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Las Tunas.- Se aprende mucho al conversar con el ingeniero José Pérez Moya. No por gusto es el responsable del Grupo Provincial de Gestión Documental y Archivos en la Delegación Territorial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) desde hace casi 20 años.

Le escucho decir, y tomo nota, que "documento es toda información reflejada en cualquier tipo de soporte", a la vez que destaca que se consideran más importantes en la medida en la que más audiovisuales sean; eso, dando por sentado que ofrecen una visión panorámica superior.

Me asegura que los cubanos parecemos tener incorporado en el ADN que los documentos pasivos (ya no se encuentran activos o en uso en las diversas dinámicas, pero son de consulta), cuando se acaba el año, pasan a un rincón generalmente lleno de telarañas, un exbaño, incluso, y se guardan allí durante un lustro para luego ir directo a Materia Prima, sin miramientos. No siempre debe ser así. Dentro de estos hay algunos que llevan otro tratamiento por la valía de su contenido y eso se viola, constante e impunemente, en no pocas ocasiones.

Tras una exhaustiva y valiosa explicación, Pérez Moya cae en el tópico que me llevó hasta él: "Los documentos generados de valor permanente histórico son la famosa Memoria Histórica de la que a veces hablamos, sin saber a ciencia cierta qué es". Y comienza entonces a desentrañar el enrevesado camino de su existencia y conservación.

A partir del año 2019, Cuba concreta una renovada política sobre la gestión documental y archivística, teniendo en cuenta a los nuevos actores económicos y sociales; vinculada con la necesidad de no seguir perdiendo legajos valiosos, más la intención de sensibilizar en ese sentido y de contrarrestar los intentos de tergiversar la historia nacional.

archivos1"Con el Decreto Ley 3 del 2020 y el Decreto 7, que es el reglamento que le acompaña, se dan pasos legales de relevancia para este proceso, que ya no es solo de conservación, sino también de difusión de la memoria histórica. Están, igualmente, las resoluciones 201 y 202 del Citma que dicen cómo conservarlos en dependencia del tipo de documento que sea (papel, audio, video…), más su digitalización", dice.

Insiste en que esas disposiciones no significan que antes tales temas no se regularan en el país; mas, indudablemente, la aprobación de mecanismos más enérgicos y la capacitación que ha llegado directamente a todos los organismos del territorio, hace que los directivos de las entidades estén obligados a preservar de una manera mucho más determinada.

"Se dio este año como 'de gracia' para que la gente conozca la ley y comience a trabajar, pero, a partir de enero, iniciarán las medidas, incluidas las administrativas a quienes incumplan. Pienso que ahora hay mayor conocimiento sobre qué es Memoria Histórica y cómo hacer para cuidarla y difundirla".

Subraya el experto que los ocho municipios tienen creadas, al menos nominalmente, sus comisiones para atender el cuidado y conservación de sus documentos; asevera que poseen las condiciones elementales para cumplir con los trabajos y que se atienden con sistematicidad.

"Hay una especie de campo intermedio ahí, que es la necesidad de un cambio de mentalidad y eso, está claro, resulta lo más difícil. No es un problema de Las Tunas, ni siquiera de Cuba, pasa en el mundo. Los directivos tienen ahora que aplicar lo establecido y darle la jerarquía que requiere este asunto".

                                        INSTITUCIONES: LA VERDAD PUERTAS ADENTRO

El hacinamiento es el principal problema que arrastra el Archivo Histórico Provincial. Su confortable edificación, en una posición envidiable de la ciudad, no basta ya para atesorar colecciones y realizar como es debido su restauración y conservación.

"Cuando vamos a procesar, distribuimos todo lo existente y para respetar orden y estructura nos volvemos locos, porque no tenemos espacio", asegura Arturo Acosta Figueroa, subdirector de la institución, aunque confirma luego que nada los detiene.

Y tiene razón. El 69 por ciento de los fondos digitalizados los ubican en un lugar cimero en el país entre los centros afines; destacan, entre otros aspectos, por ser los que más avanzan en esos trabajos en comparación con el volumen que atesoran.

Carlos Manuel Soler Falls, especialista principal de Conservación y Restauración allí, afirma que están pensando en el futuro porque mientras más se encamine la digitalización de la sociedad, será mayor el número de personas que puedan acceder a esos saberes; además, el proceso ayuda a que los documentos se manipulen menos.

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"La actividad fundamental es la conservación preventiva, pero también hacemos otras labores", explica.

"El papel es, dentro de los soportes que componen el patrimonio, el más susceptible por sus características, y prima aquí. Constituye un material orgánico, compuesto por celulosa y, por eso, temperatura, humedad e iluminación resultan elementos de constante vigilancia.

"Por otro lado, los recursos son muy caros y hay que saber valorar hasta dónde se puede llegar en cualquier intervención porque se corre el riesgo de hacer más daño que bien al documento y perder suministros que ayudarían de otra manera".

Más allá de ese recinto cultural, el panorama se complejiza en Las Tunas. Al escuchar a los conocedores, mi alma va hasta la sede del periódico 26. Y recuerdo la colección completa de nuestra publicación impresa y las goteras que caen sobre los folios en días de lluvia; y hace que el colectivo tenga que poner cajas, nailon y todo cuanto aparezca para protegerlos, a sabiendas de que necesitan mucho más.

No por gusto Elena Diego Parra, directora del órgano de prensa, está dedicando especial atención a este apartado. Ya se trabaja en las vías de digitalizar lo atesorado en los anaqueles y, aunque es cierto que el medio cuenta con los PDF de las ediciones de, al menos, la última década, ella insiste en la valía de ese inmenso caudal y aspira a brindar servicios al pueblo tunero. Proyectos recientes que 26 protagoniza, al ritmo de renovaciones presentes y futuras en su modelo de gestión editorial y económica, pueden ayudar mucho en ese camino. Mas no es suficiente.

En la Radio, María Esther Fernández, responsable de este campo, se siente feliz por la apertura de una sala de historia en Radio Victoria, en calle Colón 157; sin embargo, el paisaje no es mucho mejor más allá de eso y a pesar de ingentes esfuerzos.

"Las cintas con grabaciones añejas están en la fonoteca, junto a las que se utilizan habitualmente. No tenemos computadora, tampoco las condiciones adecuadas, ni un local siquiera para todo nuestro capital sonoro. Y en los municipios pinta peor".

La Televisión local anda por el estilo. Iliana Toirac, directora de TunasVisión, confirma que tampoco disponen de un espacio físico para estos asuntos y, que se les rompiera el equipo que concreta el cambio de tecnología, hace que ya no puedan digitalizar muchos audiovisuales catalogados como valiosos para la historia del terruño. A eso suma el hecho de que no cuentan con capacidad de almacenamiento.

Pero el "cuadro" no es mejor si hablamos del patrimonio azucarero y las valiosas arcas que quedaron en las bóvedas de los centrales, muchas a merced del tiempo. Asimismo, hay archivos relevantes para nuestra Memoria Histórica en las bibliotecas, los museos, la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), la Asociación Cubana de Limitados Físico-Motores (Aclifim), los gobiernos locales, las direcciones provinciales de Salud, Educación, Cultura, Deporte, Comercio y Vivienda… Unido a los de la Agricultura, Recursos Hidráulicos, Meteorología y los nuevos actores económicos.

Algunos están más conservados que otros, atestiguan los expertos, y dejan claro que no es realidad de época de crisis necesariamente, porque hay lastres que vienen acompañando desde hace mucho, mucho tiempo.

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                                                                        ¿Y ENTONCES…?

Varias veces este Periódico se ha hecho eco de libros botados en carretones y sabe de voces emblemáticas que ya no están en las arcas de la Radio porque las cintas, sencillamente, se deterioraron y las tiraron a un lado; eso, por poner apenas dos ejemplos de una verdad que es tan dura como evidente.

La Comisión Provincial de Memoria Histórica coordina los trabajos con las entidades para que el patrimonio no se pierda. Está al día el levantamiento anual de los inmuebles de archivo y locales especializados y especiales; junto a cómo se deben incluir en los presupuestos su conservación y los medios para laborar, entre los que no pueden faltar los necesarios de salud y protección establecidos para tales casos.

Las Tunas retomó este año la formación de Técnico de Nivel Medio en Gestión Documental y Archivos, que incluye un valioso componente práctico que acogen el Citma, la Empresa de Correos, el Archivo Histórico y otros centros vinculados con la actividad.

Esto último constituye una excelente noticia porque no suelen ser estables los trabajadores en dichas funciones y, por tanto, es difícil mantener sólida una estrategia de salvaguarda.

Sin embargo, a juicio de los entendidos, sigue siendo la sensibilidad el aspecto más vital. Eso, a pesar de que no existe siempre el dinero preciso para adquirir guantes, mascarillas, alistar sitios climatizados y todo lo que requiere actualmente la faena descrita.

Sirva este reportaje para llamar a eso: a la sensibilidad. Porque, si bien es cierto que desde enero las administraciones pueden ser sancionadas por no cuidar tan apreciado arsenal, también es real que lo punitivo no alcanza.

Tras cada pergamino añejo está lo que somos, de dónde venimos y cuánto nos ha costado llegar hasta aquí. No en vano fuentes egregias remarcan: "Lo más importante, después de la actividad humana, es la evidencia documental".

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