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Este domingo se celebra el Día del Teatro Cubano. 26 saluda la fecha con la entrevista a una incansable actriz de primer nivel

Las Tunas.- “Nací actriz”, así comenzó Elizabeth Borrero Batista sus confesiones delante del aforo. “De niña no me dejaban jugar con nadie y, en mi soledad, creé personajes propios para dialogar. Diseñaba atmósferas, que luego aprendí se llamaban escenografía, utilería... Daba vida a todo lo que me rodeaba; esos eran mis juegos. Parece que mi familia vio algún talento, porque cuando jugaba me decían: ‘Ya está Gina Cabrera con su artistaje’. Para mí eso era un elogio.

“En la escuela siempre declamaba, cantaba y actuaba en los matutinos y en cuanto acto se hacía. Más crecidita, por los años 80, me inserté como aficionada en la casa de cultura Tomasa Varona. Fui alumna del instructor Chanti y allí lo mismo cantaba que actuaba o bailaba. Desde entonces no recuerdo haber hecho otra cosa”.

elizabeth teatroAsí narra la actual directora del grupo Total Teatro sus inicios en el arte de las tablas. Hoy, con más de tres décadas de experiencia, rememora esos pasos que le llevaron a descubrir el mundo de sus sueños.

“Crecí con el deseo de ingresar al Instituto Superior de Arte (ISA), pero en ese tiempo era casi inalcanzable. Una vez fui a unas captaciones, mas iban dirigidas a la Teatrología y no era lo que quería. Después realicé pruebas de aptitud para la Escuela de Instructores del Yarey (Granma). En esos momentos estaba en danza con el profesor Víctor Quintana, pero me subí a la guagua y fui, para ese fin, junto a 20 muchachas de Las Tunas. Todas llevaban propuesta de obras y textos aprendidos menos yo, pero fui una de las tres que aprobó.

“Esa escuela la recuerdo con cariño. De allí salieron muchísimos profesionales que hoy son reconocidos en nuestro país. Teníamos profesores excelentes como Sarbelio Ávila, a quien le debo muchas cosas. Él, a pesar de su entonces juventud, nos inculcó conocimientos y valores. Me enseñó a creer que un grupo de teatro es una familia; por eso hoy lo veo así y lucho por ello”.

ARTE EN EL BALCÓN

Proyección escénica, dominio de los personajes, versatilidad, convencimiento..., eso y más signan las presentaciones de la también miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), y actual presidenta de la Filial de Artes Escénicas de esa organización. Su espíritu creativo no se detiene. La hemos visto entregarse en cuerpo y alma a la salita Blanca Becerra (sede de Total Teatro), sufrir cada una de sus heridas infraestructurales, defenderla. Sabe que el teatro nutre el interior.

“Mi entrada al Conjunto Dramático de Las Tunas fue un poco traumática. Casi al finalizar los estudios supe que, una vez egresados, nos circulaban por todo el país y no podíamos actuar. Eso no era lo que quería. Por eso vine para acá una semana antes de mi graduación. Entonces me presenté ante la directora del grupo (la mexicana Erika Mireles) y le expliqué mi problemática. Me dijo que tenía que probarme. Por varios días hizo preguntas. Me aceptó luego de responderle todo y ver mi desempeño práctico. Hablo del 9 de febrero de 1989.elizabet aactriz 2

“Comencé siendo su asistente de dirección, luego empecé a doblar personajes de obras en repertorio como Celia, de Una rosa con otro nombre. Pero mi génesis con un personaje propio ocurrió con la pieza Farsa y justicia del señor corregidor, en la que interpreto al peregrino. Pasado un corto tiempo obtuve mi título de Nivel Medio como Instructora de Teatro, en nuestro Centro de Superación. Años después me gradué de Nivel Medio de Actuación, con un plan de estudios igual al de la Escuela Nacional de Arte (ENA) y, por último, obtuve la licenciatura como instructora de arte”.

La actriz de primer nivel confiesa que no le gusta la fama. La mayor gratificación la encuentra en el cariño de la gente, que la sorprende en los lugares más insospechados. “Una vez estaba conversando con una dependienta de la tienda Casa Azul y se acerca un hombre con poca visión y me dice: ‘Disculpe, señorita, usted es Elizabeth Borrero’. Le digo: ‘La misma’. Y me dice: ‘No me pierdo el programa infantil Campanita de colores, de la Radio provincial’.

“En otra oportunidad conversaba en el cementerio con un trabajador y, de pronto, empezó a llamar personas. Cuando llegan cuatro empleados, le dice: ‘Ella es Campanita’. Y empezaron a decir cosas hermosas; tenía un club de fans”.

Es difícil resumir el amplio currículo de Borrero Batista. Varias son las puestas en escena e iniciativas en las que su nombre se ha hecho latente. “Tengo la satisfacción de haber trabajado en el elenco del programa Su propia guerra, filmado por la Televisión nacional. Asimismo, uno de los unipersonales que más alegrías me despertó es Mi hermana Visia, dirigido por Roberto Reyes.

“He participado en galas, espectáculos diversos, en dramatizados... En el caso de estos últimos, recuerdo con especial agrado los del tiempo fundacional de TunasVisión, con los que recibí algunos premios, incluso, a nivel nacional. También hice cine con Alejandro Lora. Y no puedo dejar de mencionar la labor con jóvenes sordos en la casa de cultura Tomasa Varona, con el grupo La voz del silencio. Uno de los trabajos más humanos que he realizado en mi vida".

Quien nunca ha dejado de hacer teatro, también se ha ocupado en transmitir conocimientos a otras generaciones, desde talleres para niños hasta encaminar a estudiantes que optan por la manifestación. Confiesa que le divierte la reacción del público cuando interpreta personajes masculinos. “Disfruto mucho escuchar al terminar la obra comentarios como: ‘Pero... es una mujer’”.

Con esa estampa bonita de mujer dulce y exigente a la vez, desanda las calles tuneras, tras el sueño de que, un día no muy lejano, la salita Blanca Becerra muestre el confort que necesita. “No dejaré de luchar por darle un mejor hogar a tanto talento reunido aquí. El teatro nos hace mejores”.

 

 

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