sin embargo, en la mayoría de las familias tuneras, ni siquiera se analiza la posibilidad de que los estudiantes aspiren a esas disciplinas. Todos pretendemos comer productos frescos y agradables al paladar; pero, pocos anhelan doblar la espalda en el surco, de sol a sol, o andar detrás de los animales.
Menos queremos que nuestros hijos, sobrinos y nietos sean los que vayan a las unidades productoras, porque ¡pobrecitos, no van a aguantar!, ¡él puede aspirar a otra cosa!, ¡ella al campo no va! En fin, ¡otra gente lo puede hacer!, piensan muchos adultos, y los muchachos, todavía con poca capacidad para decidir, hacen lo que dicen los mayores.
Mientras tanto, en ocasiones el campo está huérfano de talento, de sangre fresca, de ideas nuevas, de voluntades y de otras cosas, porque no todo se le puede dejar a los campesinos, a quienes hay que agradecer su experiencia transmitida entre generaciones, porque de sus manos sale más del 80 por ciento de la comida que se produce en el territorio.

escuela09Afortunadamente, los institutos politécnicos agropecuarios de la provincia tienen en el curso 2019-2020 una alta matrícula en las aulas de Agronomía, Zootecnia Veterinaria y Mecanización Agropecuaria, según el Departamento de Organización Escolar de la Enseñanza Técnico-Profesional.
Además, en las universidades de Las Tunas, Granma y Camagüey decenas de tuneros estudian Agronomía y Medicina Veterinaria, fundamentalmente.
Ahora el país necesita de esa fuerza laboral, que sea capaz de ir a los campos y a las empresas productoras de alimentos y que garantice, junto a los campesinos, la comida para el pueblo, los renglones exportables, y la sustitución de importaciones, porque es otra forma de ayudar a la economía de la nación.
Pero, se debe pensar más allá de este año o el próximo y ese ha sido tema de análisis en muchas ocasiones. Hay que trabajar con proyecciones para garantizar lo que necesitaremos dentro de una década, en la formación de los profesionales que impulsarán el futuro de la agricultura.
Es necesario promover la formación vocacional desde edades tempranas mediante los huertos escolares, el movimiento de círculos de interés, los organopónicos, los roles que desempeñan los niños en los círculos infantiles, y muchas otras maneras que estimulen a las nuevas generaciones a hacer un trabajo honrado, necesario y que resulta muy útil.
Hay aulas anexas en varias instituciones, como empresas, laboratorios y polos productivos, a la vez que los ministerios de Educación, Educación Superior y la Agricultura hacen lo suyo; pero, es vital que también las familias motiven a los estudiantes, porque solo unidos se hará producir la tierra hoy, mañana y en los tiempos venideros.

 

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