La ciudad parece ser no el destino, sino el paso obligado

Las Tunas.- Habitar en Las Tunas tiene algo de caminante. Siempre ha circulado el dicho de que esta es una ciudad de paso, que aquí se hacen las prudenciales escalas para el reabastecimiento. Dicen que este no es el destino, sino parte del rumbo que se lleva. No me atrevería a negarlo, demasiados amigos cercanos me dicen lo mismo: yo sigo, y eso usualmente significa camino, barco, o avión.

Pero al celebrar el aniversario de la fundación del pueblo, muchas cosas afloran, se le hace lugar a la memoria. Más allá de las fechas fundacionales y la precisión que exista en ellas, lo cierto es que el día que alguien puso la primera piedra para construir en esta tierra, no pensó que varios siglos después Las Tunas se convertiría en la comarca que sin grandes elocuencias, logra deslumbrar a algunos, y ser el destino de la admiración de otros.

Detalles hermosos de Las Tunas, actual Biblioteca Provincial

Tenemos gloria en cada detalle histórico, y ajustes de cuentas con los libros de la memoria. Nuestra ciudad fue quemada más veces que Bayamo, fue el primer hervidero de revolución independentista para la Guerra de 1868. Hay fortines convertidos en casas, leyendas más jugosas que en otros lugares de este país. Muchos rumores ponen misterio en caminar las calles, porque dicen que todavía existen los túneles subterráneos que conectaban el cuartel español con la Iglesia del parque. O que quizás en días precisos puedas ver entre la niebla, la batería de Calixto García asediando la villa.

Glorificar la ciudad consiste en tener a mano los recuerdos, revivirlos de una manera realista y verídica. Imaginar que cuando Vicente García atacó el pueblo en los inicios de la guerra, el margen del río Hórmigo fue el punto de partida, o que todavía el campanario suena cada una hora para alertar a los habitantes del implacable paso del tiempo.

Detalles hermosos de Las Tunas, casa del Mayor General Vicente García

Lo que pasa aquí es que la gente se aferra al áspero presente, en vez de generar sentido de pertenencia perdemos la esencia de nuestro rico pasado.

Los edificios que hoy callan vacíos son el reflejo de una gloria inaudita, historias de un aviador que se dedicaba a ser piruetas en el cielo con su avioneta privada, el enorme aljibe que existe aún debajo de la Asociación Hermanos Saíz o las enigmáticas siglas MB en el balcón de Radio Victoria.

Quizás celebrar a Las Tunas este 30 de septiembre sea mirarla con otros ojos, ojos que también nos ayuden a vislumbrar el futuro. Nuestra tierra no puede ser eternamente la ciudad de los peregrinos, hay que mirar al cielo y comenzar a construir hacia arriba. La intención no es tocar las nubes, es generar una vista, una perspectiva del paisaje que enamore.

La ciudad parece ser no el destino, sino el paso obligado

La ciudad parece ser no el destino, sino el paso obligado

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